Infectados - Hetalia x lectora

Capítulo 15 - Sácanos de aquí

La madrugada comenzó a aclarar, dándole paso a la mañana. El silencio era absoluto en la casa, donde los seis jóvenes dormían tranquilos. La noche anterior, los cinco hombres se habían quedado conversando en la sala una par de horas más luego de que la muchacha se había marchado a descansar. Por lo que, como era de esperarse, ella fue la primera en despertar.

En silencio, la chica se estiró sobre el colchón para frotarse los ojos y sentarse en la cama con pereza, notando como todos los demás ahí seguían durmiendo. Involuntariamente miró su brazo, con el vendaje que debajo escondía las puntadas que Matthew le había hecho la noche anterior.
Realmente había logrado sobrevivir.

Se levantó y salió de la habitación, caminando hasta la cocina. Sin hacer mucho ruido abrió la lavadora, encontrando su vestido ya limpio. No podía creerse que, luego de haberlo utilizado como trapo para limpiar el hacha, siguiera como nuevo luego de una buena lavada. Con su prenda negra en brazos y luego de haber tomado una toalla limpia de las repisas sobre la lavadora, se encaminó al baño.

Una vez dentro, cerró la puerta y le colocó el seguro. Aprovecharía en darse una buena ducha ahora que todos aún dormían.
Se quitó la camisa que traía y soltando un suspiro de alivio dejó el agua cayera sobre su cuerpo. Y tan solo pudo agradecer el seguir con vida para poder disfrutar ese momento.

Una vez limpió su cuerpo y su cabello, la joven terminó su baño y se secó toda el agua para vestirse con el vestido negro ahora limpio. Con la toalla intentó secarse bien el cabello y, una vez estuvo lista, salió del baño. Notando que todos seguían dormidos.

Se acercó a la mochila que habían llevado el día anterior a la ciudad, y sorprendentemente, notó que estaba llena. La abrió mirando su interior. Vio alimentos y bebidas, por lo que supuso que la noche anterior, cuando habían esperado en la tienda a que la chica no se transformase, Francis y Alfred habían aprovechado para llevarse lo que habían encontrado.
La joven buscó en todo su contenido el café que habían hallado en el gran edificio del centro. Una vez tuvo lo que buscaba en sus manos, se dirigió a la cocina.

Prendió una cafetera que se encontraba al lado de la refrigeradora y esperó en silencio, logrando perderse en sus pensamientos mientras miraba la pared que tenía en frente.
Pasados unos minutos, la joven buscó una taza y se sirvió el café en esta. Había hecho bastante, así que si a alguno de los chicos se le antojaba, se podría servir también.

Se sentó en una de las sillas de la mesa de la cocina con tranquilidad, hasta que escucho como alguien se acercaba lentamente por la sala. De pronto, el canadiense asomó por el pasillo, clavando sus ojos violetas en la muchacha, quien también lo veía en silencio.

—Buenos días, [Nombre] — Saludó con calma el muchacho mientras se acercaba a la chica.

—Hola, Matthew— Respondió ella sonriente —Hay café, ¿quieres?— Ofreció ella levantándose de su sitio.

El canadiense tan solo asintió alegre, diciéndole a la jovencita que no se preocupase, que él se serviría. La chica volvió a sentarse para que segundos después Matthew estuviese frente a ella, degustando también la taza de café que tenía en las manos.

La mañana fue pasando y los demás hombres fueron despertando, llegando a la cocina y uniéndose al desayuno que habían comenzado la muchacha y el chico de ojos violetas.
Todos comieron en silencio, disfrutando del simple momento de estar juntos ahí, vivos. Luego del susto que se habían llevado el día anterior, los seis estaban realmente apreciando la presencia de todos y cada uno de los presentes.

Una vez terminaron de alimentarse, se dirigieron a la sala a conversar, pues en la cocina Francis y Arthur habían comido de pie, apoyados en uno de los muebles del lugar.
Todos se acomodaron en los sillones; en el más grande entraron cómodamente Lovino, Alfred, [Nombre] y Francis, mientras que en los dos más pequeños se acomodaron el inglés y el canadiense.