La cabeza me dolía horrores y sentía claramente cómo el cuerpo se me partía en doce. Cualquier movimiento hacía que me doblara del dolor, no quería ni respirar, mucho menos verla. Nunca he sido rencoroso, pero en ese justo instante su presencia me dolía más que la enfermedad misma. Influenza, tenía la maldita influenza. Debería retrasar mis planes cerca de un mes ¿Qué tan jodido se puede estar? nunca he dicho groserías y ahora me están fluyendo como grifo abierto, estoy tan cansado, tan harto, tan dolido... tan todo.
- ¿Te sientes mejor?
Leeteuk entró a la habitación con un cubrebocas doble puesto y unos guantes. Obviamente después de la operación de su vesícula, lo que menos deseaba era volver a los hospitales como cliente y mi mal no era para menospreciarse.
- Me siento tan miserable como me veo...
Tenía el suero en una de mis palmas, dolía como el diablo. El sudor pegajoso corriendo por mi rostro me daba escozor y sentía la boca reseca.
- Dicen que en una semana podremos llevarte a casa, quizá en menos tiempo... pero tendremos que mantenerte en un aislamiento prolongado...
- Lo sé - dije sin muchas ganas - esto es una joda
JungSoo abrió los ojos como platos y la boca sin soltar sonido alguno, pocas veces había escuchado que profiriera insultos.
- Debes estar muy enfadado para haber dicho una grosería
- No sabes cuánto - dije cerrando los ojos e inspirando fuerte
Aguzé el oído esperando que ella apareciera, ni siquiera se presentó. Dolía. Era tan poca cosa para ella aún en ese estado, si fuera ese idiota seguramente estaría aquí lloriqueando como si fuera a morirse, pero ya que era yo, ni siquiera estaba preocupada por verme.
- Soo está afuera, sólo no han dejado que entre - dijo Teuk con una sonrisa leve - dicen que no podemos estar muchos aquí, difícilmente he podido entrar yo, están muy estrictos
Parecía que JongSoo había adivinado mis pensamientos, como la buena omma Pato que es cuidando a sus polluelitos. La sonrisa irónica que me dedicó hizo supusiera, el rostro me había cambiado de inmediato al escucharlo. Simplemente asentí, cerré los ojos y musité un «quiero dormir» que se perdió en la nada.
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Una semana después, la puerta se abrió para dejar paso a Heechul que venía con Hyuk detrás, ambos intentaron animarme y casi lo logran si no fuera porque en ese justo momento, la dueña de mis pesadillas cruzó el umbral con un hermoso vestido amarillo, unas zapatillas blancas y el cabello ondeando... por un momento pensé que era efecto del medicamento y estaba alucinando, hasta que entre todo el barullo presente, escuché su voz
- Hoy te irás a casa... estarás aislado pero no te dejaremos solo, me han dado unas semanas en SM para cuidarte, Shindong dijo que era lo más prudente, que estuvieras a cargo de alguien conocido... espero no te moleste
No sé qué cara habré puesto, ya que su rostro reflejaba mucha pena al decir lo último. El corazón me latía emocionado ¿Molestarme? ¡Obvio no lo estaba! la tendría para mí unos cuantos días, era tan patético que con eso me conformaba.
- Ryeonggu... ¿Estás bien? - la voz de Hee me sacó de todo
- S-s-si... sólo... no me esperaba esto... el medicamento no me deja pensar bien, no lo tomes personal Soo.
Me regaló una sonrisa tranquila, noté que crispaba sus dedos nerviosamente y se mordía levemente el labio ¿De verdad lo hacía porque quería o es que no le habían dejado otra salida? decidí ignorarlo y aprovechar ese breve instante de felicidad que la vida me regalaba, al menos habría una cosa buena entre toda la mierda que últimamente caía encima de mí.
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La Maestra de Español
Hayran KurguPROHIBIDO ADAPTAR COPIAR O MODIFICAR SIN PERMISO DE LA AUTORA. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Ella entró en sus vidas de imprevisto, de la misma manera que dió alegría se convirtió en un dolor enorme. Una historia diferente, con una protagonista inu...