Los días pasaban muy lento hasta el punto de no saber en qué día me encontraba. Casi no comía y parte de eso me hacía sentirme cansado. Mis piernas y mi brazo se sentían entumecidos por culpa de la posición pero me negaba a levantarme porque no quería tropezar. La persona que me alimentaba llegaba una vez al día y siempre se iba pisoteando fuerte el piso por mi renuencia a comer.
La puerta de mi celda se abrió y rápidamente analice su chakra, no había chakra más que el del Shinobi que siempre habría mi reja. El olor a comida me invadió las fosas nasales haciendo que mi estomago rugiera de hambre mientras la sed casi me quemaba la garganta.
La celda se volvió a cerrar y escuche los pasos del ciego acercándose para darme comida. Una cuchara se pegó a mi boca sin avisar no como siempre lo hacía. El sordo siempre hacia ruido con los palillos para alertarme pero está persona que tenía en frente no lo hacía, simplemente ponía los palillos en la orilla de mis labios.
—¿Quien eres?—pregunte haciendo a un lado mi cabeza.
El sordo frente a mi gimió sorprendido pero hizo como que si no me viera escuchado. Busco mis labios y trato de meter a a la fuerza los palillos algo que no hacia antes. Volví a esquivar la cuchara y cuando iba a hablar el introdujo los palillos en mi boca. La rabia subió a mi cabeza y a pesar del sabor deliciosos que tenía el arroz, me daban ganas de escupirlo solo por el atrevimiento. No conforme con eso también puso ante mis labios un vaso con agua el cual también me negué a tomar.
—¡QUIEN DIABLOS ERES! —le dije tratágandome el agua apunto de ahogarme.
—Shhh, cállate nos van a descubrir Sasuke-kun.
La voz de Sakura me dejó sin palabras y a la vez miles de preguntas se arremolinaron en mi cabeza. Ahora entendía por qué jamás hizo ruido con los palillos y su manos por qué comiera y tomara agua.
—Saku...
—Shhhh, crees que no se que en todo este tiempo apenas si has comido algo.—dijo interrumpiendo mis palabras.
Me sentí como un niño pequeño regañado. Su voz se escuchaba bastante cabriada pero a la vez quebrada y me sentí mal.
—Me tienen prohibido venir pero cuando Sasaki-san me enseñó tu plato...no dude en colarme en este lugar.
Algo caliente cayo en mi pierna y se me quebró el corazón, no merecía las lágrimas de Sakura. Mi garganta tenia un nudo que me impedía decir algo que la reconfortara, como que solo era capricho no comer y no por que me quisiera dejar morir.
—Lo siento—balbucie
Escuche como Sakura se secaba las lágrimas con el dorso de la mano. Yo quería ser el que secara sus lágrimas, no el que las hiciera derramar.
—¿Cómo supiste que no era el señor Sasaki?—dijo mientras volvía a tomar los palillos y los undia en el arroz.
—El sonaba los palillos al borde del plato y cuando no comía hacia algún tipo de berrinche con los pies. Los palillos también los sonaba en el vaso de agua y así entendía que cosa estaba apunto de darme.
Sakura río
—Lo debí suponer.
Sakura sonó los palillos al borde del plato y me ofreció un poco de arroz. Mi boca tembló un poco al abrir la boca pero no quería herirla de nuevo si no le aceptaba la comida. El arroz que hoy me estaba dando Sakura tenia mejor sabor que los anteriores y por un momento me pregunte si ella lo había preparado. Me recordaba mucho al que nos preparaba en nuestra época de genin aun que este sabía mucho mejor.
—Yo prepare hoy tu comida y tuve que intercambiar con el plato que te dan aquí. —Me aseguro y por un momento pensé que me había leído la mente.
—Gracias— le susurre mientras masticaba.
El silencio se cirnio sobre nosotros mientras comía y bebía agua, no era un silencio molesto si no más bien reconfortante. Parecía que su presencia tranquilizaba mi alma en este infierno. Cuando acabe Sakura se apresuró a soltar mi camisa y sin preveer sus movimientos me tense involuntariamente. Ella jadeo al ver lo apretado y los tantos broches que la mantenían en su lugar.
—Esto es inhumano
No le contesté, quizá ella tenía razón pero era simplemente un reflejo al miedo que me tenían en la aldea. Ellos piensan que en cualquier momento me voy a escapar y voy a seguir poniendo en riesgo a la aldea.
—Hablare con Kakashi-sensei, este lugar huele a humedad y...
Su voz se cortó e imagine sus ojos verdes cristalinos a punto de llorar pero no quería que Kakashi ni ella intervinieran en mi castigo. No quería que por mi se fueran a meter en más problemas.
—No te preocupes puedo con esto y sé que tú también.
Sakura libero mi muñón y sentí en mi piel como su chakra ayudaba a sanar. Sus manos también me hicieron un leve masaje calmando la tensión que se había acumulado y todo mi cuerpo se relajo. Sus manos habían logrado lo que en muchos días no había podido controlar. Unos pasos se escucharon en el pasillo y se acercaban rápidamente hacia mis celda.
—¡Sakura viene alguien!
Ella reaccionó y empezó a hacer posiciones con las manos, quizá haciendo un jutsu de transformación.
—Espero que te cuides de lo contario yo lo sabré... Trataré de venir más seguido.
—No es necesario que te pongas en riesgo.
—No lo hago solo por ti, si no también por mi y por Naruto. Te necesitamos fuerte.
Sakura dejo mi brazo suelto esperando que yo hiciera como si estuviera amarrado.
—Sal de aquí bestia inmunda.
Dijo el Shinobi y golpeo su cabeza. La rabia creció en mi interior, como se atrevía a tocarla. Después pensé que el no sabía que era Sakura pero de todas formas el señor Sasaki no se lo merecía.
La puerta de mi celda se cerró y yo aproveché para recostarme en la cama de espaldas. Mi brazo se estiró por encima de mi cabeza, estirando cada músculo que por mucho días tuve entumecido y en silencio le agradecí.
"Gracias Sakura"
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Siete Dias
FanfictionDesde la perspectiva de Sasuke Uchiha... Una sentencia a muerte que solo puede salvar un firma. Es acaso que suenan campanas de boda. Cómo podría ser real su amor si solo prentende salvarse. Sasuke tiene siete días para conseguir un respaldo que met...