- Sabes Soo... me gustaría preguntarte algo?
- Dime Teukie
- He observado que sueles comer mucho y ofreces alimentos para todo ¿Es siempre así en Latinoamérica?
Su carcajada retumbó por toda la cocina, incluso Koongie asomó la cabeza desde su rincón levantando un poco las orejas, asombrada por su sonoridad. Levantó la nariz, buscando ese olor que de poco en poco se volvía familiar, olisqueó detenidamente y con mucha timidez se acercó prudentemente hasta sus piernas, dispuesta a cualquier cosa.
- ¡Ah! ¡Koongie! ¡Ven acá pequeña! - dijo al tiempo que la levantaba en el aire y ella pataleaba juguetonamente
Para gran sorpresa mía, Koongie no la mordió, mucho menos le gruñó, comenzó a mover la colita en señal de evidente alegría y en cuanto la tuvo más cerca, comenzó a lamer sus mejillas con cariño, como si fuesen grandes conocidas.
Con mucho cuidado la acercaba a su rostro y comenzó a darle muchos besos mientras le hablaba de forma cariñosa, ponía nariz contra nariz diciendo en español "¡Me encontré una nariz! ¡Mira! ¡Sí, es una nariz negra y bonita!"
Koongie estaba encantada y yo sorprendido. Nunca la había visto ser tan amable con un extraño. He escuchado que los animales son el mejor referente para medir la cualidad de un ser humano, suelen saber por el olor si son buenas personas o si de preferencia, te alejas de ellos mil kilómetros a la redonda o más.
Soo me inspiraba confianza. En palabras de Yesung, se diría que hemos pasado por otras vidas juntos, estábamos destinados a reencontrarnos de una u otra forma, la pregunta era ¿Para qué? en esta vida y en otras, todas las personas tienen un propósito ¿Sería ella quien me daría una lección a mí o sería yo quien debiera ayudarla?
Puso a Koongie en el suelo y ella guió juguetonamente para que la correteara, cosa que Soo hizo sin pensar mucho... en dos segundos estaban sobre mi preciosa alfombra desabaratándola y tirando los cojines del sofá para después perderse entre las habitaciones de la casa. Curiosamente, no pude enojarme con ninguna de las dos, no sentí ira, lo único que pude hacer fué carcajearme hasta que el estómago me dolió.
Cuando terminaron de voltear la casa patas arriba, Soo traía en brazos a Koongie, quien me miraba como preguntando si no estaba enojado con ellas.
- ¿Dónde aprendiste a cocinar líder?
- Desde que vivía con los chicos, era necesario si queríamos sobrevivir. Con el tiempo tomé cursos para mi programa de televisión. ¿Y tú?
- Por mi abuela - dijo mientras acariciaba las orejas de Koongie - mis padres trabajaban, así que las tardes las pasaba con ella. Vivía en una casa rentada con un enorme árbol al centro, no había nada para jugar así que para entretenerme, me pasaba el día limpiado frijoles, arroz y cuando tuve la edad suficiente, aprendí a cocinar mientras escuchaba sus historias.
- Eso es lindo. No tengo muchos recuerdos así, eres afortunada.
- Lo sé - dijo mientras sonreía a Koongie y le daba un beso en la nariz - a mí me enseñaron que la hora de la comida es el momento en que compartes todo, cómo te fué en el día, las cosas de la escuela y el trabajo, es el momento cuando la familia se reúne y habla, se reencuentra... no sé si todo México sea igual, pero al menos para nosotros ofrecerte de comer es igual a recibirte en la familia.
- En Corea, la comida es para sanar el cuerpo y por lo tanto, el alma también. De cierta forma también ofrecemos amor, ya que uno sólo se preocupa por aquellos a quienes ama.Ahora entiendo por qué para todo ofreces de comer y por qué te es más fácil abrirte mientras tienes un platillo enfrente.
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La Maestra de Español
FanficPROHIBIDO ADAPTAR COPIAR O MODIFICAR SIN PERMISO DE LA AUTORA. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Ella entró en sus vidas de imprevisto, de la misma manera que dió alegría se convirtió en un dolor enorme. Una historia diferente, con una protagonista inu...