Capítulo 13 - El segundo piso

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— ¿Dónde se supone que estamos parados?— Preguntó de pronto Alfred agachándose al borde del techo, mirando que, justo debajo de ellos, había una ventana abierta que daba al interior del edificio.

—Entrar no es una opción— Se apresuró en decir Arthur — ¿Que no te acuerdas qué fue lo que pasó ayer?— Dijo sosteniendo aún el fusil
Vaya, pues el inglés tenía brazos fuertes, nadie podía negarlo.

—Aunque lo único que quiero ahora es concordar contigo, creo que Alfred tiene un punto— Comentó [Nombre] mirando hacia el pie de las escaleras verticales por las que habían subido. Regresar por ahí sería un suicidio, y todos lo sabían. Sin embargo, ¿acaso entrar a la construcción era mejor?

—Tampoco sabemos si dentro del edificio va a ser mejor...— Habló Francis mirando a los infectados, leyéndole los pensamientos a sus tres acompañantes —Pero no nos queda de otra, bajar por ahí no es opción— Añadió mirando ahora por donde habían subido.

El de ojos esmeraldas soltó un suspiro derrotado — ¿Y cómo hacemos para entrar por la ventana?— Inquirió agachándose junto con el estadounidense para ponerse de acuerdo en cómo ingresarían.

—Yo puedo entrar por mi cuenta, así que yo al final— Respondió Alfred levantando la mirada para ver al hombre de barba y a la [nacionalidad].

—A los demás nos vas a tener que balancear de los brazos, entonces— Mencionó Francis sabiendo lo que pensaba el norteamericano. El de lentes solo asintió con seriedad.

—Yo primero— Habló de pronto la muchacha sorprendiendo a los tres hombres —Un balanceo para ustedes dos no va a ser suficiente para tanto peso, alguien va a tener que ayudar desde abajo— Dijo mirando al inglés y al francés —Siendo realistas, yo soy más liviana, así que balancearme a mí va a ser más sencillo, no voy a necesitar ayuda para entrar— Añadió para convencerlos.

—Aunque no me guste la idea de mandarte sola por delante, tienes razón— Tomó la palabra Alfred —A ustedes dos no les voy a poder dar tanta viada en el aire, alguien va a tener que jalarlos desde abajo. En cambio [Nombre] pesa menos que una pluma, así que la voy a hacer entrar con facilidad por la ventana— Comentó. Vaya, eso había sorprendido a la muchacha, ¿menos que una pluma?, el estadounidense sí que era fuerte.

—Si eres consciente de que ahí dentro pueden haber infectados, ¿no?— Advirtió preocupado Arthur mientras se levantaba para encarar a la joven.

Ella asintió rápidamente, intentado acomodar su azada en el cinturón de la cangurera, pues necesitaría los dos brazos para que Alfred la pudiese bajar. El estadounidense se levantó y miró con decisión a la chica, mientras que ella miraba hacia abajo. Era una gran caída, por lo menos unos 30 metros. Si el muchacho de lentes la soltaba, era una muerte segura.

—Confío en ti— Murmuró mirando con miedo los ojos celestes del norteamericano.

El rubio que la iba cargar asintió con la cabeza. Los nervios del momento no le permitían sonreír como siempre.
El estadounidense se acomodó con precaución, poniendo un pie al borde y su otra rodilla en el suelo, teniendo así mayor apoyo. Él levantó sus brazos, viendo como la chica a su lado le daba la espalda a la gran caía que tenía bajo sus pies. Estaba nerviosa, muy nerviosa.

—Solo lánzate, voy a poder cargarte ya que no pesas mucho. El movimiento de la misma caída va darte la suficiente viada para entrar— Mencionó Alfred mirando a [Nombre]. El joven estuvo a punto de murmurar un "o eso espero" seguido de lo que dijo, pero decidió guardárselo.

Ambos jóvenes se tomaron de las manos, y la muchacha dio un suave salto hacia atrás, dejando de sentir el suelo una vez comenzó a caer.

La velocidad de la caída hizo que, efectivamente, el tirón en los brazos de ella la impulsase hacia la ventana abierta que se encontraba justo enfrente. Sintió una fuerte presión en las muñecas. Dolió un poco.
Entró bruscamente, casi como si alguien la hubiese empujado dentro.
Había colocado un poco de tela del vestido entre sus piernas, y eso evitó que la prenda se levantase en la caída. Acomodó su ropa y se incorporó atenta.

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora