Capítulo 38

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¡Hola, mis queridos!

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Enero 16. 1994.
En algún lugar de Inglaterra.
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Narcissa no estaba feliz de ver su apariencia. Su piel pálida e imperfecta, labios agrietados, sus ojos brillaban con una locura que le recordaba a su hermana Bellatrix. Su cabello... Ella siempre adoro su cabello de raíces negras y el resto de un rubio. En Hogwarts todos habían dicho que ella se teñia el pelo cuando en realidad así era en realidad.

Ahora su hermoso y dispar color fue reemplazado por un con color marrón. Algo indigno para alguien de su procedencia.

Suspiro, sus manos temblorosas. Ella debía calmarse. Si se dejaba llevar por la furia no lograría su venganza y sus objetivos.

Su mirada se posó en los objetos que se posaban en la maloliente cama, una fría sonrisa adorno sus labios. No sabía con certeza - pero sospechaba - quién había sido la persona que le entrego esos objetos pero estaba bastante agradecida.

Solo debía esperar un poco más y todo será suyo. No podrá quedarse en Inglaterra, sin embargo siempre quiso conocer New York mágico y ese lugar estaba lo bastante alejado - tanto geográficamente como políticamente - de Londres mágico como para que alguien reconociera al mocoso y a ella.

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Enero 25. 1994.
Mansión Crouch.
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Kingsley Shacklebolt vio bastante cosas durante sus años de Auror, incluso se atrevía mencionar su tiempo en Hogwarts y eso no sería mentir. El terror que Voldemort y seguidores esparcieron por ese tiempo siempre quedaría gravado en los corazones de todos.

El juraría que su corazón estaba endurecido pero... esto podría entrar en su top 15 de cosas espantosas.

Él conocía a Bartemius "Barty" Crouch Jr., lo había visto algunas veces en Hogwarts y una vez el mayor lo ayudo cuando unos Slytherin lo molestaban. Se podría decir que se sintió decepcionado cuando supo que se unió a los Mortíferos. Nunca espero que ese Slytherin, quién sonría y suspiraba mientras observaba de reojo a Frank Longbottom - noto eso de forma sorpresiva, no porque había estado acosando a Crouch - se dejará llevar por falsas promesas.

Ahora, cerró los ojos. Debía concentrarse.

-- ¿Bartemius? -- Llamo, tratando que su voz sonara calma --.

Sin respuesta alguna. El otro hombre lo miraba con un rostro indiferente, con ojos muertos. Estaba cubierto de heridas sangrantes. Apretó la mandíbula. Esperaba que Crouch señor recibiera el beso de Dementor por todos sus crímenes.

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San Mungo.
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Sentado en su habitación, Lord Frank Longbottom parpadeo distraídamente. Su mirada fija en un punto invisible en la pared. Su esposa, Alice Longbottom, dormía tranquilamente en su cama.

Una enfermera de cabello rubio ingreso sosteniendo una bandeja con pociones, la cual dejo sobre una mesa y volvió a acercarse a la puerta para vigilar si alguien venía. Al verificar que nadie se aproximaba, suspiro aliviada.

Sus ojos brillaron con alegría y tomo tres pociones de distinto color: una de tono rojo con aroma a hierba, otra entre azul y verde con un aroma a fuerte casi desagradable, el último no tenía un aroma y su color era un gris pálido. Ella se acercó con cuidado al Lord y lo ayudo a beber cada poción mientras sonreía.

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