Abres los ojos, lentamente. No sabes dónde estás, ni siquiera tienes la sensación de... ¿estar? Solo sientes la sensación de estar bajando interminablemente, poco a poco, en un lento ascensor de energía pura, abstracto. Por un momento todo cambia, parece que empiezas a elevarte, también muy lentamente, ¿es eso posible? ¿Se puede estar subiendo y bajando a la vez? Menuda tontería, físicamente no pero, ¿y emocionalmente?
No puede moverte, no sabes cómo vas a salir de allí, pero por algún motivo, eso no te importa. Estás tranquila. Por primera vez en mucho tiempo, simplemente estás, sin preocupaciones, sin sufrimiento, sin dolor... bien.
Piensas en tu canción favorita y parece que la música aparece, envolviéndote, tranquilizándote, relajando... Podrías acostumbrarte a eso, a caer mientras subes y a elevarte mientras recaes, sin nada más. Nada.
-Esto no está bien- dice una voz dentro de tu cabeza.
De pronto todo se derrumba, la música desaparece, notas como empiezas a caer cada vez más rápidamente, hacia el vacío.
-No- dices con convicción. -No, otra vez no. ¡Déjame en paz! Ya he tenido suficiente, ¡déjame disfrutar un rato!
-Carrie, no lo entiendes- contesta la voz de tu cabeza. -¿No lo ves? Algo falla aquí.
-Nada falla, todo está tranquilo. ¿Por qué no puede ser así? ¡Deja de molestarme y vete por ahí un rato! La inmensidad esta es demasiado grande para las dos, hazme un favor y vete por ahí, donde no molestes.
Discutiendo con tu propia cabeza, definitivamente ya has entrado en el punto de no retorno.
-Puedo dejarte en paz, pero volverías a llamarme. Sabes que algo no va bien aquí.
Ojalá no tuviera razón, pero, como bien te dices a ti misma, muy interiormente sabes que no puede ser tan fácil, lograr la tranquilidad tiene que ser más complicado que eso, visto como van las cosas, tendría que requerir alguna clase de esfuerzo.
-¿Por qué siempre trato de sabotearme?- te preguntas a ti misma.
-Es totalmente normal, Carrie, estás cambiando muchas cosas, pero la mayoría, las más importantes, necesitan tiempo. No vas a ver resultados inmediatos, es algo en lo que hay que trabajar a consciencia diariamente.
-Nunca podría conseguirlo- dices totalmente segura. -Acabaría por intentar boicotearme. Es lo que hago siempre que estoy a punto de alcanzar, ¿la felicidad? No sé, es esta sensación extraña de que no me la merezco, de alguna manera, me siento mejor cuando las cosas me van mal. Como en armonía con lo que debería ser, ¿sabes?
No sabes qué haces abriéndote tu corazón a ti misma, pero estás tan cansada de guardarte las cosas, que ya que más da. De perdidos al río, ¿no?
-¿Por qué estar mal iba a significar estar en armonía? ¿Qué sentido tiene eso?
-Porque así ha sido, porque así es, porque así ser- contestas apenada. -Hay cosas que simplemente tienen que ser así. Cuando las cosas me van mal, todo parece ir mejor. Sentirte mal... es como una especie de droga. Sabes que es malo, pero no puedes evitar engancharte.
-Carrie. Sabes que no estás bien, ¿verdad?
-Sí- admites tristemente, por fin, después de tanto tiempo. -Lo sé muy bien. Es este cúmulo de preocupaciones y cosas, no sentirme querida por la gente, por mí; pensar que todo se desvanece y todo se va. Que los momentos buenos no son más que esporádicos y que, en algún momento se van a ir, y ya no va a haber más, nunca.
-No tiene por qué ser así, ¿sabes? Si no estás cómoda con algo, puedes cambiarlo. Si no estás a gusto con algo, puedes decirlo, puedes quejarte, no tienes por qué vivir cosas que te hagan sufrir solo por hacer felices a otros y que se queden a tu lado. Los momentos buenos no son eso.
-Pero es lo que sé hacer. Todo por los demás, aunque no quiera hacerlo. Nada por mí, aunque quiera. Es como que no me lo merezco, que, simplemente, no tiene que ser así.
-Carrie, eso no puede ser. Hay veces que, simplemente, tienes que dejar ir muchas cosas. No tienes por qué estar reteniendo todo, puedes liberarte de un gran peso: situaciones que no quieres vivir, personas que no te tratan como te mereces, que te hacen sentir mal, inferior. Todas esas cosas no hay necesidad para mantenerlas, puedes soltarlas.
-Ya...
-Y no es malo, Carrie. Si no te merecen, no tienes por qué quedarte con todo eso. No vas a ser peor persona, no tienes por qué preocuparte por nada.
Asientes. Sin nada que querer decir.
Sientes como si algo dentro de ti se hubiera ido. La "otra" Carrie, crees que acaba de desaparecer. ¿A dónde habrá ido? ¿Qué espera que hagas?
Sea como sea, ahora que se ha ido, sientes como la tranquilidad vuelve, la música ha vuelto a encenderse, y, estés donde estés, has dejado de caer: vuelves a elevarte y descender rítmicamente.
Sin embargo, pese a que todas las buenas sensaciones han vuelto, sientes como una mala sigue allí. La duda, la certeza de que la otra Carrie tenía razón. La certeza de que no puedes quedarte allí, tienes que avanzar. Pero lo cierto es que allí se está tan a gusto, ¿quien querría irse? ¿Quién sería capaz?
------------
Carrie tenía razón. Avanza a Inmensidad [2]
No necesito nada. Aquí estoy bien. Avanza a Inmensidad [3]
------------
ESTÁS LEYENDO
Maldición Onírica -Elige tu propia aventura-
FantasiSe dice que los sueños muestran nuestras preocupaciones más íntimas. Cuenta una leyenda que grandes preocupaciones conducen a un mundo de los sueños del que es muy difícil despertar, tanto, que hay quien incluso afirma que es posible quedarse atrapa...