Capítulo 46 - Conversaciones II

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Luego de comer junto a todos menos [Nombre] -quien descansaba en una habitación-, Matthew salió al patio interno de la casa por su cuenta, necesitaba relajarse. Estaba feliz porque la muchacha se encontrase mejor, y quería asegurarse de que así continuasen las cosas. Lo había dicho hace un tiempo, y su manera de pensar no había cambiado -y tampoco quería que lo hiciera-, quería proteger a [Nombre] de todas las maneras posibles.

Pero ahora sabiendo que quizás Arthur estaba en peligro, no sabía qué priorizar. Y se sentía peor por eso. Normalmente, sin duda alguna hubiese priorizado al inglés, pero la chica y su bienestar de pronto parecían significar demasiado para él. Más de lo que había imaginado. ¿Qué tocaba hacer ahora? ¿Viajar a la ciudad en busca de su familiar no tomando en cuenta el estado de la joven? ¿O arriesgarse a esperar a que ella mejorase? ¿Dónde estaría Arthur ahora? ¿Estaría en peligro?

Matthew no notó cómo entre miedo y suspiros, el día pasó hasta que todos dentro de la casa, esperando que tan solo se encontrase sumido en sus pensamientos, se marcharon a dormir dejando al canadiense sumergido en su cabeza y a la [nacionalidad] mirando el techo de su habitación.

Había dormido durante todo el día, por lo que una vez el sol se escondió, la muchacha no podía ni cerrar los ojos. El resto de supervivientes se distribuyeron por la casa para poder dormir, pues ella ahora ocupaba una habitación en la que probablemente antes pudieron haber cabido dos o tres personas.

Y no escuchando nada más que las manecillas de su reloj, [Nombre] se sentó en la cama. Se sentía extraña. Se sentía ligera y algo hiperactiva. Se sentía muchísimo mejor a como se había sentido los últimos días. Las pastillas que le había dado Yao y los cuidados de él más el largo descanso que acababa de tener la habían hecho volver a nacer. Aún se encontraba un poco adolorida de la cabeza y de los músculos en general, pero se sentía viva de nuevo. Y en la oscuridad del cuarto, sonrió abrazando su propio cuerpo.

Cuando le vino el primer golpe junto al chino y a Iván, la muchacha llegó a pensar que quizá no sobreviviría para contarlo. Creía que por eso se había esmerado tanto en hacer que ellos se reuniesen de nuevo con su grupo. Si bien ella quería volver a ver a Natalya y a Vash, si moría, quería por lo menos haber hecho una última buena cosa. Felizmente, esperaba que ahí no acabase.

Pero esa no era la mejor parte. No era haber sobrevivido a la fiebre. No era haber sido capaz de reunirse con todos de nuevo. Sino el notar que esas eran cosas buenas. Como si de verdad valiese la pena seguir con vida. [Nombre] estaba feliz, y sintió la necesidad de compartir su felicidad con alguien. Por lo que, en silencio y con cuidado, salió de la cama y se colocó sus zapatillas.

Caminó despacio dejando que su cuerpo se acostumbrase de nuevo al movimiento después de haber estado en reposo tantas horas y, una vez notó que en efecto se encontraba muy bien, abandonó la habitación. No conocía la casa donde se encontraba, pero eventualmente y dejando varias puertas cerradas atrás, llegó a una sala comedor. El suelo de esta estaba repleto de colchones inflables y sábanas, y fijándose mejor entre la negrura espesa de la noche y la completa ausencia de alguna luz, [Nombre] pudo reconocer a algunos de los chicos descansando ahí. Eran tantos y la casa era tan pequeña que no alcanzaban las habitaciones, mucho menos con la [nacionalidad] ocupando una sola para ella. Luego de unos segundos de mirar a los sobrevivientes durmiendo, la muchacha los esquivó y atravesó la sala.

Y viendo a través de una puerta de vidrio, creyó reconocer lo que debía ser un pequeño patio interno en la casa y, en él, el canadiense. Despierto mirando el cielo sentado en una roca sobre el césped. [Nombre] abrió con cuidado la puerta, y Matthew volteó rápidamente pensando encontrarse a cualquier otro supervivientes, pero no a ella.

El joven se puso de pie rápidamente, algo alterado por la presencia de la joven —¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando— dijo rápidamente acercándose a la muchachita.

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora