xx.

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El lunes no se había duchado por la noche, aunque había llegado a buena hora del trabajo; en su lugar entró a la ducha a primera hora de la mañana del martes y supo por los ruidos a través de la pared que su vecino -no, Bakugou-, se dio cuenta. Tampoco había puesto música mientras se lavaba porque no era un momento relajante así no podía desperdiciar tiempo bajo el agua. Todo estaba raro, no sabía qué hacer. No era una persona vergonzosa, pero se sentía con la guardia baja desde el sábado.

Durante sus horas de trabajo estuvo espaciando, de hecho, cometió algunos errores menores en unos informes que entregó y se lastimó el tobillo cuando estaban de misión atrapando a un villano. Nada importante, por supuesto, o la habrían mandado a casa en medio del rescate a los rehenes. Tsuyu le preguntó qué pasaba, por qué estaba tan distraída y a Ochako le costó darle respuesta, pero le prometió que luego le contaría. De camino a casa, sin embargo, tuvo una epifanía. ¿Por qué estaba teniendo sentimientos de rechazo por Bakugou? ¿Tenía 12 años acaso? Estaba por cumplir 25, por el amor de dios.

Así que, como todo en su vida últimamente, Uraraka escuchó una canción para subirse los ánimos y darse valor.

Luego se preparó para entrar en la ducha.

Canciones para Cantar en la DuchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora