36. Dos Solitarios

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Estar entre los brazos de Ryeowook era sumamente tranquilizante, el olor de su cuerpo me proporcionaba estabilidad. Sus manos acariciando mi cabello dulcemente, su aliento suave en mi oído diciendo "todo estará bien, llora... llora todo lo que quieras". Soy una egoísta y lo sé, porque aunque quiera ignorarlo estoy consciente de su amor.

En otras circunstancias aventaría todo y me refugiaría en él, no se lo merece, alguien tan maravilloso y cálido. Kyuhyun cree no distingo más allá de mi nariz, jura no he visto sus cualidades. Tendría que ser una imbécil para no saberlo y una hija de la chingada para aprovecharme de ello.

He vivido constantemente al lado de los "chicos malos", son "mi línea". Respeto a los hombres buenos como él, siento que no merezco una persona así, menos después de haber sido tan liberal con Kangin y Siwon... y con... ¡Mierda! ahora sí estoy segura algo pasó entre nosotros, lo recuerde o no. Mi vestido estaba roto del cierre y tengo un evidente chupetón en un pecho ¡No quiero pensar la circunstancia en que fué hecho! no existe justificación alguna buena o mala.

Dejarlo ir no fué tan fácil como pensé, me dolía el alma, el corazón, el cuerpo entero... la conciencia si es que tenía una... era como tener veneno en el cuerpo y una inminente necesidad de sacarlo a como diera lugar. Esa sensación de anestesia que no te permite saber qué sientes, ya que todas tus emociones se encuentran enredadas entre sí, ríes de dolor, lloras entre carcajadas, quieres romperte las venas para dejar de sufrir, solo quieres que deje de doler.

Aquí, en sus brazos, siento paz, mi soledad se diluye y puedo sonreír. Ha estado a mi lado sin pedir pagos, sin exigir absolutamente nada y me siento tan miserable por no estar a su altura emocional... después de todos mis fallos, mis defectos y mis culpas mal sanadas aún así está aquí, como una roca deteniendo el vendaval. Kyuhyun se equivoca, sé perfectamente lo que él vale.

- Soo... necesitas comer algo... vamos al departamento

Ni siquiera puedo refutar lo que me pide, no le discuto sus argumentos ni sus actos. Simplemente sonrío, porque él me hace sentir feliz, su mirada dulce, su risa de niño, me toma por los hombros y así, empujándome por la calle, caminamos hacia nuestro destino. No me importa si es un ramen instantáneo o un simple sandwich, cuando nuestras soledades se unen, podemos sonreír.

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La noche fué endemoniadamente larga, me perdí en demasiadas divagaciones y chaquetas mentales. Sólo había dos caminos, hablar directamente o seducirla para tenerla en mi cama, ya el tiempo diría qué hacer. A veces me sorprende lo cínico de mis actos, ni siquiera estoy dudando de su respuesta, no me pasa por la cabeza un rechazo.

Después de todo, Siwon nos dejó a ambos y ninguno va a poder recuperar absolutamente nada ¿Por qué no divertirnos en el proceso de sanación? al final, si es cierto que el amor se evapora más vale disfrutar la carnalidad. No sé por qué soy tan cínico respecto a ella, quizá es por su madurez. No voy a hablar de amor, mis sentimientos son fuertes, me nublan la cabeza y aunque he dicho que la amo, no estoy cien por cien seguro que sea así. Quiero averigüarlo y si en el camino podemos compartir la cama y una que otra perversión, pues que así sea.

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Donghae miraba detenidamente la escena como un simple espectador. Por la calle venían Wookie y Soo admirando el cielo, sonreían. Ryeonggu señalaba las estrellas y ella fijaba la vista maravillada, abriendo la boca en adorables pucheros acompañados de francas risas. Sus ojos se topaban de vez en vez, en los de él, un brillo que le llenaba el corazón, en los de ella, paz. No entendía por qué eran tan ciegos y rogaba a Dios porque abrieran los ojos de tal forma que entendieran sus caminos estaban destinados, para él estaba tan claro como el fondo de un manantial ¿Qué les hacía falta entonces?

La Maestra de EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora