Capítulo #10

1.5K 155 22
                                    

Sus ojos se abrieron sin poder dar crédito a mis palabras. Yo sabía que estaba pidiendo mucho y más cuando ella ya tenía una vida aquí siendo ninja médico de las mejores por lo que he escuchado. Mi escusa era simple, era un egoísta que no podía vivir sin ella.

—¿Estas hablando enserio?—dijo mirándome a los ojos.

En parte era mi culpa que pensara que no hablaba en serio pero no le había contado el porque había dicho anteriormente que solo me quería divertir con ella y todo había sido falsas promesas.

—Se que te estoy pidiendo demasiado y más cuando tienes una vida aquí. Es solo que espero que no tenga que irme de la aldea para siempre pero llegado el momento quiero saber si quisieras...

La frase había quedado incompleta cuando sus labios se posaron sobre los míos suavente. No era un beso como los que nos dábamos hace unos cuantos días pero en el podía sentir su respuesta. Después de un rato se apartó y junto su frente con la mía.

—¡Ire contigo!

Sus palabras fueron la mejor maldita cosa que halla escuchado en el día. Tomé su rostro y volví a besarla está vez virtiendo en ella todos esos sentimientos que tenía guardados en mi corazón. No era más que infinito amor.

—¡Sakura-sama!—lamento interrumpir pero tenemos que irnos antes que sea sospechosa nuestra presencia.

Me sentí avergonzado, por un momento había olvidado que el aún estaba aquí.

—¿Hotaru?—dijo Sakura mirando al Shinobi— gracias, ya puedes irte.

—Sakura-sama, con respecto a eso me gustaría que me dejara participar en la misión tal y como dijo el sexto.

Sakura rehuyo de su mirada

—Lo se pero no quiero involucrar a nadie más y si esto llega a salir mal, tendríamos todos que escapar. Entre menos seamos más fácil será huir.

El Shinobi suspiro pesadamente pero acató su orden y se fue perdiéndose entre las ramas del bosque.

—¿Cual es esa misión que mencionaste?—Pregunte curioso

—Kakashi-sensei nos dio la misión a Naruto y a mi de reunir información acerca del juicio y de las personas que participaron en el. Así que tendremos que ir a casa de Homura para encontrar información en lo que Naruto busca en la casa del juez.

—¡Bien!

Le asegure mientras las seguía rápidamente por las calles de Konoha hasta meternos en los jardines de un gran mansión. Luego Sakura reunió chackra en la palma de su mano como si fuera a revisar a alguien pero en vez de eso la colocó sobre la perilla de la puerta. Esta después de moverse de un lado a otro hizo un clic y se abrió.

No teníamos la menor idea que estábamos buscando pero si está era la oportunidad que tenía para enfrentarme al juez todo valdría la pena. Decidimos revisar por separado y mientras ella revisaba el piso de arriba yo revisaría el de abajo.

Active mi Sharingan y empece a buscar entre los tantos libros y pergaminos de la sala. No había nada en especial que llamará mi atención y por el silencio que se percibía en la casa dudaba que Sakura hubiese encontrado algo ya. Entre a varias habitaciones buscando algo que me llevará a lo que estaba buscando pero luego de revisar un par de horas me di por vencido.

Me deje caer al sofá exhausto esperando que Sakura bajará en cualquier momento pero mi pie patio algo que estaba por debajo de la mesa y sin pensarlo dos veces me incline para revisar. Debajo de la mesa estaba tirado un folder grueso que inmediatamente llamó mi atención. Nadie tiraría al suelo algo que quisiera que lo encontrarán.

Mi corazón martillaba mi pecho y sin esperar un momentos lo abrí vaciando el contenido encima de la mesa y en ese momento mi respiración se detuvo. En el estaba escrito toda la vida de Sakura cada vez que salía, los horarios de Sakura en el hospital, el nombre de todos sus pacientes y muchas fotos de ellas en distintas partes se Konoha hasta de las visitas que hacía a la cárcel como el señor Sasaki.

Mi puño impacto sobre la dura madera, era un malnacido y yo había sido un estúpido no tomándome enserio su amenaza. La última foto cayo al piso y esa fue la peor, en ella Sakura dormía plácidamente en su cama simplemente con un fino camisón rosa. Era un momento demasiado privado y mis dientes rechinaron en protesta. Tomé el sobre con rabia y lo lance al fuego creciente de una chimenea el cual en pocos segundos ardió.

Los pasos de Sakura bajando por las escaleras me sacaron de mis pensamientos. Sus ojos estaban decrpcionados y sabía perfectamente la respuesta. Yo había encontrado lo único que aún conservaba lo demás lo había desaparecido.

—¿Dime que encontraste algo?—me pregunto Sakura esperando buenas noticias

—Lo lamento

Sakura se lanzó a abrazarme mientras lloraba sobre mi hombro.

—Solo nos queda escapar.

Sus palabras me tomaron por sorpresa y muy en el fondo quería hacerlo pero después de ver con mis propios ojos toda la información que Homura tenía en las manos de Sakura sabía que aún que nos escaparamos no nos dejaría en paz.

—Sakura, mírame—le dije tratando de ocultar la tristeza

Sakura me obedeció y el alma se me rompió. Pensé en las últimas palabras de Homura, diciendo que mi clan jamás renaceria y que en cambio me tendría que confirmar con que Sakura pudiera ser feliz con otro hombre. No quería dejarla ir, mi mente no podría soportar los pensamientos de otro hombre poniendo sus manos en Sakura, engendrando esos hijos que yo jamás podría tener con ella. Una parte de mi reto a la parte que siempre había sido egoísta y tomé una decisión. Ella sería libre.

—No podemos, ellos no se quedarán tranquilos. Me buscarán y en el proceso pueden hacerte daño.

—Lo prometiste—me reclamo

—Lo se pero entiendeme. Ya perdí a las personas que más amaba no pienso perderte a ti también.

Sakura enterró de nuevo su cabeza en mi pecho y antes que Homura regresara decidimos tomar un último paseo por Konoha. Por aquellos lugares en los que fuimos felices siendo el equipo siete y en aquellos que caminamos solos cada uno compartiendo un sueño en común. Una felicidad que estaba seguro que conseguiría a su lado el día que la sed de venganza terminara.

—Si te voy a perder para siempre, quiero pedirte un último favor.

Ambos estábamos sentados en los campos de entrenamiento frente al río. Abrazados disfrutando nuestra última noche juntos.

—¿Cuál?

Sus ojos me miraron a través de la oscuridad brillando como nunca antes lo había echo.

—Quiero que me hagas el amor...

—Quiero que me hagas el amor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Siete DiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora