Pérdida [3]

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Tratas de relajarte. Piensas en cómo vas a devolver el favor a tu amiga, en lo que harás cuando salgas de ese mundo de pesadilla.

Poco a poco, comienzas a tranquilizarte, el ambiente también se da cuenta de ello y comienza a cambiar, volviendo a ser el paisaje idílico que inicialmente era.

Sin tiempo que perder, emprendes tu marcha. Quieres salir de ahí, sea como sea, y lo vas a hacer. Quieres demostrarle a todos que has cambiado. Quieres demostrártelo a ti.

Las cosas que has hecho en este y otros sueños te han cambiado para siempre o, mejor dicho, te han ayudado a poder implementar a tu vida los cambios que ya habías planeado hacer. Y ahora, gracias al sacrificio de una buena amiga, podrás hacerlo. En cuanto salgas de aquí, vas a compensárselo como es debido. Es lo mínimo que se merece.

Después de estar caminando y reconociendo el terreno durante un rato, te das cuenta de que no hay mucho que hacer por allí. No te habías dado cuenta antes, pero ahora has podido comprobar que no se trata de un paisaje demasiado extenso, de hecho, es más como una simple islita, solo que en lugar de estar en el agua, se encuentra suspendida en la nada, flotando interminablemente.

No sabes qué vas a hacer para salir de allí. Todo parece de lo más normal. Todo... excepto el río. ¿Qué pinta allí? ¿Qué sentido tiene un solo río atravesando una sola isla? ¿Qué sentido tiene que no haya ningún detalle más en todo el terreno? Sin tiempo que perder, decides acercarte al agua.

Te sientas en la orilla y miras tu reflejo. Parece extraño, como hipnótico. Que sensación más rara... Nunca te había pasado eso al mirar tu reflejo en ninguna superficie, ¿será cosa del río?

Te quedas embobada mirando tu reflejo. Al cabo de un largo rato, descubres qué es lo que te parecía tan raro: no es tu reflejo.

Ciertamente lo parece, pero no eres tú. Simplemente es una chica que es, pero no eres tú. Comprendes que el río, más que ser como un espejo, es como una especie de portal. No eres tú la que se ve desde él, si no las distintas versiones de ti. Carries que han tomado otras decisiones distintas, que se han forjado de otra manera, que han llegado a otros lugares.

Curioso, piensas. Curioso cómo nuestras decisiones nos hacen llegar a un lugar u otro. Eliminando posibilidades completas según elijamos una cosa u otro. Piensas en otras "tú", encerradas en ese mundo, decidiendo otras cosas. Cambiando de otra forma. Pasando por cosas que tú nunca tendrás que pasar y viceversa. Quién sabe, quizás... quizás en alguna de esas posibilidades, tu amiga no llega a sacrificarse...

No puedes evitar plantearte otras posibilidades. Otras Carrie Gardner luchando por escapar de allí, quizás acompañadas... quizás solas. Quieres avanzar. Quieres avanzar por todas ellas, demostrarles que tú también puedes estar a la altura. Que vas a estarlo.

Sin pensarlo dos veces, temerosa, empiezas a meterte en el río. Al introducir la pierna compruebas, sorprendida, que el agua no te ha mojado. Quizás es cierta la teoría de que, más que un río, es un portal a otra parte, otro sueño. Otra Carrie... la posibilidad de demostrar que tú también puedes estar a la altura.

Sigues introduciéndote en aquella extraña sustancia, casi instantáneamente, una fuerza comienza a tirar de ti hacia abajo. "Voy a salir de aquí" piensas, "por ti", "por mí"...

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Eres, pero no eres tú. Avanza a Madurez [1]

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Maldición Onírica -Elige tu propia aventura-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora