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OMAR.

La policía ha estado viendo mis movimientos desde que Anna y Daniel se fueron, me alegra que se la haya llevado ya que no quiero que salga más lastimada de lo que ya está porque de todos los que estamos involucrados en este problema ella es la que más ha sufrido, eso hace que la sangre que corre por mis venas hierva como nunca ya que no puedo hacer mucho hasta que los hombres de Sebastián se hagan presentes.

Regresó del trabajo después de una jornada larga ya que el trabajo se juntó más cuando Anna se fue con Daniel. El timbre de la entrada sonó y fui a la puerta. De todos en el mundo tenía que ser él, mis manos se hicieron puño cuando lo vi frente a mi vestido de traje y corbata ¿cómo se atreve a venir a mi casa?

- Hola Omar.

- ¿Qué quieres?

- Solo quiero hablar.

- Pasa- entra y en la entrada hay una camioneta negra con dos sujetos vistiendo de traje y cordata negro, debían de ser sus guardaespaldas. Pasamos a la sala él quedando frente a mí.

- Mira iré directo al grano para poder irme.

- Te escucho.

- Es sobre Anna.

- Olvídalo si quieres llevártela porque no te dejaré.

- Pero es mi hija.

- Yo soy su padre, yo la crié, yo estuve cuando dio sus primeros pasos, cuando se le cayó su diente de leche, y tú ni siquiera has hecho una de esas cosas y después de años te apareces reclamándola como si fuera de tu propiedad.

- Te daré todo el dinero que me pidas Omar- de acuerdo eso fue suficiente.

- ¿Cómo te atreves? Lárgate, lárgate de mi casa y no vuelvas o si no pondré una orden para que te arresten ya que muchos te buscan.

- No sabes con quién te estás metiendo Omar y sabes que no me iré sin mi hija.

- Sebastián no te lo volveré a repetir lárgate y no te metas en la vida de mi hija aunque no tenga mi sangre yo si la quiero como mi hija y ella me quiere como padre- mi teléfono comienza a sonar y es el oficial, me levanto del sofá y camino hasta el comedor dejándolo con la palabra en la boca.

- ¿Hola?

- Sabemos que Sebastián está en su casa.

- Si es cierto.

- Bien, intente entretenerlo lo más que pueda.

- De acuerdo- cuelga el teléfono y me dirijo de nuevo a la sala, se encontraba en la misma posición.

- Escucha Omar- se pone de pie- quiero llegar a un acuerdo contigo.

- No voy a vender a mi hija como si fuera un objeto que no vale nada.

- Tómalo como un simple trueque- dice levantando los hombros y niego con la cabeza.

- Sebastián, por última vez aléjate de mi hija y de mí, no me extraña que su madre y tú se hayan seguido viendo en todos estos años- me acerco más a él haciendo que nuestras respiraciones choquen. Estaba listo para golpearlo cuando unos golpes en la puerta hacen que los dos desviemos la vista, corro hacia la puerta y la abro porque ya se de quien se trata. En cuanto abro policías entran a la casa y Sebastián intenta correr, pero uno lo golpea en la nuca que haga que termine en el suelo. Los sujetos de traje que venían con él los estaban esposando mientras los metían a una de las patrullas, Sebastián les grita que lo suelten pero es inútil ya que hay de tres oficiales sujetándolo.

- Señor, tiene que ir a declarar y decir todo lo que vino a hacer- se me acerca un oficial y asiento.

- De acuerdo iré- tomo las llaves y mi teléfono, salgo de la casa y sigo a los oficiales.

Di mi declaración, pero ya que lo han estado buscando por un tiempo a Sebastián les sirvió más mi declaración ya que les dije todo lo que me había propuesto para que tuviera a Anna devuelta. Me dijeron que los días siguientes estuviera atento ya que no encontraron a todos sus hombres ya que puede que tenga algún socio por ahí fuera tenía que tener cuidado.

Solo nos faltaba una persona más por deshacernos y él sería el más difícil, Wolf. Le mandé un mensaje a mi hija diciéndole lo que pasó, pero debe de quedarse unos días más con Daniel para estar seguro, no me preocupa Daniel ya que si mi hija lo aceptó debía de confiar en ella.

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La venganza del alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora