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DANIEL O'BRIEN.

Salí hacia las oficinas para terminar con los cheques por entregar, los recogí y ya estaba de regreso a casa de Anna. En la carretera sentí ese instinto que me decía que él estaba cerca, pero esta vez fue más fuerte como aquella vez que se metieron a la casa de Anna, eran más que la última vez, miré por el reto visor y tenía pisándome los talones una camioneta Ford negra, no pude distinguir cuantos más iban detrás de ella. Aumenté la velocidad y los demás también, dos de ellos aumentaron más la velocidad y se detuvieron a los costados haciendo que quedara en medio de los tres autos. Tomé mi teléfono y le escribí a Anna

Yo

Anna enciérrate en la casa ahora, irán por ti después

Apague el teléfono y lo deje en la guantera poniendo mis dos manos en el volante y la mirada fija afrente. El auto que tenía atrás aceleró y chocó con mi auto, después los autos de los laterales hicieron los mismos, yo me sacudía de un lado a otro intentando no perder el control de mi auto. El auto de la derecha disminuye la velocidad quedando detrás mío y el auto de mi izquierda impacta contra mi auto haciendo que me desvíe del camino. El sonido de las llantas hizo que me recordara el día en que morí, pero intenté no recordar ese mal momento y debía enfocarme en el presente. Una, dos, tres, cuatro, son las veces que el mismo auto estuvo impactándose con el mío. Hasta que logro que mi auto se volcara quedando que las cuatro llantas quedaran arriba y gracias a que llevaba puesto el cinturón de seguridad no me pasó nada. Pude ver que de los tres autos bajaron cuatro personas de cada uno, llegaron a la ventanilla de mi asiento y todos se inclinaron un poco para quedar a mi altura, un chico pelirrojo y con ojos de color verde me da una sonrisa y yo solo lo miro esperando a que me diga algo.

- Vaya hasta que nos vemos denuedo viejo amigo- no hace falta saber quién es.

- ¿Parece que no te rindes? Al igual que nosotros- digo un poco adolorido del estómago ya que el cinturón comenzaba a lastimarme un poco, claro ya que estaba de cabeza.

- Sáquenlo de ahí- se levanta y los demás que lo acompañaban abren mi puerta con dificultad y después me quitan el cinturón, no me opuse cuando me sacaron ya que no podría con tantos hombres ya que eran doce contra uno. En serio que quería venganza por algo que él cometió, pero solo importa es que pude avisarle a Anna, ojalá no la hayan encontrado. Tres sujetos me toman de ambos brazos para inmovilizarme, uno me pone una bolsa en la cara, me tiran al suelo y recibo golpes de varios de ellos en mi cara, estómago, costillas, espalda y nuca que ese último fue el que hizo que cayera inconsciente.

----Anna----

Me alarmó un poco el mensaje de Daniel. Me encerré en el sótano ya que como la última vez no pudieron entrar en él, tomé a Bonnie y la puse en su jaula para que no le hagan nada. Me escondí debajo de las escaleras ya que había un pequeño closet... esperé una hora, ya que vi la hora en mi teléfono, la impaciencia me invadió e intenté comunicarme con Daniel, pero no contestaba mis llamadas ni mensajes. Escuché un estruendo muy fuerte que hizo que soltara un pequeño grito mientras daba un salto del susto, mierda, eso fue un disparo, mis ojos se humedecieron rápido y me llevé mi mano a la boca mientras abrazaba mis piernas. Unos golpes se escucharon en la puerta del sótano, fue cuando mi corazón comenzó a latir lo más rápido que podía ya que me aterra que tengan armas solo para buscarme. Otro disparo y la puerta se abrieron de golpe, escucho los pasos por las escaleras y aprieto más agarre contra mi boca y las lágrimas no tardaron en salir.

- No está aquí, debió advertirle antes de que llegáramos.

- Espera, aún nos queda ver dentro de ahí- sabía que se referían al closet y los pasos se acercaron más y más, la manija giró y se abrió de golpe dejando ver a dos chicos de la misma edad, unos veinte y cinco años, los dos me dieron una sonrisa dando a entender que encontraron lo que vinieron a buscar.

La venganza del alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora