Capítulo 45 - Despertó

701 109 124
                                    

Casi me muero estudiando jajaja, pero ni se crean que pienso abandonar esta historia owo

Cómo han estado? Espero que muy muy bien. Las extrañé, pero ya estoy de vuelta. Lo siento mucho por el capítulo tan cortito; pensaba escribir bastante más pero no quería atrasar esta actualización 2 meses más xd

Así que eso, las quiero mucho causitas, espero que todavía sigan dado vueltitas por aquí. Cuídense mucho, y las veo en la próxima actualización (que espero sea pronto)

Por cierto, viendo que a algunas de ustedes les esta gustado la relación de Vash con la prota, les dejé un pequeño detallito en este capítulo.

Bueno, espero que les guste mucho y muchas gracias por la paciencia c':

º-º-º-º-º-º-º-º-º


Todo estaba tranquilo. Tan tranquilo que, aún con los ojos cerrados, la muchacha podía sentir el tic-tac del reloj en su muñeca. Sentía sábanas abrazarle el cuerpo y algo refrescante sobre la frente. Y así, asustándose un poco por tanta calma, abrió los ojos finalmente y miró el techo que tenía encima. Luego hacia sus lados. Y finalmente posó su vista en la ropa que, doblada con cuidado, estaba sobre la mesa de noche. [Nombre] se tocó el cuerpo notando que tan solo llevaba ropa interior.

Sin embargo, no tuvo el suficiente tiempo de reacción como para aterrarse. Alguien ya había abierto la puerta.

La [nacionalidad] se sentó rápidamente sobre el colchón para ver bien quién ingresaba a la habitación, manteniendo las sabanas contra su pecho para no dejar ver su cuerpo casi desnudo —¿Natalya? — preguntó sorprendida ante la presencia de la bielorrusa.

Solo recordada estar caminando entre infectados, y luego el calor del cuerpo del ruso. Realmente no tenía memorias de Yao utilizando el lanzallamas ni de ellos siendo acorralados en un callejón. Y estaba confundida por lo que había ocurrido y dónde se encontraba exactamente, pero Natalya acercándose a ella solo pudo hacerla temblar de la emoción. Lo habían logrado, y [Nombre] no podía creérselo.

—¿Estás bien? — fue lo primero que se le ocurrió preguntar. Verla nuevamente le estaba regresando el alma al cuerpo.

—¿Tú lo estás? — devolvió la pregunta la bielorrusa al ver a la [nacionalidad] temblar mientras sostenía con fuerza las sábanas a su pecho. La de cabellos platinados caminó hasta sentarse en el colchón, al lado de la recién despertada.

—Mi ropa...— comenzó [Nombre] intentando quitarse el miedo en los ojos de la otra mujer.

—Dejarte con la ropa siquiera húmeda era un riesgo. Yao me pidió que te la quitase. Pero creo que ya secó lo suficiente. ¿Quieres ponértela? — respondió Natalya rápidamente con una propuesta.

Y en ese instante, la muchachita afiebrada soltó un suspiro de entendimiento. ¿Cómo era posible que, una situación que pudo haberla aterrado tanto, fue apaciguada de tal manera solo con la presencia de la bielorrusa? [Nombre] asintió adorando la compañía de la de cabellos platinados —Sí, por favor. Al menos la remera—pidió algo avergonzada descubriendo su brasier. Natalya tomó el polo de la joven enferma procurando que, en efecto, estuviese seco, ayudando a la [nacionalidad] a colocárselo —Gracias— agachó la cabeza la [nacionalidad].

—Gracias a ti, por haber cuidado de mi hermano— agradeció de regreso la europea.

La jovencita en la cama sonrió ante eso —Ellos cuidaron de mí, en realidad— confesó avergonzándose de su desconfianza. Ahora, al lado de Natalya, se sentía una estúpida por haber estado tan asustada aquella vez con Yao. Pero estaba en todo su derecho de estar aterrada, ¿cierto? Tenía miedo de estar tan vulnerable con desconocidos. Y, sobre todo, completamente sola. No la tenía a ella, y además se había separado de... —Oye, Natalya— la miró a los ojos.

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora