Capítulo 2 - Preparativos

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[Nombre] se levantó rápidamente de dónde estaba —Ya habrá momento para llorar luego— Dijo convencida —Dijiste que a tu pueblo fueron los militares, eso quiere decir que cuando ya sea totalmente de día, todos sabrán lo que está pasando, y probablemente se creen hordas de esas personas infectadas caminando de ciudad en ciudad— Comentó pensando en sus posibilidades la [nacionalidad]

— ¿Hordas?— Preguntó confundido el italiano — ¿Se juntan entre ellos?—

—Sí, una horda de cientos de ellos fue la que atacó la fiesta en la que estaba— Habló apresurada la joven —Si eso llega a suceder, no vamos a estar muy seguros aquí— La chica apoyó sus brazos en sus caderas —Pero tampoco es buena idea movernos hacia las ciudades hasta que los primeros días de caos hayan pasado—

—Esos... infectados caminan lento — Dudó sus palabras el motociclista —Además, van a estar un buen rato entretenidos en los poblados. Siendo realistas, si se van a movilizar de ciudad en ciudad, pasarían por aquí en la noche— Miró a la muchacha parada frente a él.

La joven se alejó un poco, ya que estaba muy cerca del chico y ella usaba un vestido con las justas hasta la rodilla, entallado tan solo hasta la cintura —No creo que sean muy capaces de ver en la noche una estación totalmente oscura— Pensó la chica en voz alta.

— ¿Este lugar no tiene luz?— Preguntó un tanto sorprendido el muchacho.

—Bueno, sí que la tiene. Pero tengo que hallar la manera de apagarla en todo el lugar— Comentó ella mirando a la pared, pensativa.

—Debe haber un generador principal en alguna parte— Dijo él atrayendo la atención de la [nacionalidad] —Quizá está en una de las paredes de la tienda, pero afuera— Hizo una pausa viendo como la chica lo seguía mirando en silencio, esperando a que continuara —Es una compuerta, tan solo tienes que abrirla y bajar todas la palancas que encuentres— Describió y explicó sencillo.

La joven no perdió más tiempo y, luego de agacharse a recoger su azada, se dispuso a salir del local, no sin antes meditar sobre qué hacer con esa campanita sobre la puerta. Haría ruido cuando ella saliera e ingresara, pero eso también podría advertirlos a ambos si alguien no deseado traspasaba la puerta del establecimiento. Decidió salir sin más y rodear la construcción en la cual aún se encontraba Lovino.

Tal y como había dicho el herido, ahí estaba el generador principal. Se veía un tanto aterrador y [Nombre] tenía un poco de miedo de tocarlo, pero decidió ser valiente y bajar todas las palancas. Evidentemente no hubo cambio alguno, ya debían ser entre las seis y las siete de la mañana, por lo que ninguna luz estaba encendida por los sensores. Regresó entonces dentro de la tienda para encontrarse al italiano esperándola de brazos cruzados, sin moverse de donde lo había dejado sentado –aunque evidentemente, pues no podía ni pararse-.

— ¿Lo encontrarse?— Preguntó él y ella asintió con un sonrisa aprobatoria —Sé que te puede incomodar lo que te voy a decir, ¿pero te importaría alcanzarme la escopeta?—

[Nombre] lo pensó. Ahora el joven estaba desarmado, por lo que no había intentado nada contra ella pero, ¿y si tenía un arma de fuego? Se quedó unos segundos pensando en las posibles situaciones. El muchacho no parecía tener malas intenciones, pero a veces no hay que dejarse engañar. Por otro lado, el motociclista estaba prácticamente incapacitado, así que de todas formas la necesitaba con vida para poder sobrevivir la próxima semana, la cual sería un caos si todo estaba recién comenzando en esos instantes para la mayoría de ciudades.

Ella asintió y le entregó la escopeta.

Él la miró agradecido —No pienso irme en tu contra, no te preocupes— Dijo ya con el arma en brazos, cosa que calmó un poco a la chica —Nunca sabemos cuándo habrá que defendernos de manera repentina—

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora