Capítulo 30 - Transición

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Como dice le título, este capítulo es literalmente la transición de un arco a otro en la historia principal. pero de todas formas hay cositas chéveres así que espero que les guste bastantito.

Otra vez voy a tener que actualizar en dos semanas, el próximo domingo no voy a tener tiempo :(
Así que nos vemos lueguesito, causitas!
Gracias por esperar y ojalá que les guste mucho <3 <3

°-°-°-°-°


El camino de regreso al departamento fue tedioso, lento y algo estresante. Ya se habían acostumbrado, poco a poco, a vivir entre infectados, y de pronto, en aquella ciudad gigantesca, no parecía haber ninguno. Toda la zona estaba prácticamente limpia.

El silencio reinó en la camioneta, si es que descontamos las indicaciones de Ludwig. Pero fuera de la voz del militar guiando al conductor, ninguna otra palabra fue pronunciada en el vehículo. Aunque tampoco hubo necesidad.

Así, con los estómagos vacíos y hambrientos a causa de la tensa mañana, Antonio, la muchacha y el alemán llegaron a su destino condenado que los obligó a dibujar, perseguir, recuperar y seguir un mapa. El conductor aparcó el auto en un callejón cercano al edificio donde debían encontrarse Arthur y Vash; de esta manera nadie vería el vehículo y ellos pasarían desapercibidos.

Los tres supervivientes bajaron de la camioneta, ella con la mochila en la espalda, y Ludwig ayudando con su caminata al español. Y dejando las galoneras dentro del vehículo, cruzaron la calle y se adentraron en la construcción de siete pisos. Subieron hasta la cuarta planta y, por fin pudiendo destensar sus músculos, ingresaron. Dentro se encontraron a los dos rubios restantes armados, preparados para marcharse del departamento.

— ¿Por qué tardaron tanto?— Preguntó el inglés exaltado, cerciorándose de que los tres recién llegados estuviesen ilesos. Especialmente su compañera.

—Estábamos a punto de salir a buscarlos— Habló el suizo suspirando agotado.

—Tuvimos un par de problemas, no se preocupen— Resumió el alemán cortante.

Y de ahí, mirándose en medio de la pequeña sala, permanecieron en silencio los cinco supervivientes, algo incómodos, los dos rubios que se habían quedado en el departamento algo confundidos también, ¿qué demonios había ocurrido para que no quisiesen comunicarlo?
Se sintió la problemática que habían vivido tan rápido como Ludwig habló; pero aun así, ninguno de los otros dos rubios de dignó a insistir.

—Voy al baño— Se excusó con una risa nerviosa la joven que, lo más pronto posible, quería escapar de ese silencio abrumador entre los cuatro hombres y ella. Acariciándose inconscientemente el vendaje pasó entre Vash y el británico encaminándose a la habitación donde ahora acostumbraba dormir con el guitarrista.

Pasó de largo las camas hasta encerrarse en el baño. Se quitó la mochila de la espalda y dentro de esta buscó la cajita blanca. Colocó el botiquín en el lavabo y lo abrió. Se miró al espejo unos segundos y suspiró. Arthur tenía razón. De ahora en adelante, siempre que pudiese, trataría la herida. Temblando por la impotencia de no saber qué encontraría esta vez bajo la venda, fue retirándola con cuidado, entrecerrando sus ojos inconscientemente.

Mientras tanto, en la sala, los cuatro hombres se sentaron en sillones a conversar acerca de lo que habían encontrado, acerca del atentado de los limpiadores y sobre la efímera desaparición de la [nacionalidad].

— ¿Y no dijo nada más?— Preguntó el inglés confundido tras escuchar a Antonio hablar sobre lo ocurrido con su compañera y el limpiador. El español había comentado sin importancia y como una simple curiosidad el agradecimiento que la muchacha había realizado en el auto con respecto a que él y el alemán la hubiesen esperado. Aquel comentario preocupó al británico, obligándolo a recordar cómo había sido ver a la joven romper en llanto frente a Lovino una vez él le agradeció el haber regresado con vida, incluso luego de haber sido infectada. ¿Cuanto habría pasado desde eso?

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora