Las Cosas Que No Podemos Proteger

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El enorme mono llegó a nuestro encuentro con varias bestias a sus espaldas.

—¿Es un clase cinco? —preguntó uno de los potenciadores expertos.

—No lo sé, este parece algo pequeño.

—Es un clase cinco —afirmé preocupado—. El chip de identificación me lo dice.

—No puedo creer que alguien realmente se pusiera esas cosas —expresó otro.

El potenciador con la espada se apresuró al mono tratando de terminar la pelea enseguida, pero cuando atacó con un corte horizontal, el mono saltó, evitandolo sin esfuerzo.

Aquel primate se reía y emitía chillidos de burla con su gruesa voz mientras no paraba de saltar.

Aunque fue sorprendido en un inicio, el potenciador de la espada se reincorporó y volvió a dirigir su arma hacia el enemigo que solo esquivaba con diversión

Sus largos brazos se mantenían abajo; ni siquiera había adoptado una actitud de defensa, solo jugaba esquivando a velocidades tan altas que ni yo podía ver claramente.

—Está decidido —aún me restaban algunos puntos por distribuir de mi última evolución, así que, sacando la tarjeta de habilidad de mi bolsillo, los pasé a agilidad.

De inmediato sentí un cambio drástico en mi cuerpo, tanto en el peso como en mi fisionomía.

Ahora podía seguirlos un poco más; justo a tiempo para ver como el primate esquivaba un corte diagonal de un salto y en el aire, lanzaba una patada a la espalda del espadachín, mandandolo a estrellarse contra el muro que formó el otro potenciador.

—Mierda —mencionó éste y sacando otra tarjeta de su bolsillo, la tierra se acumuló alrededor del primate, aprisionandolo y estrujandolo mientras el potenciador con el rifle disparaba a la cabeza.

El primate sólo gritaba y chillaba mientras Jacknife y el resto se aproximaban a él.

—No servirá —mencionó Fist que en algún momento se pasó a mi lado.

Los Potenciadores rodearon al mono y este recibió todos sus ataques en la cabeza sin poder defenderse, pero cuando el cuchillo de Jacknife estaba por cortarle la garganta, el pilar que lo apresaba se rompió y el mono esquivó, recibiendo sólo un rasguño en su cara que lo hizo sangrar.

El mono saltó fuera del alcance de sus atacantes y comenzó a correr hacia el potenciador de las tarjetas. Lo había visto como una molestia.

Fist desapareció y reapareció frente al mono, dándole un golpe en el rostro que lo hizo desvalancear.

Yo corrí hacia el sujeto con las tarjetas de habilidad y le dí una bolsa repleta de semillas.

—Las necesitarás más que yo.

—Esto es... ¿Dónde las conseguiste? —parecía impresionado; definitivamente conocía sus efectos.

—En el bosque ¿Acaso importa?

El sujeto tragó algunas semillas y sacó otra tarjeta.

Un hueco se abrió en el suelo justo debajo del mono y se cerró, aprisionandolo en su interior.

—Eso ganará tiempo ¿La gente terminó de evacuar? —preguntó el potenciador del martillo mientras sujetaba al hombre moribundo de la espada.

—Aún no; los GEAS comenzaron a rodear la escuela dificultando el paso de los autobuses —respondió el sujeto del rifle mientras revisaba su radio.

—Mierda, dividamonos en...

Fist fue interrumpido por una mano que salió del suelo, agarrando la pierna del potenciador de las tarjetas y jalandolo al interior.

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