Prometeo

83 23 5
                                    

Autor.

¿Creían que nada más regresé con el capítulo pasado?

Jajaja, ilusos afortunados; finalmente aterricé la dirección de este tomo, así que tenemos al menos para otra semana.

Disfruten.

Siete semanas habían pasado desde mi entrenamiento; honestamente, parecería muy poco, pero he sido constante y mi malvada instructora me obligaba a entrenar como mínimo cuatro horas al día.

No había descanso y los entrenamientos se volvían cada vez más intensos, y sin importar que tan agotado estuviera, nunca faltaba la pelea de práctica al final de la clase.

—¡Más firme! —dijo ahora tras bloquear mi estocada—. Tu brazo debe ser firme mientras relajas tu muñeca; la flexibilidad en tus ataques depende de ello.

Debía permanecer firme y relajado al mismo tiempo; al principio me costaba entender el concepto, pero con el tiempo...

—¡Ahora estás muy rígido! —seguía sin entenderlo—. Que bueno que eres virgen o terminarías decepcionando a cualquier chica.

—¿Por qué todos insisten en asumir que soy virgen? —respondí blandiendo la espada hacia una apertura en la derecha.

Blist se movió con rapidez y bloqueó.

—Por tu falta de delicadeza; pero debo admitir que tienes muy buena previsión; aunque parece irte mejor con los GEA —explicó con otro estoque, el cual esquivé saltando hacia la izquierda.

—Es porque los geas no usan ropa o armaduras que me impidan observar sus articulaciones; se vuelve difícil saber la dirección y fuerza con la que vas a atacar.

—Por eso debes acostumbrarte a pelear con humanos —ella giró y fintó con un corte hacia mi cuello, el cuál creí esquivar agachandome cuando repentinamente, me embistió con el hombro; desde mi posición en cuclillas, no tenía mucho equilibrio, así que caí al suelo y ella colocó su florete frente a mí rostro—. Los GEAS, en su mayoría, tienen un patrón de ataque simple debido a las limitantes de su morfología, y aunque estás más adelantado que tus compañeros y muchos potenciadores avanzados en leerlo, un humano aún sería peligroso.

—Pero luchamos contra GEAS, no contra humanos —debatí.

—¿Eso crees? —ella guardó su espada y me ayudó a levantar—. A lo largo de mi vida, he estado más veces en peligro de muerte por enfrentamientos con humanos que con geas.

En ese momento, levantó su blusa ligera.

—¿Qué haces?

Continuó apartando la blanca tela hasta mostrar la parte baja de su seno, la cual antes no vi debido a su bikini. Tenía una fea y profunda cicatriz.

—Esta herida la recibí en una pelea por recursos con potenciadores de otra ciudad. Trataron de robar una caravana que estaba escoltado.

Se rindieron, yo les creí y cuando me acerqué, fui apuñalada y tomada de rehén; habría muerto de no ser por fist.

Así como este, he recibido más cortes, golpes y demás daños que habrían dejado cicatriz de no ser por mi avanzada regeneración y algunas tarjetas de curación; la mayoría hechos por humanos —suspiró y dejó caer su blusa.

—Entonces... ¿No estás usando sostén? —pregunté de forma anticlimatica y ella pareció enrojecer, pese a que no vi la parte importante.

—¡Maldito mocoso sin tacto! ¡Eso me pasa por sincerarme con un virgen! —y vino el castigo—. ¡Blande la espada quinientas veces o no podrás ir a dormir!

The Big Breaking Off Donde viven las historias. Descúbrelo ahora