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A JaeBeom le gustaba ir a tomar un café negro bien amargo cuando no tenía muchos pendientes en su lista de deberes mental, le gustaba sentarse un rato, tomar de la bebida negra y observar el campus.

Miraba por un rato a los alumnos pasearse, reír, como si ellos le hicieran regresar a su juventud llena de gloria.

Otras ocasiones, hablaba un rato con el personal de la cafetería y después de un intercambio ameno de palabras regresaba a la sala de música, cerrando las puertas y dejaba que su instinto musical se apropiarse de él, tocando alguna canción que le saliera del corazón en el piano instalado en la aula.

Murmuraba una canción sin título ni compositor, mientras se dirigía de vuelta, con la intención de saciar esa necesidad músical, apenas abrió la puerta y notó unos zapatos peculiarmente conocidos, aquellos de estilo extraño que cierta persona exclamaba con orgullo cuán increíbles y a la moda eran.

Kunpimook Bhuwakul, aquel viejo amigo estaba parado frente a él, mirando con presunción aquel salón de clases, portando un traje lujoso y dando un aura de elegancia extrema.

Elevó una de las comisuras de sus labios y se acercó a él.

—Vaya... bastante tiempo de no verte— saludó con una sonrisa, a BamBam a veces le gustaba esa sonrisa.

—Si ya sabes... solo pasaba por aquí lo normal.— trató de soñar casual, y eso fue un detalle que Lim pudo notar a la perfección.

Se mantuvo quieto, y espero a que hablara más, ya que sabía que su presencia aquí no era algo del día al día.

—Seguro, y no trabajas en la empresa de JinYoung— habló con cierto sarcasmo—no creo que la universidad te quedase de paso.

Kunpimook Bhuwakul, un hombre que siempre tenía alguna intención detrás, bien o mal intencionada, JaeBeom conocía bien a ese hombre con el que vivió por bastantes años, conocía sus mañas, en especial aquellas que no cambiaron con el pasar del tiempo.

—Bien, no me quedaba de paso— admitió parte de su crímen— pero vamos, quería visitarte— se acercó rodeando sus hombros con su largo y delgado brazo, mientras JaeBeom rodó los ojos ante dicha acción.

—Dime que quieres.

—Uy, que amable— se quejó, alejando el agarre y fingiendo indignación— en fin, uno…

Cuando BamBam, como era conocido por la mayoría de personas en su circulo social, estaba dispuesto a darle una extensa y bien pensada explicación, escucharon el ruido de la puerta para en menos de un segundo oír la voz de un joven:

—profesor...—la voz de Mark se hizo presente, interrumpiendo oportunamente su reunión con BamBam.

No quería correrlo ni nada por él estilo, pero a veces tenerlo cerca se sentía algo asfixiante y abrumador.

—Ah si... dame unos minutos, espera afuera.—le pidió, regalándole una sonrisa, cosa que para Kunpimook y su alumno fue extraña.

Lim no solía ser muy aficionado a hablar de manera suave y tranquila a sus alumnos, lo cual le causó cierta curiosidad a su amigo.

—Claro profesor.

En menos de un segundo, de nuevo se vio envuelto en un espacio en completo silencio junto a Kunpimook.

El hombre de origen tailandés parecía pensar un poco, como si estuviera pensando en la respuesta sin importancia que le dio a su alumno.

Pero si alguien le preguntaba, ¿Cómo se supone que debía actuar cuando lo veían con alguien como Kunpimook? Lo único que sentía era un poco de vergüenza, y sentía el deber de explicar lo extravagante que era entre otras cosas, como si tuviese que disculparse con otros por la existencia tan brillante de.su amigo, quizá por ello se vio muy amable respondiendo.

Antes de poder decir otra cosa, notó como una sonrisa ladina se dibujó en el rostro de su amigo.

— ¿ese es tu alumno? ... Diablos...— su tono expresaba curiosidad, hasta cierto coqueteo al chico que acababa de desaparecer del campo de vista de ambos— creo que empezaré a considerar ser profesor...—mordió su labio, ganándose un golpe por parte del mayor.

—Es un niño, pervertido.

—Oh vamos tengo veinticinco, no treinta como tu.

—veintinueve— corrigió.— intenta salir con alguien más cercano de tu edad, no con un crío.

—Si pudieras ¿no saldrías con él?— insinuó, captando el desagrado en el rostro del mayor.

—No es mi tipo. Además es muy joven

—La edad da igual— recalcó, ganándose una negación por parte de su amigo.

—Eres insufrible.

—Como sea— movió sus manos con elegancia en un gesto poco descifrable para Lim — debo de irme, solo pasaba por aquí, y por cierto...

—¿Qué?

Lo vio dudar antes de responder, despertando curiosidad en ello, BamBam no era un hombre con dudas, no era alguien que titubeaba, ni cuestionaba, era directo, al menos, el profesor siempre lo había percibido así y le parecía extraño cómo podía verse de un momento a otro tan inseguro.

—Deberías... —parecía seleccionar con cuidado cada una de sus palabras—, no sé pasearte por la oficina de tu esposo y ya sabes... llevarle algo de comer a JinYoung...

—No se cocinar— se mofó —JinYoung es el de las manos mágicas ¿que pretendes con ese comentario?

—yo... nada— soltó una risa nerviosa— solo... Visitalo y hazle saber a todos que eres su esposo y ya, muchos parecen interesados en él.

—ya... veo— respondió un poco confundido por sus palabras, jamás le había dicho eso.

—y JaeBeom

—Dime...

—Arreglate más.

engáñame; jjp; markbeom [reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora