Capítulo 51

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Lauren PDV

Dos semanas habían pasado desde que Camila, mi pequeño y hermoso ángel había enfrentado al demonio del señor Hussey. Dos semanas desde que él le daba vueltas y más vueltas al asunto y hasta ahora no había aceptado firmar el divorcio con la condición de que solo lo haría cuando Camila le devolviera los códigos de acceso a sus cuentas en el extranjero, algo que Camila no estaba negada hacer para que todo esto terminara de una vez por todas, ella quería, pero no podía.

Ally y Will le habían pedido que esperara hasta que la auditoría de la empresa y de las sedes Hussey Technologies culminara porque como todos sabíamos ese dinero era sucio y había una mínima posibilidad de que le correspondiera legalmente al señor Hussey, pero él se mantenía firme juraba que ese dinero era suyo y se lo había ganado por su propio mérito.
Además, como él nunca ha sido un hombre tonto ha dicho que mientras siga legalmente casado con Camila le corresponde el 50% de todos los bienes. Así que como dice Ally, es mejor esperar y ser pacientes a que el señor Hussey termine con ese dinero en sus manos y desaparezca sin pagar por sus fechorías.

Por otra parte, los abogados de Matthew Hussey, sin ninguna vergüenza, habían pedido se levantará la orden de aprehensión que acusaba a su cliente, con la estúpida excusa de que las evidencias no eran suficientes para llegar a un juzgado. Nadie entendía que más prueba querían si todo lo que sabíamos estaba respaldado con decenas de documentos que el investigador privado nos había dado. El señor Hussey no tenía como salir libre de los cargos, lo único que nos queda pensar es que el y sus abogados necesitan tiempo, pero ¿tiempo para qué?

- ¡Alto Madame, alto! - ¡Diablos!, por un momento me he desconcentrado y he olvidado que estoy en un acto con mi sumiso.

- Amm... si claro - deje la cera caliente a un lado y me dedique a desatar al señor Jones de muñecas y tobillos. - En su vestidor encontrara un ungüento que puede usar para que no le ardan las quemaduras por la cera.

-Gracias Madame. - salió de la habitación del placer con dirección a su vestidor mientras yo me puse mi bata de seda negra y me dirigí a la barra de bebidas donde me serví un poco de Whisky el cual tomé de un solo trago. - Vamos Lauren, no puedes estar pensando en tus problemas con los clientes. - me regañe a mí misma.

Unos minutos después mi cliente salió de su armario y me acompaño con otro trago, algo que sin problema permitía siempre y cuando aún estuviera dentro de su tiempo. Muchas veces los actos eran muy largos y cansados, varios clientes aprovechaban hasta el último minuto de las tres horas que marcaba el contrato de sumisión, otros eran un poco apresurados con llegar al clímax que en una hora ya iban de regreso a sus hogares con sus esposas, como el señor Jones.

-Seria para mí un gusto compartir otra copa con usted Madame, pero debo retirarme. - dijo colocándose su saco e hizo un pequeño gesto de dolor.

- ¿Se unto el ungüento que le mencione? - me siento un poco culpable, creo que esta vez me sobrepase con lo caliente de la cera. - ¿Le duele?

- ¡Oh no, no!, para nada Madame, créame que es muy... satisfactoria esta sensación. Muchas gracias por esta noche. - se acomodó el poco cabello que aún mantiene y camino hasta el ascensor.

- El placer es siempre mío señor Jones. - llame el ascensor el cual de inmediato abrió sus puertas y una vez dentro de él autorice que bajara.

Mire por la pantalla donde aparecen las imágenes de las cámaras de seguridad con las que cuento. Siempre me interese por mi seguridad y la de Madame, pero desde que Camila está conmigo he sido mucho más cuidadosa que antes. Tome el teléfono para llamar a uno de mis guardias de seguridad.

- ¡Big Rob! - lo podía ver por una de las cámaras. Es un hombre muy alto, corpulento, de tez morena oscura y una calva reluciente. Su nombre es Robert, pero siempre me ha pedido llamarle Big Rob.

 Dominante (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora