75. Dejando el corazón (parte dos)

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Los dedos le temblaban, todo el cuerpo se le estremecía. La luz de la luna se filtraba tenue y su único pensamiento era no romperse en mil... otra vez.

«No sé cómo empezar... quiero decirte tantas cosas y no encuentro las palabras. Cuando sabes que el tiempo se ha acabado piensas mil y un situaciones, quisieras echarlas hacia atrás, mejorarlas, apresarlas nuevamente, vivirlas una y otra vez... jamás olvidarlas...

Siempre fuí testaruda, todo haciéndolo siempre al revés. Perdóname por haber entrado a destiempo en tu vida, por arruinarla de alguna manera, por atreverme a tomar entre las manos algo que no me pertenecía: tu corazón.

En esta vida siempre serás mi único amor, el más grande y hermoso que pude conocer. Cuando estuve rota, podrida hasta los huesos, te atreviste a avanzar. Tomaste entre las manos todos esos añicos y los uniste uno a uno, yo había tumbado un castillo y tú reconstruiste un hogar, el sitio donde podía ser yo misma, donde podía recargarme en tu pecho, perderme entre tus labios y conocer el amor verdadero.

Esa noche, cuando miré tus ojos llenos de decepción, algo dentro de mí murió. Algo que nunca pude recuperar, ni siquiera con el nacimiento de nuestra hija, porque sí Wook... Akbal es tu hija. Tiene tu misma testarudez, el mismo perfil de nariz pequeña y altiva, tu lengua afilada, tu oído perfecto y una voz maravillosa, es inteligente, vivaz... nunca podré perdonarme los años que has pasado lejos de ella... fuí egoísta y lo sé... sin embargo, la tendrás hasta el final de tus días, la mirarás crecer, casarse, tener hijos... algo que yo no podré... la llevarás de la mano a la escuela, estarás presente en sus logros, la consolarás cuando fracase y sienta que el mundo se viene encima... estarás ahí por los dos...

En algún momento dudé si era hija tuya o de Heechul, rogué a Dios que no fuera de Siwon. Pero ahora lo sé... sé que esa pequeña es parte tuya y mía... es el resultado del amor que nos tuvimos... ése que jamás murió a pesar de la distancia, del tiempo, de los sinsabores y las tristezas... porque seguí amándote con todas las fuerzas de mi alma... quise volver ¡No sabes cuántas veces estuve a punto de decirle sí a JoongSo, a Hae!... me detenía la vergüenza... ¿Cómo podría darte la cara después de lo sucedido?... podías perdonar todo menos la mentira, me lo repitieron hasta el cansancio y justo eso fué lo que nos separó: una mentira, la peor de todas... una que nunca pude borrarme de la piel... una que me dolerá hasta el último momento de mi vida...

No podía seguir arruinándote la existencia. Tu carrera, tu vida tal y como la conocías, la de los demás chicos... JoongSo me dió una oportunidad maravillosa y yo le pagué de la forma más ingrata posible: destruyendo al grupo, partiéndolo por la mitad, rompiendo en segundos lo que tardó años en formarse... no Blue, no podía volver... nunca habrías creído que esa niña es tuya, la mirarías con recelo y ella sufriría un desamor inmerecido... al menos hoy, a lo largo de los años y de mi silencio, el corazón te dirá que es tuya... lo sé... «

Wook detuvo la lectura, las lágrimas le rebasaban la vista, el corazón se le agitaba sin compasión, aguantaba el llanto para no despertar a Akbal, que dormía tranquila, ajena al dolor de su padre. Miró nuevamente el corcho lleno de fotografías, la ira comenzó a subir por su pecho, ese enojo contenido por años de silencio y abandono... ese mismo sentimiento que le invadió la noche que la vió desnudándose para Siwon, dejando que tomara su cuerpo... la misma que rompió todos sus planes en un aeropuerto vacío... ésa que le quitó todo buen sentimiento impidiéndole vivir... estaba fluyendo a mares, desbordándose... quería gritar, aullar, romperse en mil de una vez.

Y recordó... recordó aquella noche en el hotel despúes del concierto. Sintió su aliento recorriendole el cuello, escuchó su voz diciéndole «te amo» en medio de la oscuridad, nuevamente podía sentir sus dedos acariciando su rostro, sus labios entreabiertos, húmedos y con olor a menta fresca. El olor a pera y cítricos que impregnaba siempre su piel... recordó sus risas ahogadas de madrugada, entre besos y mordidas suaves, eróticas que le invitaban a no abandonar su cuerpo... recordó esa bata roja transparente cubriendo indecorosamente sus pecaminosas curvas, la misma que rompió aquella noche, cuando supo que no volvería... llegó a su mente las camisetas de Snoopy que tenían a juego... se ahogaba, no sabía si reír, llorar o destruir esas letras entre sus manos... volvió a sentir el vacío y la desesperación al abrir los ojos y no verla a su lado... la misma incertidumbre cuando corrió como loco para intentar alcanzarla...

- Maldita sea Soo... tú sí sabes cómo desmadrarme en segundos... y ni siquiera estarás aquí para reconstruirme...

«Sé que me odiarás siempre, aún y con el amor que me tuviste alguna vez una parte de tí me detestará hasta el final... lo merezco...

Todos y cada uno de los días que estuve lejos, una parte de mí se moría poco a poco. En esta vida eres mi gran amor, la persona que me hizo amarme como soy, aún y con mis peores defectos. Antes de tí no tenía nada, era un odre vacío, sin uso... eres mi cielo y mi infierno... si tuviera la oportunidad de echar el tiempo atrás solo para volver a vivir un momento a tu lado, vendería mi alma por ello...

Olvídame... no quiero seguir siendo una carga para tí. Vuelve a abrir tu corazón. Te dañé inmensamente y me iré con esa culpa, sin haberte dado la cara y enfrentado mis malos actos, no hay perdón para eso...

Ama a nuestra hija como yo ya no podré, por ella valdrá la pena cualquier lágrima que derrames por mi causa al final... es lo único bueno que puedo dejarte... protégela, no la abandones nunca así sea igual de estúpida que su madre... te amo cariño... estás en mi corazón para siempre... quiero recordarte como aquel chico de sonrisa socarrona, de risa estruendosa y corazón noble... tengo que partir ya...

Me llevo esos días en que veíamos televisión sentados en el sofá, cuando podía acurrucarme entre tus brazos y escuchar latir tu corazón... me llevo todos y cada uno de tus besos, en mi frente, en mis manos, ésos que me hacían gemir bajo tu cuerpo y entre tus piernas, los que me llevaban al cielo y al inicio del cosmos... me llevo tus manos apretando las mías en un día de frío... tus ojos traviesos y tu sonrisa provocativa que estremecía mi piel... me llevo tu aliento sobre mi mejilla junto a un beso que sabía a dulzura... me llevo las ganas de vivir una vida entera a tu lado... me llevo tres noches tatuadas en la piel, la marca de tus besos con una promesa de «para siempre»... me llevo esa luna que brillaba la noche que nos conocimos, la misma que atestigüo un «sí quiero»... me llevo todo lo que puedo abarcar en ese corto tiempo de vida que pudimos compartir, no dejo nada más que nuestra preciosa hija... y un perdóname tardío y sin sentido...

No voltees hacia atrás más que para conocer el pasado de Azul. Borra el dolor, respira, ama...

Te amé como a nadie, te llevo tatuado en todo mi ser... se acabó mi tiempo, lo siento mucho... te amo... te amo...»

Las lágrimas borrarron las letras. Afuera comenzaba a brillar el nuevo día, para él solo había sombras y soledad. El amor de su vida no volvería jamás, no habría un «quizás» un «cuando la encuentre» todo se había esfumado en dolorosos segundos. 

La Maestra de EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora