alumno;

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Sus ojos se posaron ante el salón de clases que tenía enfrente, soltó un suspiro cansado y se mentalizó para comenzar su fatídico día, otro día más en en aquel trabajo que poseía.

Universidad.

Era como si hubiese decidido meterse en un ciclo sin fin, una rutina que se receteaba cada cierto tiempo y volvía a empezar en el momento menos esperado.

Tenía días en los que no podía con aquel mal pagado empleo, pero desistía y se mantenía en camino con su trabajo, resignandose como si no pudiese hacer algo más por sí mismo.

Acordes, instrumentos, partituras, le esperaban con ansias para comenzar su clase.

Maestro de música, no era tan malo si le preguntaban, al menos podía dedicarse a algo relacionado con lo que amaba, no odiaba enseñar, pero simplemente a veces no se sentía correcto, incluso con el pasar de los años sentía esos deseos de volver a los tiempos donde era vago, cantando por las noches en algunos bares o discotecas, junto con sus amigos, sintiendo que todo estaba bien en su vida, inclusive sintiéndose vivo, porque últimamente solo vivía por hacerlo, había perdido esa chispa.

Un golpe contra su escritorio, llamando la atención del bullicio que esperaba por una reprimenda, de ese modo dando por iniciada su clase. Adentrándose en ese ciclo que repetía una y otra vez.

Todos escuchaban atentos a la manera que explicaba, al menos la mayoría, algunos lucían confundidos, otros como si ya lo supiesen todo, eran reacciones que ya conocía bastante bien, con las cuales podía lidiar ahora con mucha mayor facilidad.

Aún recordaba su primera vez enseñando, había sido un martirio, estaba nervioso, se trabó al hablar y los alumnos se burlaron de él el resto del semestre, demasiado para él siendo casi un recién graduado, teniendo la dicha de haber recibido tal oferta laboral.

Cayó sobre su silla giratoria cuando la clase se dio por concluída, despejando su mente de la lectura especializada de partituras, reemplazandolo por su amado esposo, quizá sería bueno dar una pequeña sorpresa, irlo a visitar a su empresa o comprar algo de comida, sí, sería bueno.

Las ideas se despejaron cuando escuchó un ligero golpeteo contra la puerta, al tiempo que una cabeza se asomaba ligeramente por la puerta, para luego presentar a un estudiante que nunca había visto en su vida.

Frunció el ceño, mirando cuidados al chico frente a él.

Delgado, buen porte, ropas holgadas, cabello despreocupado, sonrisa amable, incluso, podría decir que adorable, tímido, podía notar cierta ansiedad que emanaba de él.

Se mantuvo apacible, para luego acomodarse mejor en su asiento y reposar las manos sobre el escritorio.

—¿se le ofrece algo?— cuestionó, captando su atención.

Técnicamente parecía que olvidó la razón por la cuál estaba ahí, JaeBeom no tenía mucha paciencia el día de hoy, y siempre se mantenía duro y firme con sus alumnos para evitar lo que sucedió en su primer semestre de docencia.

—Si, mire,... mi nombre es Mark Tuan— sonrió débilmente— soy alumno de literatura clásica y...

—Yo profesor de música, así que creo que el problema no es conmigo— le cortó de pronto, sintiéndose invadido.

Negó, dándole la espalda y levantándose de su asiento, dispuesto a irse a casa, tomando su portafolio y abrigo, pero para su poca suerte oyendo los tenis del menor rechinar contra el piso, siguiendo su paso.

—Yo sé que usted es maestro de música. —aclaró, tratando se ser ágil con sus propios pasos— Por eso mismo, quiero ser oyente en su clase, me gusta la música, no estoy estudiando nada relacionado a ello, pero quiero aprender de.

—¿Y entre todos quieres oír mi clase? —se mofó.

—Un amigo mío me recomendó sus clases. —Aseguró, tratando de seguir su paso apresurado.

—¿Por qué he de aceptarlo señor Tuan?

—Solo soy un par de ojos y oídos más, no seré infructuoso, simplemente seré un alumno como cualquier otro oyendo de la clase.

—Ajá....

—No presentaré exámenes ni me dará una nota.

Lim se detuvo en seco, negando.

—¿Si te digo que sí dejarás de seguirme el paso? —su cuerpo completo se posó ante el menor.

Mark, aquel extraño alumno de la universidad se sintió abrumado, incluso arrepentido de haber sido un tanto insistente, pero aún así, asintió levemente, algo lo suficientemente visible para que Lim lo notara.

Mark Tuan era un alumno americano, incluso, si tenía años de vivir en Corea la gente lo seguía tomando como alguien extranjero. Un poco serio, pero con una vasta capacidad y gusto por tener muchas actividades extracurriculares.

Había recibido el consejo de tomar un poco de música con el aclamado y serio maestro Lim, y Tuan no lo había pensado mucho, aceptó y se arriesgó para poder tomar sus clases, pero no pensaba que fuese tan arisco como lo pintaban.

Notó como pensó un poco en sus argumentos, incluso si aceptaba ya se sentía un poco arrepentido de pedirlo.

JaeBeom soltó un poco de aire, volviendo la vista a ese pequeño y delgado alumno, suspiró y se rindió ¿qué más daba darle clases a otro par de ojos?

—Bien.

Fue una respuesta seca y poco amable, cosa que a Lim le importó poco, simplemente quería deshacerse de él, y si con ello lo dejaba de molestar, para él era perfecto.

Giró sobre sus talones y se alejó de su nuevo alumno, escuchando a lo lejos como aquel chico le agradecía a lo lejos, ondeando su mano y sonriendo, como si hubiese logrado algo inaudito. Si bien, JaeBeom no solía aceptar otros alumnos por propio bien suyo y de papeleos, era un desastre administrativo cuando un alumno de otro profesor se volvía tu oyente, era toda una osadía pasar sus notas. Eso lo aprendió en su segundo semestre de docencia.

JaeBeom había logrado convertirse en un profesor serio y totalmente ético, nunca mostraba una emoción de más y siempre limitaba todo a las actividades curriculares, así alejando a muchos de su camino y solucionando la mitad de los problemas que se podían lograr a ocasionar.

Solo era un alumno más, no tendría porqué pasar algo malo, y él mismo lo había dicho, no tendría que darle calificación de ningún tipo, puesto que era alumno de otra carrera ¿O sí?

engáñame; jjp; markbeom [reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora