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Matteo.

Era el último día que estariamos en el hotel, al parecer Rebeca había tenido problemas con sus padres, ya que le decían que no querían un mal ejemplo hacia sus demás hijos, así que se iría a Argentina, ya que había conseguido un lugar donde quedarse.

Ya estaba en el aeropuerto, quería despedirme de Simón, ya que no sabía si volveríamos a compartir lugar, pero en todo el día no lo había visto, faltaba poco para tener que subir al avión y el nunca apareció.

Subí, me acomode en mi asiento, está vez mi madre estaba a lado mío, me puse mis audífonos y despegamos.

El viaje se me hizo más largo ya que el no estaba a lado mío.

Al aterrizar pedimos un taxi y nos fuimos directo a mi casa. Al llegar pensaba que Benicio estaría ahí pero la fachada de su casa se veía mejor, ya no parecía abandonada.

Entramos en mi casa y efectivamente ellos ya no estaba ahí, supusimos que su casa ya era habitable y decidieron irse.

Era de noche, así que no tenía caso hacer algo, cada quien se dirigió a su habitación, mi madre entro a la suya y yo a la mía.

Al despertar no sabía que hacer, eran vacaciones pero no tenía nada que hacer.

Pasó el tiempo, todo el día había estado acosado, con excepción de cuando tenía que ir al baño y cuando fui por algo de comer.

Mm: ¿Puedo pasar?. Dijo entre abriendo la puerta.

M: Pasa. Dije sin dejar de mirar mi teléfono.

Mm: Te buscan. Detrás de ella estaba Simón, ambos entraron, haciendo que me muriera de vergüenza, ya que estaba mi habitación completamente desordenadana. Este los dejo, cualquier cosa estoy abajo.

Solo me veía y yo solo lo veía sin tener que decir nada, era un silencio cómodo, hasta que se acercó a mí y se sentó en un extremo de la cama.

M: ¿Qué haces aquí?. Dije con una sonrisa tierna en mi rostro.

S: Vine a verte, ya que tenemos que hablar. Dijo con un tono serio, haciendo que la sonrisa se fuera.

M: ¿Pasa algo malo?.

S: Si, que te amo demasiado y ya no puedo soportarlo. Se levantó, sujeto mi mano e hizo que yo también me levantará, para después incarse frente a mi. ¿Te quieres casar conmigo?. Dijo sacando una pequeña caja de su bolsillo, en la cual había un anillo.

M: Acepto!. Iba a tomar el anillo, pero todo comenzaba a desaparecer.

B: Despierta, quiero enseñarte algo. Frente a mi estaba Benicio, moviendome sutilmente, para que así despertara.

M: Aruinaste mi sueño. Dije con un tono de enojo.

B: Son casi las tres de la tarde, ya era momento de que despertarás, así que cámbiate por que quiero mostrarte algo.

M: Bien. El salió de mi habitación, para que en menos de 10 minutos yo también saliera.

Nos dirigimos a su casa, para que al entrar me sorprendiera muchísimo, era completamente otra, ya no había escombros por todas partes, al parecer ya contaban con muebles, todo era sorprendente.

M: Wow, ¿Cómo pasó esto?. Dije aún sorprendido.

B: Pues desde que te fuiste no quisimos abusar, así que solo comenzamos a organizar todo, como a los tres días ya estaba todo limpio, lo difícil fue encontrar muebles "buenos" a un precio bajo. Tomo aire ya que estaba hablando un poco rápido. Mi papá los mando desde Italia, mando de todo, para cocina, baño, todo, así que lo único que nos quedaba era contratar a alguien para que los instalará y así lo hicimos.

M: Es increíble, ¿Y no tienes algún recuerdo de allá?. Dijo un poco entrometido.

B: Por eso quería que vinieras. Subió a su habitación guiandome para que lo siguiera. De abajo de su cama saco una pequeña caja, era como de un juguete. Toma. Dijo extendiendo dicha caja.

M: ¿Que es esto?...

Solo Tuyo | Sitteo | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora