No se había alejado ni diez metros del auto cuando muy a lo lejos pudo ver unos faroles alumbrar entre la oscuridad. Con bastante miedo, [Nombre] comenzó a acercarse a paso apresurado hacia las luces que se veían. En la mano izquierda llevaba la bolsa y en la derecha sujetaba temblorosa la azada, aunque con bastante determinación. Si algo iba a ocurrir, ella tenía que estar preparada.
A medida que se fue acercando a las luces pudo notar que, definitivamente, no era ningún poblado. De hecho, era la única fuente de luz en kilómetros a la redonda. Una estación de servicio, con sus respectivos módulos de combustible y tienda al paso. Una vez que la [nacionalidad] distinguió qué era, comenzó a caminar más precavida. No se veía ningún vehículo estacionado, ni personas merodeando por el lugar, así que una vez estuvo segura que no había nadie cerca, volvió a apresurar su paso. Quizá podía encontrar con qué alimentarse además de un par de galletas.
Una vez que llegó debajo de los faroles que alumbraban la estación volvió a confirmar que no había vehículos ni personas. Así que se acercó hacia la tienda iluminada que había. En silencio y bastante lento miró a través de las puertas de vidrio del local, viendo con terror como dentro caminaban dos de esas cosas. De esos infectados. De esos monstruos asesinos no-vivos. Uno de ellos llevaba el uniforme de la tienda, por lo que debía ser el vendedor, el otro, sin embargo, era un hombre de lo más normal, ¿alguien que hubiese sido un comprador, quizá? [Nombre] realmente dudaba eso ya que uno tendría que haber infectado al otro, por lo que supuso que el encargado del local había sido atacado por el otro hombre ahí.
Había comida, sí, y agua. Había mucha, pero, ¿cómo iba a ingresar con esas dos cosas ahí? Si no estaban muertas, no había mucho problema en rematarlas, además, estaba segura que el cargo de conciencia que le generaría el volverlas a matar no sería mucho. No luego de haberlos visto asesinar a sus tres amigos. Pero estaba cansada, y tampoco tenía mucha idea de cómo podía acabar con ellas, en realidad.
Rodeó el establecimiento encontrando detrás de este una especie de almacén y los baños. Primero ingresó a los baños. Se orinaba, y mucho. Aterrada hizo sus necesidades, llorando internamente por la cantidad de ruido que sentía que estaba haciendo. Un vez pudo vaciar su vejiga suspiró aliviada al fin. Que bien se sentía.
Se detuvo ahora frente al almacén, y sin hacer mucho esfuerzo abrió la puerta. Prendió las luces con rapidez y verificó que no hubiese nadie en ese comprimido espacio en el cual, con las justas, entraban tres personas, muy apretadas. La [nacionalidad] ingresó y cerró la puerta tras ella, echándole llave, por supuesto. Sacó los paquetes de galletas y se acabó uno, sintiendo un alivio en el estómago increíble.
Ahí tan solo habían unas repisas altas que no llegó a investigar e implementos de aseo, nada que le sirviese realmente. Temblando aún por todo lo que había vivido en las últimas horas se sentó en el suelo abrazando sus rodillas y escondiendo su rostro entre sus piernas. Apoyó su espalda en unas de las paredes del almacén y cerró los ojos. Necesitaba dormir, aunque no sabía si lo lograría. Apagó la luz como pudo. Rápidamente volvió a abrir los ojos, mirando el techo. Estaba sola, eso era seguro. Pero no quería permanecer así por mucho tiempo más, tenía miedo, muchísimo miedo. Se supone que ella debía cuidar a sus amigos, muchísimo antes de que todo ocurriera. Ella era la "amiga elegida", y aun así, los dejó morir a todos. Quizá pudo haberlo intentado más, pero ya no importaba realmente. No valía la pena estarse culpando por cosas que ya no podía revertir.
Unas horas después, cuando la adrenalina ya había desaparecido por completo y se sentía segura dentro del almacén, pudo cerrar los ojos. No llevaba ni cinco minutos en paz, con los párpados descansando, para cuando oyó un chirrido alarmante en la estación. Casi como un metal cayendo y siendo arrastrado con velocidad. ¿Cómo explicarlo? Algo así como una moto cayendo luego de perder el equilibrio. Un momento. Eso era. La [nacionalidad] reconoció el sonido. Alguien había caído de una moto al otro lado de la estación, probablemente frente a la puerta de la tienda.
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Infectados - Hetalia x lectora
FanficY de pronto los muertos comenzaron a caminar, dejando a su paso muerte y desgracias. [Nombre] logra escapar del desastre pero, ¿logrará sobrevivir ante tanto caos? Definitivamente, sola no lo podrá hacer. Y así, nuestra protagonista conocerá a much...