Epicentro [1]

62 4 0
                                    

Ante tus ojos comienza a formarse, literalmente, la figura de una estancia muy lujosa y ricamente decorada.

La habitación, toda ella construida en lo que parece cristal, pese a ser pequeña, parece estar encajada en una torre que se extiende hacia arriba y hacia abajo infinitamente, como si de un ascensor se tratase. En las paredes de la torre puedes apreciar reflejos, similares a espejismos, de todo tipo. Imaginas que se tratan de los sueños de todas las personas que se encuentran durmiendo ahora mismo. Todo aquello parece una sala de vigilancia masiva. El Epicentro de este mundo.

Comienzas a andar, al avanzar, aprecias una figura que te da la espalda. Parece un ser humano, oculto en lo que imaginas que es una túnica. No sabes si es amigo o enemigo, pero no importa. No tienes alternativa, lentamente, te acercas hacia él.

-¿Qué es este lugar? ¿Quién eres? ¿Cómo puedo salir de aquí? -preguntas.

La figura humana se da la vuelta, lentamente, y comienza a andar hacia ti. Parece dispuesto a hablar contigo, no parece que vaya a hacerte daño.

Con parsimonia, se quita la capucha de la túnica. Compruebas, sorprendida, que se trata de una cara amable y anciana. No sabes aún cuales son sus intenciones, pero la mirada de aquel viejecillo entrañable, te reconforta.

-Por favor... necesito que me ayudes- le ruegas. -No puedo más...

-No necesitas ayuda de nadie, Carrie Gardner. Te he visto desde que llegaste. He observado y analizado todo de lo que eres capaz. ¿Y tú me dices que necesitas ayuda? ¡Pero has visto todo lo que has hecho para llegar aquí!- exclama el señor con alegría.

-No... no he hecho nada especial- contestas. -Simplemente he hecho lo que necesitaba para salir de aquí, bueno o malo. Y ahora necesito que acabe. Por favor... lo necesito...

El señor de la túnica se pone de pie y se dirige a una de las paredes de cristal. Introduce unos valores en lo que parece una pantalla, y regresa contigo.

-Ven, sígueme- te dice por fin.

El señor comienza a andar, con paso tembloroso, emprendes el mismo camino, hasta que se detiene en el centro exacto de la estancia.

-Mira esto, Carrie- te ordena.

Haciendo lo que te ha pedido, miras a todas las paredes, a los reflejos que allí se encontraban. Ahora, por algún motivo, no mostraban sueños, si no una especie de grabaciones, de todo lo que te había sucedido a lo largo de tu historia en ese mundo. Grabaciones de todos los sueños por los que habías pasado, y las decisiones que habías tenido que tomar para llegar a allí.

Puedes ver todas y cada una de las experiencias que has ido descubriendo y que te han hecho cambiar, crecer... Desde que despertaste en Ascensión, hasta que fuiste llevada al Epicentro de este mundo. Todas.

-No había nada que pudieras hacer- te dice el señor de la capa. -Si querías llegar hasta aquí, tenía que pasar. Tenías que cambiar, crecer, estar preparada.

No le contestas. En el fondo, entiendes que algo de bien ha hecho todo aquello en tu persona, algún efecto positivo eres capaz de apreciar. Pero, aun así, no te parece justo. Hacerte pasar a ti por todo eso... ¿para qué? Simplemente era demasiado.

-Por favor- repites. -¿Hay alguna forma de volver?

-¿Eso es lo que decides?

-¿Cómo?- preguntas sobresaltada. -¿Qué se supone que tengo que decidir? ¿Por qué?

-Normalmente- te contesta. -Nadie tiene que llegar aquí. Solo unos pocos elegidos con capaces de probar su valía, solo unos pocos son merecedores.

-¿De qué?- preguntas, intrigada.

-De decidir- responde, solemnemente. -Si has llegado hasta aquí, significa que tienes el poder de heredar todo esto, obtener un poder ilimitado, quedarte custodiando este Mundo. sin embargo, todo es opcional, si no quieres, siempre puedes volver. En cualquier caso, debes probar que eres merecedora de ello...

-¿A qué te refieres? ¿Merecedora de qué exactamente?

El señor mete un brazo en la túnica, y al sacarlo, lleva consigo una pequeña bola brillante de energía pura.

-¿Ves esto? Esto es lo que sostiene este Mundo. Sin esta energía, nada de esto sería posible. Siempre hay una persona encargada de cuidarla, protegerla, y utilizar su poder para darle forma a todo el mundo entero.

Te quedas callada, incapaz de responder. Aquello parece una locura, no sabes a dónde quiere ir a parar.

-Como puedes comprobar- continúa. -Yo ya estoy demasiado mayor para seguir con todo esto, es demasiado para mí. Pero tú... Tú eres una buena persona, Carrie. Y muy fuerte, además. Si lo quieres, y demuestras tu valía, puede ser todo tuyo...

Piensas en las cosas buenas que podrías hacer con un poder así, a la de gente que podrías ayuda. Una sensación de alegría te invade por dentro. Desgraciadamente, enseguida llega una mala sensación que la eclipsa por completo.

-Si elijo quedarme. No podré salir, ¿verdad? Tendré que vivir aquí toda una vida antes de despertar. ¿No me echarán de menos?

-El tiempo es muy relativo aquí, Carrie. ¿Quién sabe a cuánto equivale en tiempo real una vida humana aquí? En cualquier caso, te recuerdo que debes estar preparada para asumir un último reto. Un reto brutal. ¿Estás dispuesta a darlo todo por lo que quieres?

Aquello te deja un poco decepcionada. Tanto si quieres volver como si decides quedarte, vas a tener que soportar otro reto más. No crees que seas capaz de tanto pero, ¿qué alternativa tienes? Acaso podrías... ¿hacerte con el control de la energía por la fuerza? Pese a ser el guardián de todo esto, aquel hombrecillo no parece que sea muy capaz de defenderse pero... ¿estaría eso bien? ¿Sería correcto?

------------

Estoy cansada. Voy a volver. Avanza a Epicentro [2]

Estoy preparada. Voy a hacer la prueba. Avanza a Epicentro [3]

------------

Maldición Onírica -Elige tu propia aventura-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora