Bonus: MPreg, Segunda Parte.

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Matteo.

No podía abrirlo, tenía miedo al resultado, así que como Rebeca noto el que no podía abrirlo, me arrebato el sobre que estába entre mis dedos, para así hacerlo ella.

–¿Felicidades?, Vas a ser papá– Dijo de una manera rara, como si no supiera el como decirlo. Verifique el que no estuviera jugando y no era así, el papel si decía el que estaba embarazado.

–¿Y ahora que haré?– Estaba preocupado, no me sentía capaz para ser padre.

–Primero que nada, siento que deberías decirle a Simón– Me quedé mirándola confundido– ¿Por que el es el padre no?– Tarde un poco en contestar, ya que ella comenzaba a pensar otra cosa.

–Claro que es de el, si el y yo terminamos hace casi cinco meses y si, después regresamos, pero estuve muy ocupado llorando como para estar con otra persona y ahora mucho menos le voy a ser infiel–

–Perdón, en realidad no pensé eso, solo que me hiciste dudar un poco, cuando tardaste en contestar–

Decidimos salir del hospital, pues ya teníamos lo que buscábamos, así que ya no tenía caso el que estuviéramos ahí.

No tardamos mucho en llegar a casa, lo que en realidad me costó fue bajar del auto.

Estaba apunto de bajar del auto, pero cuando mi mano tocó la puerta comencé a llorar.

–¿Todo bien?– Dijo ella colocando su mano sobre mi hombro, como forma de apoyo.

–¡No!, Nada está bien, como sabré que el no me dejara, que tal vez piense que hago esto para que de alguna forma no se aleje de mi, ya que terminamos y el sabe el que me dolió el habernos separado–

–Nada de eso pasará, el no pensara eso, aparte para tener un bebé se necesita de dos y el contribuyó a eso, y a el también le dolió la ruptura, lo sé por qué el acudió a mi cuando paso, el se preocupaba por ti y no creo que ahora se la excepción–

Ella logro darme apoyo, aunque no consiguió deshacerse del miedo por completo.

–¿Listo?– Estábamos a punto de bajar, pero su teléfono sonó antes de que pudiera bajar– ¿Hola?– No sabía con quién hablaba, pero parecía importante– ¿Ahora mismo?– Creo que tiene que irse– Claro, te veo ahí– Volteó a verme, sabía lo que pensaba, así que no se lo hice más difícil.

–Ve, no te preocupes por mi– Se despidió, baje de su auto y comencé a caminar en dirección al edificio donde estaba mi hogar.

Al subir sentía como mis nervios a flor de piel, sabía que él ya estaba en casa, así que no iba a tener más tiempo para prepararme.

Abrí la puerta y lo vi, el estaba sentado sobre el sofá, viendo el televisor, aparentemente estaba viendo caricaturas.

Suspiré antes de poder haber dicho algo.
–Simón– Espere después de ver cómo lentamente giraba para verme– Tenemos que hablar– Lo había tomando por sorpresa, lo sabía por la expresión repentina es su rostro. Apagó el televisor y me indico el que estaba listo para hablar.

Tome asiento enfrente de el, esto era serio, incluso más que en nuestra corta ruptura.

–¿Todo bien bonito?, ¿Pasó algo en el hospital?– Dijo acercándose a mí y colocando mi mano entre las suyas como forma de apoyo.

–No lo sé, no se que es lo que vallamos a hacer– Dije para que el llanto volviera a apoderarse de mi.

–¿Vallamos?, ¿Está todo bien?– Dijo para así tomar mi rostro y limpiar las pocas lágrimas que salieron. 

–Est.. Estoy... Estoy embarazado, ¡Seremos papás!– El solo me abrazó con una sonrisa en su rostro, al parecer está feliz por esto.

–¿¡Es en serio!?– Le enseñe los análisis y el detenidamente, pero rápidamente los leyó, hasta la parte donde afirmaba el que estoy esperando un bebé, asiendo que sus ojos se iluminarán y volviera a darme un abrazo.

Siete meses después...

Estaba despertando, después de un agitado día de compras para la nueva habitación de los futuros mellizos.

–Buenos días guapo– Dijo Simón despertando y dándome así dándome un corto besó– Y buenos días a ti y a ti también– Dijo colocando una mano en un extremo de mi vientre y otra en el otro extremo. Ocasionado una pequeña risita en mi.

Fue extraño el cambio y muy repentino, ya que el dejar la escuela después de tanto tiempo ahí, fue duro, pero el me apoyo en la decisión, por suerte ese no fue el único cambio, Simón comenzó a subir de puesto, así que económicamente no había el porqué preocuparnos.

–Simón– Dije mientras el aún admiraba mi grande vientre.

–¿Si? Bonito– Volteó a verme, sin separar sus mano.

–Dicen que tienen hambre– Dije para que el así riera un poco.

–Ahora vuelvo con algo de comida, para ti–Dijo colocando su mano en un extremo– Para ti– Ahora en el otro extremo– Y también para ti– Dijo ahora refiriéndose a mi. Se levantó de la cama y antes de salir de la habitación me dio un corto besó.

Era cotidiano el que el hiciera eso, desde que el ultrasonido nos dijo que serían dos, habla con ambos y se preocupa por los tres, aunque un poco exagerado.

En el noveno mes...

El dolor era cada vez más presente, el nacimiento de Óscar y Ashley se aproximaba, pero aún no podían nacer, no sin Simón presente.

–¿Está listo joven Balsano?, La cesárea debe comenzar– Aunque necesitaba el que comenzara, quería que Simón estuviera aquí.

–Aun puedo esperar unos minutos más– El sudor y las construcciones hacían que el doctor dudará.

Simón no tardo en llegar, así que cuando cruzó por las puertas todo comenzó, aunque por la anestesia no sentí nada, dentro de mi moría de miedo.

Y ahí fue donde Ashley nació, era tan hermosa y tan pequeña, como sabía que no sólo sería ella, Simón con una pocas instrucciones de una enfermera cargo a Ashley, para que así pudiera seguir el parto.

Así naciendo por segundo Óscar, tan parecido a Ashley, pero a la vez tan diferente, ambos habían nacido, Óscar estaba sobre mi pecho, Ashley en los brazos de Simón. Así creando el mejor recuerdo que puede vivir en mi memoria.

–Gracias por estas pequeñas personas tan hermosas– Simón se acercó aún con Ashley en brazos, para así darme un pequeño beso.

–No lo pude haber hecho sin ti– Dije viéndolo directo a los ojos.

–Matteo, Matteo, Matteo, Matteo– Simón comenzó a pronunciar mi nombre repetidas veces, la escena comenzaba a desaparecer, haciendo que mi miedo aumentará, no sabía lo que estaba pasando.

Por mi mente solo pasaban mis hijos, no quería que les pasará algo.

–¡No, mis hijos!, ¡No!– Lágrimas brotaban de mis ojos, no entendía lo que pasaba.

–¡Matteo!, ¡Despierta, tranquilo, solo es un sueño!– Sentía como alguien comenzaba a moverme de un lado a lado, haciendo que mis ojos volvieran a abrirse.

–¿Simón?, ¿Dónde están?– Estaba preocupado, ellos deberían estar bien, quería que lo estuvieran.

–¿Dónde están quién?–

–¡Nuestros hijos!– El solo comenzó a reír, haciendo que no entendiera lo que estaba pasando.

–Tranquilo, no tenemos hijos, solo fue un sueño–

–¿Nada de eso pasó?–

–Nada bonito, aunque si quieres podemos hacer algunos–

–¿Así?– Era juego, sabía que lo era, aunque la idea me gustaba, a pesar de que biológicamente fuera imposible.

Y el juego comenzó, así creando un recuerdo más lleno de pasión, lujuria, pero sobre todo con amor.

Fin... ♡

















Solo Tuyo | Sitteo | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora