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Me senté y me miraste.
Por un momento pensé que era mentira; porque ella, porque todos, me dijeron que tú nunca mirabas a nadie.

Por eso aparté la mirada, como si me estuvieras mintiendo con solo mirarme.

Me mirabas con superioridad, como si miraras desde arriba a todos (metafóricamente). Me mojé los labios pero no se escapó ninguna palabra de ellos y como no habías dejado de mirarme, te miré.

Problema.

No le habían hecho justicia a la descripción de tus ojos, tu boca pequeña, tu mandíbula tan extraña, los lunares de tu cara.

Porque no eran solo una palabra.

Eran probablemente ninguna palabra o muchas. Muchas porque es complicado explicarlo, ninguna porque probablemente no hay palabras para hacerlo.

Mis ojos no podían sostenerte la mirada. Ardían, quemaban, dolían cuando te miraban. Pero se quedaron.

Y entonces la rompiste, de la manera más suave y devastadora posible; mirando hacia otro lado de manera casi imperceptible. Como si yo no fuera nada.

Como si no valiera la pena mirar(me).

Porque tal vez era cierto eso de que no miras a nadie. Tal vez, lo que querían decir, era que no los miras, solo miras como ellos te miran a ti.

El problema es que yo soy todo lo contrario.

-iinfinity// mir-arte

Poemas (1) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora