battements de ton coeur;

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'Sin importar qué, estoy dispuesto a acercarme a tu corazón'.

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Un movimiento en falso lo hizo caer estrepitosamente, todos los chicos miraron atentamente por el horrible ruido que había provocado su caída.

YoungJae gruñó, sintiendo el ardor de sus músculos por haber chocado contra el suelo, levantándose mientras limpiaba sus pantalones deportivos, negó y se dispuso a volver a intentarlo, no iba a rendirse por nada en el mundo, aun sin importarle que el profesor se acercase, sabiendo perfectamente que le regañaría o algo parecido.

-YoungJae...- le llamó brindándole una mirada preocupada, mientras el chico volvía a repetir los pasos, decidido, pero volviendo a caer, soltando un doloroso quejido de nueva cuenta, un poco más ruidoso por la manera en que sus manos recibieron todo el golpe.

-oye...-lo tomó por los hombros, después de que se había levantado por segunda vez, mirándolo seriamente.

-Puedo hacerlo- aseguro, relajando sus brazos, tratando de volverse a posicionar para volver a intentarlo.

-No lo dudo, pero... ¿No quieres tomar clases particulares...? Puedo pedirle a alguno de los más avanzados que te ayude- de inmediato Choi negó, una y otra vez.- o pasarte al curso de la siguiente hora quizá sea más...

-no, no, no, no.- habló- estaré bien.

Realmente no pensó ser tan torpe para bailar, no era terrible, pero le costaba demasiado aprender los pasos, teniendo como consecuencia caídas y tropiezos. Tampoco pensó mucho su plan cuando supo que aquella academia escolar era dónde Kim había aprendido todo lo que sabía, siendo consciente que regularmente YuGyeom daba ayuda a principiantes y que tomaba las clases de la siguiente hora, haciendo que todo luciera como una terrible idea, porque claro si se pasaba a la siguiente hora lo vería o si accedía a las clases, seguramente el menor sería el designado y eso se volvería totalmente vergonzoso, porque no podría decir con facilidad "oh si solo es coincidencia, después de que te vi bailar me han entrado las ganas" ¡NO! Y añadiendo como último ingrediente a su suerte sabía que lo odiaba, así que estaba totalmente consciente del desastre que estaba haciendo.

El maestro seguía hablando de la manera en que debía protegerse, cosa a la cuela YoungJae no estaba atendiendo, prefería pensar en cómo evadir cualquier tipo de problema, cuando la puerta se abrió, apenas mostrando la figura que estaba evitando.

-Yo... tomaré su consejo e iré a descansar el resto de la clase- dijo dejando desconcertado al profesor, ya que nunca había dicho eso, huyendo de inmediato a la banca dónde reposaban las bolsas y mochilas de los otros estudiantes. Se cubrió la cara con la gorra de su sudadera y dio la espalda al gran espejo que quedaba frente a él.

-Hola- escuchó la voz del profesor, dejando de prestarle atención a ese alumno raro, para concentrarse en su alumno estrella- llegaste antes.

-Tuve un poco de tiempo libre- YoungJae casi podía jurar que había una sonrisa dibujada en su rostro, por el tono de su voz melodiosa estaba totalmente seguro que sus labios estaban curvados, mostrando una gran sonrisa animada, deseando irremediablemente verla, porque cuando estaba cerca ni una se asomaba en sus labios.

-Entonces únete- animó el profesor.

-¿Y ese chico?- preguntó haciendo que el mayor se quedase quieto, el maestro miró a YoungJae encogerse y se limitó a sonreír.

-Un novato un tanto persistente- respondió haciendo que Kim soltase una ligera risa, debido que esas habían sido las mismas palabras que uso el profesor cuando Kim comenzó a venir a aquel lugar.

Cuando yugyeom tenía cerca de unos diez años su madre lo mandó a aquella academia, y el no estuvo en desacuerdo con ello, la verdad era que estaba muy feliz, ya que siempre le había insistido, y hasta ese momento no lo habían hecho caso. Al inicio para el menor todo era complicado y tedioso, pero aun así no se rindió, caía continuamente, se raspaba, recibía regaños, pero nunca se había dado por vencido, en cambio se mostraba mucho más decidido cada día, y aquel día que escucho esas palabras salir de su profesor, fueron un día en que realmente se lastimo y lo había mandado a la banca. Momentos después un exestudiante apareció en su estudio, había ido a visitarlo para decirle que se iría a bailar a una gran compañía, y le preguntó por ese niño que lucía molesto mientras revisaba aquel raspón, y aquellas palabras y el contexto en general le recordaron por completo aquel momento.

Se acercó a aquella banca solo para lanzar su bolso deportivo cerca del chico, deteniéndose a su lado, causando que Choi apretase el agarre de su gorro.

-Solo no intentes quitarme el lugar- se burló, dejando a Choi en shock, rezando mentalmente para que se alejase y no terminase en un terrible accidente.

Cuando desapareció, el mayor no pudo evitar sentirse feliz y cálido, ya que Yugyeom había sido agradable con él en aquel momento, aunque claro no sabía que era él, pero estaba satisfecho.

[...]

engáñame; jjp; markbeom [reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora