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Asumió que su vecino era un hombre porque escuchó una voz masculina el domingo a mediodía mientras se encontraba en la lamentable situación de cagar la comida tailandesa que le había hecho daño la noche anterior. Las paredes eran delgadas, sí, pero Ochako había hecho un mapa mental en su cabeza y asumió que la distribución de los departamentos era en modo espejo, por lo sus duchas colindaban, así que, mientras no vivieran en el baño las veinticuatro horas, escuchar lo que el otro hacía todo el tiempo no era posible. Quizás ese era el truco para la convivencia en ese edificio. Los vecinos de arriba eran una cosa aparte.

Había sido una especie de conversación unilateral, así que posiblemente estaba hablando por teléfono. No alcanzó a escuchar lo que decía aparte de unas palabras sueltas como "agenda", "noche", "viernes" y muchos "no".

Tampoco es que intentara hacerlo.

Canciones para Cantar en la DuchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora