segundas intenciones;

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Los rumores corrían de manera rápida.

Un alumno, uno ajeno a la carrera, joven, llamativo, había obtenido tutorías con el inaccesible Lim JaeBeom.

Un hombre que había negado la aplicación de un examen por una circunstancia mayor, uno que odiaba repetir las cosas, que se negaba a la mayoría de peticiones, había aceptado a un oyente, para pasar a ser su tutor.

El joven castaño, que siempre mantenía su estilo despreocupado, caminaba a lado de su amigo más alto, aquel de cabello teñido en un rubio ceniza, pasando de largo los comentarios y miradas que le daban, restando importancia, sabía perfectamente que los comentarios a lo largo de las semanas dejarían de hacer ruido como ahora.

Kim YuGyeom, no era sordo, era bastante curioso, y no podía evitar tener en cuenta los comentarios de los demás acerca de aquel profesor de música que ya había llegado a ver un par de veces antes.

—Mark —llamó—, ¿pasa algo? ¿Hay algo más que...? —Preguntó YuGyeom, casi en un susurró en su oído, también siendo consciente de la apariencia del profesor.

Ganó un ceño fruncido, sin entender lo que acababa de preguntar, ¿Haber algo? ¿Sucede algo? Mark se preguntó aquello, como si fuera ajeno a todo lo que corría en los pasillos.

—¿De qué hablas? —Su voz fue completamente perdida, por supuesto, ganándose un gruñido por Kim.

—El profesor de música, bobo, ¿De qué más puedo hablar? —Golpeó su cabeza —¿No has oído lo que dicen?

Una mueca se posó en sus labios, combinando una decepción y una burla en su gesto, su amigo podía ser a veces demasiado imprudente para su gusto, pero no podía esperar menos de él, lo conocía de años, era su mejor amigo.

—Yu —se dirigió a él, alzando la vista, su tono de voz advertía que su teoría estaba lejos de ser cierta—, ese hombre tiene treinta años.

—Diez años son nada. —restó importancia al asunto.

Conocía parejas excéntricas, veinte años de diferencia incluso, empezando su lista por sus propios padres, no era la gran cosa, llevarse diez o veinte, claro, si ambas partes estaban en una edad de consciencia estable, sino, el mismo se llevaría a una terapia necesaria por haber dicho o pensado aquello.

—Si tú lo dices... —usó ese tono tan lejano, aquel que prefería darle por su lado.

YuGyeom soltó una risita, Mark estaba demasiado serio con el asunto, podía verlo y sentirlo.

—Ademas esta que arde.

Una mueca se cruzó en su semblante al oírlo hablar ¿Arder? No, por supuesto que no, además, era tan amargado y serio, incluso si fuese su tipo, la magia acabaría en menos de cinco minutos.

¿Quién se fijaría en un hombre que a los treinta parece derrotado consigo mismo?

Él no, por supuesto que no.

—YuGyeom… —intentó cambiar el rumbo de la conversación.

—Vamos deja de ser un amargado. —rodó los ojos, cansado de la actitud poco divertida de Tuan.

YuGyeom a veces pensaba que Mark era viejo atrapado en el cuerpo de un chico de veinte. Era divertido, sí, pero a veces tenía esa actitud tan seria que lo desesperaba un poco.

—No lo soy. —negó—.

—Lo eres —fue firme con sus respuesta.

Habían estado caminando juntos por los pasillos, hasta que Kim paró en seco, ambos sabiendo que era el momento para separar caminos, aún así dándose el tiempo para continuar hablando del tema, a pesar que las clases estaban a nada de comenzar y Kim estaba a bastantes metros de llegar a su clase, tendría que correr si no quería tener que inventar una excusa lo suficientemente buena.

—Escucha, yo no… —empezó a argumentar, como si el tema realmente fuese importante.

—Mark, estás totalmente ciego, ese hombre está que arde. — sonrió, sabiendo que lo llevaba a sus límites de paciencia, quizá en una oportunidad llegaría a admitirlo.

—Sí fueses tú, seguramente irías corriendo a ver si hay alguna oportunidad. —se morón, siendo ahora él quien cambiaba la estrategia que tenía entre manos Kim.

—No niego la posibilidad, pero tampoco la acepto. —Fue sincero.

—Basta. —negó, en un tono más avergonzado que molesto.

Mark no era ese tipo de persona, no era tan simple como para solo pensar en el físico de alguien, menos de una persona q la que se suponía que debía guardar respeto y poner una línea que marcara sus lugares: alumno - profesor.

—Es atractivo. —repitió.

—El prototipo para una noche. —aseguró, pensando más como lo haría su amigo y teniendo en cuenta su actitud respecto a sus propias palabras.

—Por supuesto, sabes que las relaciones no son lo mío— sonrió con cinismo.

Mark negó, evitando entrar en detalles con respecto al tema, sería otra discusión sin sentido.

—Dime entonces, ¿Por qué lo elegiste?

Lució genuinamente interesado, elevando sus cejas y pareciendo hasta cierto punto y a pregunta que tenía cierto toque juguetón, como si quisiera descubrir el juego que llevaba entre manos.

—Estas loco —afirmó—, es uno de los mejores profesores.

—Ajá.

—Además no había cupo en una clase inicial —concluyó.

—¿Otra razón?

—YoungJae me dijo que era un increíble profesor —sonrió, tratando de ocultar el leve rubor de sus mejillas.

YuGyeom dejó de jugar. YoungJae, conocía a ese chico, no le agradaban del todo, pero sabía la situación que Tuan llevaba con él.

—YoungJae, con razón.




engáñame; jjp; markbeom [reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora