Capítulo 50 - Ejecución

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El día para los supervivientes en aquella casa empezó desde temprano. Unos cuantos verificaban que los vehículos estuviesen en condiciones de viajar mientras que los otros preparaban el desayuno. Ya incluso habían sacado las motocicletas fuera de la casa, en la entrada.

Todos, incluso el limpiador, estaban apoyando algo. Estaban preparados para salir.

Yao y [Nombre], sin embargo, tuvieron que unirse a apoyar al resto un poco más tarde. Habían decidido tratar sus heridas temprano antes de salir. Quién sabía qué era lo que pasaría durante el día. Luego de unos minutos encerrados en el cuarto limpiando uno la herida del otro, salieron y se les unieron a los demás. Yao se encaminó a la cocina, mientras que [Nombre] salió de la casa por la puerta principal.

Ahí, parados en la entrada conversando entre ellos, estaban Vash, Gilbert, Kiku, Alfred y Sadik. Y los cinco voltearon al escuchar la puerta abrirse y cerrarse a sus espaldas.

Good morning, [Nombre]! — saludó con una sonrisa encantadora el estadounidense.

Y la jovencita correspondió. A pesar de haber dormido fatal, Alfred era capaz de levantarle el ánimo solo con mirarla a los ojos. Ya lo había pensado una vez, ese era el celeste más hermoso que había visto en su vida.

Sin embargo, una vez que la muchachita desvió su vista de los hombres, vio claramente lo que tenía al frente, y además de las motocicletas que habían recuperado ayer los chicos, estaba ahí el vehículo que pensó no ver otra vez en su vida.

La pick up.

La muchacha en silencio la observó.

—Estábamos viendo cómo organizarnos para ir, vamos a estar justos con respecto al espacio disponible— habló nuevamente el estadounidense haciendo que la jovencita los mirase y se uniese a la conversación que, antes de que ella llegase, ya estaban teniendo.

—En la camioneta entran cinco dentro y en las motos hasta cuatro si vamos de a dos— comentó Gilbert —eso deja a tres personas sin sitio, pero siempre pueden ir en la maletera de la pick up. De hecho, incluso podrían ir solo uno por moto y en la maletera cinco— añadió tranquilo sabiendo que, a pesar de poco espacio, sí podrían acomodarse.

—¿Y ya sabemos quién va dónde? — preguntó la [nacionalidad]

—No sabemos qué nos podamos encontrar en el camino, así que yo voy a ir en una de las motos para flanquear la camioneta en caso ocurra cualquier emergencia— mencionó el militar.

Y la muchachita tuvo el impulso de decir que quería ir con él, pero se lo aguantó. Probablemente era más seguro dejar que el militar vaya solo. Como había dicho él, en caso de cualquier emergencia.

—Yo voy de copiloto para guiarlos hasta ahí— mencionó Sadik tranquilo ganándose un asentimiento serio por parte de la jovencita. No lo volteó a mirar.

—Y yo la manejo— añadió simple el norteamericano —pero eso es todo, el resto de ustedes tendrá que dividirse entre la moto que queda y la camioneta— dijo mirando hacia la casa sabiendo que ahí se encontraban el resto de supervivientes.

Ante eso, [Nombre] se quedó mirando la camioneta algo nerviosa, y el albino no tardó en percatarse. Ya los demás supervivientes le habían contado cual era la historia de la pick up.

—Nosotros podemos ir juntos en la moto que queda, liebe— propuso Gilbert con una sonrisa dedicada especialmente a ella.

Y la [nacionalidad] asintió alegre y agradecida.

Los minutos trascurrieron y los supervivientes en la calle ingresaron a la casa para desayunar algo antes de salir. Allí, en la cocina, ya los esperaban el resto con algo de comida para poder alimentarse rápidamente y salir lo más temprano posible.

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora