Maldición Onírica -Elige tu propia aventura-

Renacimiento [1]

Recuperas la consciencia súbitamente. Casi de manera instintiva, y todavía sin abrir los ojos, comienzas a darle vueltas a lo que acaba de suceder. Tu casa destruida, tus recuerdos, la... ¿bestia? Recuerdas lo que hiciste. Era lo correcto, ¿verdad? y sin embargo, ¿por qué te sientes tan mal?

De pronto se te viene a la cabeza la imagen de todo el mundo que, a lo largo de tu vida, te ha dicho cómo tienes que actuar para sentirte bien. "Carrie, si quieres ser feliz, tienes que hacer el bien a los demás". "Tienes que hacerlo así, es lo correcto". Ríes amargamente. Piensas: "¿Esto es lo que queríais?"... No sabes cuánto tiempo ha pasado. Aún divagas en tus pensamientos. Aún con los cerrados.

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Después de tanto tiempo, comienzas a darte cuenta de que no sabes qué ha sido de ti. Supones que aún sigues en la casa destruida pero, por algún motivo, notas como si la esencia de todo hubiera cambiado, ¿era el lugar el que estaba cambiando o eras tú? Y más importante aún, ¿quién estaba cambiando a quién? ¿Tiene sentido eso que acabas de pensar? ¿Tiene sentido lo que acaba de ocurrir?

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Notas otro despertar, de pronto acabas de tener consciencia de tu cuerpo, ¿dónde había estado? ¿Se había ido? ¿Era...? ¿El mismo de siempre?

Te das cuenta de que estás tumbada en posición fetal, con la cabeza protegida entre brazos y piernas, a salvo.

Notas el abrazo de una extraña sensación: un día de verano con amigos..., es agradable... tu serie de televisión favorita..., sonríes... el nuevo libro que tanto tiempo has estado esperando..., se te escapa una lágrima de alegría pura...una cena de Navidad con toda la familia... todo se para.

La sensación que te abrazaba ahora lo hace de forma más fría, ya no abraza con gusto, "lo hace por deber" piensas "lo hace por inercia"...

Tus pensamientos se tiñen de dolor, como si hubieras empezado a ver el mundo a través de un filtro azul y frío. El sentimiento agradable se mantiene, pero comienza a contagiarse por nuevas sensaciones: decepcionar a un amigo... ser incapaz de cumplir expectativas... dudar de todas tus acciones... en definitiva, ser incapaz de hacer nada bien, ser inservible, inútil...

De pronto te das cuenta del poco tiempo que te ha hecho falta para destruir tu felicidad, en el poco tiempo que te hace falta para estropearlo todo... siempre. "Enhorabuena Carrie, al menos eres buena en algo"...

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La extraña sensación sigue abrazándote aún cuando el tiempo ha ido pasando, pero ya solo intentas ignorarla, tú misma sabes que eres horrible, no necesitas ningún ente que te lo recuerde. Piensas en todas las personas que conoces, ¿ellas pensarán igual de ti que tú? ¿Acaso no deberían hacerlo? ¿No sería mejor que todos se dieran cuenta de cómo eres realmente?

Te quedarías sola, sí, pero ¿no es acaso lo que te mereces?

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El tiempo pasa, ya eres totalmente incapaz de reconocer cuantas horas llevas ahí tumbada, inmóvil. Tampoco te interesa saberlo. Los pensamientos han ido involucionando con el tiempo y ahora solo eres capaz de pensar en una cosa: el monstruo. No la bestia aquella que acababas de asesinar, si no aquella a la que no eras capaz de enfrentarte. El verdadero monstruo de tu historia. La verdadera Carrie Gardner.

Ya no puedes contenerte más; lloras desconsoladamente. No te gusta el rumbo que está tomando tu subconsciente, planteando cuestiones que nunca quisiste responder.

Desgraciadamente has comprendido que tienes miedo. Miedo de lo que puedes ser: miedo de lo que podrías llegar a hacerte y, más importante, de lo que podrías llegar a hacerle a alguien... Temes que se confirmen tus sospechas y, efectivamente, seas como siempre creíste y negaste ser. Temes que la gente que te importa te vea con los mismos ojos desde los que, como si de un espejo roto se tratase, te ves a ti misma.

Sabes que esto no puede seguir así, necesitas zanjar todo este asunto, pero... ¿es eso siquiera posible para alguien como tú?

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Soy un monstruo. Avanza a Renacimiento [2]

He sido un monstruo. Avanza a Renacimiento [3]  

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