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Le pidió a Tsuyu terminar el patrullaje sola y luego se dirigió al hospital. Apenas y tuvo tiempo de cambiarse. Corroboró la información que Jiro le había dado por mensaje en la recepción y subió los escalones de dos en dos hasta llegar al tercer piso, donde Bakugou estaba internado, incapaz de esperar al elevador. Casi asusta a una enfermera cuando pasó a su lado, con sus pies más corriendo que caminando, buscando la habitación 37.

Abrió la puerta todavía algo asustada. No sabía que pensar. Era normal lastimarse y Ground Zero era de los mejores héroes del país... no, del mundo. Se envolvía en situaciones de peligro de manera más usual que ella, también con frecuencia en un nivel mayor. Al abrir la puerta, se encontró con Bakugou sentado en su cama, una venda alrededor de su cabeza otras más desde el antebrazo derecho hasta la palma de su mano. Una intravenosa también estaba conectada a él. Si prestaba atención suficiente, más vendajes se asomaban debajo de la bata del hospital. Ochako sintió que el corazón se le encogió al verlo.

-¿Qué pasó? -preguntó, precipitándose hacia él. Bakugou no pareció sorprendido por su presencia, solo un poco abrumado.

-Se ve peor de lo que es.

-No lo creo -dijo ella, tajante.

-¿Qué fue lo que pasó?

-Una mala pelea.

-Puedo notarlo -suspiró, tirando su bolsa al suelo sin muchas energías. Con sus dedos tocó por encima de los vendajes de su brazo, el ceño fruncido, imaginando qué pudo haber pasado para que su vecino terminara de esa forma-. ¿Por qué no me lo dijiste? Pude haber venido a la hora del almuerzo.

-No quería preocupar a nadie -le confesó, luego añadió entre dientes, pero ella alcanzó a escuchar-. Esos estúpidos. Les dije que no lo divulgaran.

Omitiendo la última parte, Uraraka declaró-. Tengo derecho a estar preocupada, idiota.


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SIENTO QUE YA NO ME SÉ LOS NÚMEROS ROMANOS SEND HELP

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