Acercamiento

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Quitamos el campamento y avanzamos, pero de nuevo Raven no me hablaba.

Esto pasaba tan seguido que comenzaba a acostumbrarme; sin embargo, no podía culpar la, ella vio mi...

Vio algo que no debía y honestamente a mí también me parecía un poco incómodo el dirigirle la palabra, después de todo ¿Qué iba a decirle?

"Hola, Raven, lamento que vieras mi pene, ¿amigos?".

Que tontería.

Tsuyu por supuesto que notó el cambio de ambiente una vez más.

—¿Qué ocurrió? —se acercó a mí con curiosidad—. ¿Qué hiciste ahora?

—Nada, solo tuvimos una mañana un tanto incomoda —respondí mirando hacia Katia, que avanzaba feliz y campante, como si el problema de antes fuera insignificante.

—Ay, hermanito, tienes mala suerte con las chicas —ella negaba con la cabeza mientras pensaba y yo no podía más que asentir ante su comentario—. ¿Qué te parece si te ayudo a arreglarlo?

—¿Cómo?

—Hablaré con Raven.

—No gracias, no tiene caso —suspiré—. Entiendo que se sienta incomoda, pero no sé porqué se molesta tanto conmigo.

De cualquier modo, es su problema si no quiere hablarme —yo era el líder de este equipo, después de todo; además, el que siempre se enoje conmigo por una situación fuera de mi control, es algo molesto.

De todos modos, no había espacio para este tipo de problemas ahora. Lo mejor sería arreglarlo al terminar el viaje, pues literalmente, nuestra vida corría peligro.

—Y entonces... ¿Ya nos dirás a donde vamos? —se acercó Math con aburrimiento.

—A un lugar seguro —fue mi respuesta. Fácilmente podría decirles que a un enorme árbol hueco en medio del bosque, pero comenzarían a contradecirme, y además, esto de hacerme el misterioso era bastante divertido.

—Y ese... "Lugar seguro" ¿está cerca? —al parecer, Math no confiaba mucho en mí.

—Todavía estamos a medio camino ¿por qué?

Señaló hacia el cielo. Las nubes comenzaban a enegrecerse y algunas gotas de agua ya movían las hojas de los árboles.

—Habrá que darnos prisa —mencioné acelerando el paso; no teníamos el equipo para resistir un día lluvioso, así que lo mejor sería avanzar lo más que pudieramos antes de que la lluvia arreciara; entonces tendríamos que improvisar un refugio entre los árboles.

Los chicos corrieron de tras de mí, pero solo pudimos avanzar unos treinta minutos antes de que los chorros de agua comenzaran a penetrar por el follaje.

Un refugio se volvió necesario.

—Entonces ¿cuál es tu plan? Oh perfecto líder —los chicos parecían algo molestos por la idea de mojarse, y no los culpo, la temperatura suele bajar mucho.

Sufrir de hipotermia durante la noche mientras se vuelve imposible encender una fogata, sería "Game over" para todos.

—Makoto ¿tenias una tarjeta de control de tierra?

—Así es, es mi última tarjeta —respondió mostrándolo, a lo que la tomé y me dispuse a usar mi fuerza mental.

—Tendrás más pronto.

Conforme mi fuerza mental disminuía, las piedras en el suelo se reunían y mezclaban con la tierra, levantando una estructura de cuatro muros iguales y un techo.

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