Capítulo 34 - Camino al centro

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Buenas noches causitas!
Aún es domingo aquí, pero sí, un poquito tarde xd

Espero que todas se estén cuidando mucho, y si es así, espero que no la estén pasando tan mal :c En Perú nos han alargado la cuarentena un poco más, pero tengo que admitir que me estoy inspirando un poquito, así que creo que las actualizaciones se vienen más seguidas!
Muchas gracias a todas por sus comentarios, me emociona un montón alegrarles el encierro a algunas jijiji

Espero que este capi les guste!
Las quiero mucho, y hasta el próximo dominguito ;)

°-°-°-°-°-°-°-°


La mujer miró sus pies temblar. De pronto, perder la radio se había vuelto un gravísimo problema. Y mientras miraba el suelo bajo ella, el suizo ya se encaminaba hacia la puerta principal de aquella construcción, para poder revisar el exterior y balancear sus posibilidades de regresar a las calles.

La muchacha sintió una sensación vacía, y necesitó abrazar contra su pecho fuertemente algo. No era la primera vez que sentía aquella confusión de pertenencia. Entonces, ¿por qué recién ahora se veía incapaz de resolverla?
Su azada. Aquella que la había acompañado desde el primer día en la oscura madrugada de la desolada carretera. Aquella que habría creído haber perdido incontables veces, pero siempre alguien la había cargado por ella. Aquella que tenía fuera de vista la mitad del tiempo, pero la había salvado la mayoría de veces. Esa misma azada que se había quedado siete casas atrás.

—Esta zona está limpia— Apareció nuevamente el militar logrando que la jovencita levantase la mirada para verlo —Hay que aprovechar y salir de una vez. Puede que dentro de unos minutos pasen por aquí infectados— Añadió para que la chica comenzara a movilizarse.

Y así fue. La [nacionalidad] junto a Vash salió de aquella casa a una angosta calle decorada con altos árboles y veredas de ladrillo. Había faroles a los lados de las aceras, pero el sol de mediodía quemaba el asfalto que no era protegido por la sombra de las hojas de las plantas. Agachados por instinto, los dos supervivientes comenzaron a correr calle abajo, intentando abandonar la zona urbana en la que se encontraban para llegar a un sector comercial. Ambos habían comenzado a sentir un hambre terrible.

En una intersección se detuvieron. Tenían tres posibles caminos que tomar.

— ¿Tenemos destino fijo?— Preguntó de pronto la muchacha bastante perdida de su paradero actual. Sentía que todo había pasado demasiado rápido. Como si de pronto hubiese habido un salto en el tiempo que ella no había percibido.

—Además de conseguir comida y refugio, podríamos ir a buscar algún vehículo— Comentó el militar recordando la conversación que habían tenido días antes.

—Sí, pero-—Comenzó a hablar ella interrumpiéndose automáticamente, ¿cómo decirle al suizo que quería regresar al apartamento? Presionó sus labios y miró al suelo nerviosa.

Vash suspiró y acomodó la mochila en su espalda. Pareció leerle los pensamientos a la mujer —Ludwig, Arthur y Antonio deben haber dejado esa zona también— Habló captando la completa atención de su acompañante —Ninguno de nosotros sabe cómo regresar al departamento—

A la [nacionalidad] no le quedó más opción que asentir y desviar la mirada. Le dolían las piernas, muchísimo. Y a regañadientes en silencio supo que el suizo tenía razón. Tenía toda la razón. Y por más que intentó ocultarle la verdad en un principio, la mujer finalmente lo había notado. Sus otros tres compañeros ya no eran opción más. Se habían separado, y así parecían ir a quedarse.

—Quizá deberíamos ir al centro— Habló la jovencita mirando a su alrededor. El militar la miró intrigado. No se había esperado una participación tan rápida por parte de ella. Sin embargo, la chica supo que, si continuaba preocupándose por problemas sin solución, no llegarían a ningún lado. Tenía que aportar —Si queremos algún vehículo, aquí no lo vamos a encontrar a menos que nos pongamos a buscar en todos los garajes— Dijo mirando al rubio seriamente —Lo mismo con la comida—

Infectados - Hetalia x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora