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Akihiro era un compañero de agencia de Tsuyu y Uraraka. Era un chico de 16 años realizando prácticas los fines de semana con ellos; de clase alta, cabello negro como la bruma y piel tostada, de modales chapados a la antigua y personalidad tímida. Su quirk tenía un potencial enorme, podía detener el paso del tiempo en objetos inanimados durante cincuenta segundos, pero poco a poco estaba alargando ese lapso. Estudiaba en la AU y respetaba mucho a Uravity, por lo que a ella le gustaba pasar el tiempo con él, recibiendo adulaciones. También lo había entrenado un montón en combate cuerpo a cuerpo. De hecho, el chico era su principal compañero de sparring. Por eso cuando les invitó a cenar ese sábado como despedida -se mudaba de la ciudad, por lo que había solicitado un cambio de agencia para continuar sus prácticas hacía más de un mes- y la comida era comida tailandesa, Ochako no encontró fuerzas para declinar la invitación a pesar de que la primera y última vez que había pedido comida tailandesa terminó pasando la mitad del día encerrada en el baño. Era su pupilo favorito después de todo.

Así pues, Ochako se concentró en beber en lugar de comer, sentada en la esquina más alejada de la mesa junto con Tsuyu, quien la ayudaba a terminar su plato para que su amiga no se viera grosera al dejarlo casi todo. Igual fue difícil no ingerir nada (¿"No tienes hambre, senpai?", "¿No te gustó la comida, senpai?", todas las preguntas formuladas con ojos de cachorrito) porque Akihiro se encargó de hacerla el segundo centro de atención toda la noche, dejando claro que ella era su senpai favorita. Bueno, no sólo que era su favorita, sino que tenía un fuerte flechazo por ella. Sólo le faltaba decir "me casaré con Uravity cuando sea grande" para condecorar el acto. Tsuyu le hizo bromas al respecto toda la noche.

Al final de la velada, Akihiro estaba hecho un mar de lágrimas y parecía rotundamente achispado a pesar de no haber bebido una sola gota de alcohol. Abrazó a todos y les agradeció por acompañarlo en la cena y por enseñarle día a día lo difícil que era ser un héroe de verdad. Prometió mantenerse en contacto en el grupo de chat de Facebook que tenían para hablar de banalidades. Uraraka, a modo de despedida, le dio un beso en cada mejilla y le revolvió la mata de cabello negro, aunque él era bastante más alto que ella. Akihiro la abrazó una vez más y le pidió disculpas por ser tan pegajoso.

Uravity regresó a su departamento en un taxi cerca de la medianoche; su corazón lleno de emociones, la cabeza dándole vueltas y un ligero malestar en el estómago. Le rogó a todos los dioses que conocía que fuera por el alcohol y no por la comida, pero sus plegarias llegaron a oídos sordos.

Canciones para Cantar en la DuchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora