Capítulo 5 - Adaptándose

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Una vez Gilbert y Kiku desaparecieron de la vista de los otros dos jóvenes, [Nombre] se encaminó rápidamente al baño a hacer sus necesidades antes de partir. Para cuando volvió, el italiano seguía esperándola sentado en su motocicleta, llevando en sus manos el morral y la azada y en su espalda el arma de fuego.

—Como yo voy a manejar la moto, el bolso lo puedes llevar tú, ¿pero qué hacemos con la azada?— Preguntó la [nacionalidad] una vez se encontraba frente a Lovino

—Puedo acomodarla en mi espalda junto al rifle, no hay problema— Mencionó calmado.

La joven frente a él asintió con la cabeza y el muchacho hizo lo que dijo. Se veía un tanto aterrador, ya que la azada sobresalía bastante sobre las cabezas de ambos supervivientes; y como no molestaba en la espalda del italiano, y eso era lo que importaba, decidieron dejar la herramienta bien acomodada junto al rifle del chico. Lovino se colocó el morral cruzado empujándolo un poco hacia su espalda e hizo espacio en el vehículo para que la muchacha se sentara para manejar.

[Nombre] acomodó la mayor parte del vuelo del vestido hacia atrás y se sentó encima de la tela. Definitivamente no quería manejar enseñando todo. Aunque técnicamente nadie la iba a ver, pero de todas formas sería incómodo.

La muchacha encendió el vehículo y suspiró intranquila. Tenía miedo de tan solo arrancar y dejar atrás aquella estación; era como si no conociese el mundo en el que ahora se encontraban. En completo silencio, el italiano pasó sus brazos por la cintura de la joven, apoyándose en su delegada espalda, abrazándola por completo. Sentir el calor de estar acompañada la hizo reaccionar. Comenzó a manejar con lentitud hasta haberse encontrado en el pavimento de la carretera.

Miró hacia el sur rápidamente antes de voltear al lado contrario.
La pick up no estaba.
Sin embargo, no era momento de regresar y ver si, efectivamente, había alguien enterrado a su amigo.

Alejó su vista de esa dirección y aumentó la velocidad, dejando atrás la estación de combustible por la autopista, dirigiéndose con un italiano herido hacia el norte, en busca de suerte.

Sabía que en aproximadamente tres o cuatro horas encontrarían la ciudad de la cual habían escapado el albino y el japonés, por lo que [Nombre] se mantuvo atenta todo el camino buscando rutas alternas, pequeños poblados o trochas que los desviaran de la carretera.
Además, en menos de dos horas se cruzaría con el camino que la llevaría al pueblo de Lovino, el cual debía estar hacia el este, según lo que había comentado el italiano el día anterior.

Estuvieron manejando por la carretera con tranquilidad, atentos, pero notando que estaba totalmente abandonada, por lo que con más razones ir a poblados iba a ser una pesadilla total.
Estar a la velocidad que estaban con el cabello suelto y sin ningún tipo de protección en los ojos estaba cansando cada vez más a la [nacionalidad], ya que por la rapidez a la que iban, el aire en el rostro la estaba molestando. Por otro lado, Lovino, por la potencia del golpe del viento, había escondido su rostro en el hombro de la muchacha, muy cómodo.

Una hora de viaje después [Nombre] pudo divisar a lo lejos un camino de tierra que salía de la autopista, guiándolos hacia el oeste. Sabía que aquel sendero los llevaría a un poblado, y una vez que la muchacha abandonó la carretera para entrar a esa vía alternativa, solo pudo rezar porque al lugar al que se dirigían no fuera muy grande y, por consecuencia, no estuviese lleno de infectados.

Manejó a una velocidad más moderada por lo que habría sido una hora y media para cuando divisaron a lo lejos cómo comenzaban a hacer aparición pequeñas viviendas.
La [nacionalidad] pensó en apagar la motocicleta y continuar a pie jalándola del timón, ya que así llamarían menos la atención por culpa del ruido que hacía el motor; sin embargo, tuvo que descartar el hacer eso ya que contaba con Lovino, quien no estaba en buenas condiciones de caminar. No hasta que [Nombre] suturase la herida, por lo menos.
Así que eso era lo siguiente que haría, la chica buscaría el cómo sanar a su compañero lo más rápido posible.

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora