Capítulo 40 - ¿Y Natalya?

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El impulso se convirtió en acción, y sin darse cuenta, la muchachita ya había caído casi tres metros luego de haber saltado la valla sin miedo ni conciencia. Ahora, estaba ante un mar de infectado que hace unos pocos segundos se había tragado a la bielorrusa. Y más decidida que nunca, la [nacionalidad] sabía que debía ir tras ella.

Pensó en voltear y mirar hacia arriba para ver a Vash una última vez antes de internarse en aquel infierno. Pero supuso correctamente que conectar sus miradas haría su decisión flaquear. Por lo que sin ver atrás, [Nombre] corrió hacia los muertos que ya habían comenzado a acercarse a ella. Con el corazón en el puño, la mujer pudo sacar la manguerilla del lanzallamas por una pequeña abertura del cierre de la mochila y, presionando su gatillo, se hizo paso entre la muerte y la putrefacción para buscar a Natalya. De pronto, ella se había vuelto el foco de atención de los infectados, por lo que no solo creaba un círculo de protección a su alrededor gracias al fuego, sino que daba la oportunidad a los demás supervivientes a escapar. Quizá entre ellos el hermano de la bielorrusa y, probablemente, ella también.

Aunque para qué negarlo, ciertamente a la muchacha le daba miedo que de pronto el tanque de gas del lanzallamas se acabase, y ella quedase como el centro de atención de los infectados completamente vulnerable, solo con un hacha y su pistola. Así que, tensa por el momento a contrarreloj que estaba viviendo, se movilizó con agilidad y rapidez en el mar de muerte buscando una cabellera plateada.

No recordaba exactamente por donde había visto los huecos libres de infectados donde debían encontrarse más supervivientes, por lo que descartó la idea de buscar a más gente para intentar salvarla. Sería egoísta, y priorizaría su búsqueda por Natalya.

Los minutos fueron pasando. Viendo desde las alturas al mar de infectados, donde alguna vez de encontraron el suizo, la [nacionalidad] y la bielorrusa, ya no se encontraba nadie.

La muchacha del lanzallamas cada vez se cansaba más. Era asfixiante el calor, el olor a gas y la putrefacción alrededor. Y por un pequeño instante, en una rápida milésima de segundo, viendo cómo se derretía la piel de los muertos frente a ella, sintió un terror irreconocible. No era el miedo a la muerte ni el pánico a los caníbales. No era el miedo de la situación y la soledad. Por un pequeño instante, se aterrorizó de sí misma. Del poder del fuego en sus manos y la encantadora danza de las flamas que la protegían. Por un momento, le parecieron maravillosas. Se sintió imparable con las llamas rodeándola. Y disfrutando ver los cuerpos podridos caer ante ella, sintió que debía refugiarse de sí misma.

No podía estarse sintiendo bien. No ante este escenario.

Sin embargo y distrayéndose, no pudo evitar que sus ojos brillasen ante el calor y el caos. Y así, olvidando todo; quien era y a quien buscaba, se centró en ver el sufrimiento de aquellos monstruos que tanto dolor le habían causado hasta ese momento.

El ardor de las flamas y el humo comenzaron a sacarle pequeñas lágrimas en la pelea. Pero por primera vez, [Nombre] acompañaba el llanto con una sonrisa emocionada. Sentía tanto poder que morirse ahí ya no parecía más una opción. Sabía que el gas se acabaría. Pero en ese instante, se sentía indestructible. En ese instante, nada pareció ser capaz de hacerla flaquear.

Y con un parpadeo, [Nombre] temió perder su humanidad.

Asustada de su emoción y el sentimiento de poder que se había generado como una pequeña chispa en su interior, buscó desesperadamente alrededor entre los muertos, nuevamente, alguna cabellera plateada. Luego de no haber despegado sus ojos de la muerte misma, volvía a su propósito de buscar a la chica. No se sumaría al espiral de dolor. No querías ser también la causante de este. Si bien se protegía entre las llamas y el calor, se sintió vacía y sola. Ahora que lo pensaba bien, ¿qué habría pasado con Vash?

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora