Soledad [6]

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No sabes qué hacer. Solo sabes que debes proteger a Natasha, cueste lo que cueste. Pero quizás es demasiado tarde... sin tiempo que perder, los guardias apuntas sus armas hacia vosotras. Y, sin ningún miramiento, disparan.

Como acto reflejo, miras a Natasha. La joven no ha sabido qué mas hacer que cubrirse la cara con los brazos, en un intento desesperado de que eso pueda salvarla de la muerte. Miras, compasiva, como las lágrimas recorren su rostro. No es justo.

Sientes como si el tiempo se parara a tu alrededor. No es para nada justo. Quieres dedicar toda tu energía para salvar a esa chica, a tu amiga. Pero no sabes qué hacer. Como acto reflejo, te colocas delante de ella. No sabes para qué va a servir, total, cuando las balas hayan acabado contigo, tarde o temprano acabarán disparando de nuevo y no habrá nada que les impida acabar con tu amiga. Pero no importa, tú sientes que es lo correcto. Y eso es lo más importante.

Las balas impactan contra ti, pero no te hacen daño. De alguna forma, han chocado contra algo antes de lo previsto, y todas comienzan a caer al suelo. Una a una,

Sientes como un extraño poder recorre todo tu cuerpo, elevándote incluso del suelo. Tus ojos comienzan a teñirse de luz pura, pero se siente una sensación cálida. Sientes a Natasha a tu lado. Sabes que nada puede salir mal.

Los guardias se recomponen de la sorpresa y rápidamente vuelven a apuntaros. Pero ya nada importa. No re preocupa. Con un leve movimiento de tu brazo consigues desarmarlos a todos ellos. Natasha te mira... eufórica. Le sonríes de vuelta.

Ya sabes qué hacer. Ahora lo ves todo claro.

Con uno de tus dedos, como si de un lápiz se tratase, dibujas el contorno de una puerta, bajo la mirada atónita de los guardias.

Acercas la mano suavemente a la puerta dibujada en luz. Inmediatamente se abre. No sabes con certeza a dónde lleva, pero sabes que es el camino que debes seguir.

-Ven, por aquí- le dices a Natasha, sonriendo.

La joven te tiende su mano. Agradecida, la tomas de vuelta. El contacto con tu amiga te hace dejar de levitar, lentamente, vuelves a posar los pies en la tierra. Metafórica y literalmente.

-Después de ti- le dices. Natasha te asiente.

Y una vez más, comienzas a seguirla, de la mano. Otra vez más, no sabes a dónde vas a llegar. Pero sientes que no necesitas saber eso. Lo único que necesitas es a Natasha a tu lado...

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Sigue a Natasha. Avanza a Sacrificio [1]

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Maldición Onírica -Elige tu propia aventura-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora