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Aunque no había planeado beber, Uraraka admitía que, quizá, se había pasado un poco. No estaba borracha como para no estar consciente de sus acciones, pero se daba cuenta de que se reía de los chistes tontos de Kaminari, incluso de lo que no era un chiste, y eso era una señal de que no estaba bien. Bakugou no había bebido, como conductor no se lo permitió a sí mismo y solo estuvo cuidando que ella no exagerara con los shots.

Estuvieron apoyando a Kyoka desde la cabina y luego bajaron hasta la pista. Bailaron los tres en un pequeño grupo hasta unirse a unos más grandes. Katsuki estuvo pegado a su lado todo el tiempo, espantando a cualquier chico que quisiera aprovecharse de su estado. No, espantando a cualquier chico, punto.

Ella no quiso preguntar nada más. Achispada como estaba, Ochako recordaba muy bien que Bakugou recién estaba dado de alta y que se supone debería descansar. Hablándole al oído, le pidió que se marcharan. Según su celular, apenas era la una de la madrugada. Se despidieron de Denki, quien pensaba quedarse hasta el final para esperar a Kyoka y fueron andando al estacionamiento.

Sintiéndose libre por el alcohol ingerido, Uraraka hizo todo el camino desde la salida del club hasta el estacionamiento, donde aguardaba el auto de Katsuki, abrazándolo como una lapa por la espalda. Él no paró de decirle que se veían ridículos y que estaban caminando como patos, pero ella hizo oídos sordos y hundió el rostro un poco más en su espalda.

-Suelta -le pidió una vez que llegaron al auto. Ella canturreó algo similar a un no y le apretó todavía más. Tenía suerte, si no estuviera usando sus guantes especiales, ya lo tendría flotando-. Cara de Ángel, suéltame o nunca vamos a llegar.

Ella eligió ese momento no solo para soltarlo, sino para hacer una de esas preguntas estúpidas que se le cruzaban por la mente con frecuencia.

-¿Por qué Cara de Ángel? ¿Es un chiste?

A decir verdad, había aceptado el apodo, no muy frecuente, con cierta alegría, pero en ese momento quería asegurarse de que se trataba de algo bueno y no de una muy mala tomadura de pelo por parte de Ground Zero.

-Por todos los héroes, no debí dejarte beber.

Tozuda, ella repitió-: ¿Por qué Cara de Ángel?

-Si subes al auto, te lo diré.

Obediente como nunca, Uraraka abrió la puerta del copiloto y se puso el cinturón de seguridad con toda la gracia que pudo reunir. No era mucha. Una vez hecho y con Katsuki encendiendo la ignición, repitió.

-¿Por qué Cara de Ángel?

Él no la miró cuando dijo simple, contundente-: ¿Nunca te has visto en un espejo?

Canciones para Cantar en la DuchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora