Capítulo #41

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Tenía el corazón de la hechicera y no sabía cómo sentirme al respecto. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por los dos hombres que me mantenían sujeto. Tenía algo de chackra y era posible que lograra librarme de ellos solo con un poco de mi naturaleza rayo. Pero antes que pudiera hacer mi movimiento el pequeño lobo que había permanecido  callado debajo de la cama, salió de su escondite y les gruñó.

—¡Vete Mai! ¡Esta no es tu pelea!—le grite para que se fuera pero no me hizo ningún caso. Mai se puso en guardia y salto sobre ellos con la gracia de un gato, dejándome impresionado.

Cruzo los barrotes y antes que pudiera predecir cuál sería su próximo movimiento, Mai salto sobre el tipo que me golpeaba y clavo sus dientes en su cuello, arrancando el pedazo. Había dado con su yugular.

La sangre mancho mi rostro pero eso no fue nada al verlo desangrándose mientras caía al piso sin poder menear ningún músculo más.

—¡Perro del demonio!—grito el segundo tipo, dejándome libre mientras trataba de atrapar a Mai. No podía permitir que le hiciera daño cuando me había salvado así que use cierta cantidad de mi chackra para concentrar mi naturaleza rayo en mis dedos y apunte a su corazón. El hombre cayó inconciente muy cerca del charco de sangre del primero y con ello abrí la puerta de mi celda.

—¡Vámonos de aquí!

Mai paro en una grada superior y me vio con esos ojos grisáceos dignos de un lobo.

—¿Que haremos con Hinata?

Su pregunta era algo que también rondaba en mi mente, mi intensión no era dejarla en este lugar pero sin poder devolverte sus recuerdos. Podía ser un poco difícil.

Un temblor sacudió la mansión en ese momento ocacionado que polvo y alguna piedras cayeran sobre nosotros. Una mirada hacia Mai me dio la certeza que alguien nos había seguido a pesar de mi renuencia y sin perder un segundo más de tiempo subí el otro tramo de escaleras que me faltaba.

La luz me dio de lleno sobre el rostro y tuve que parar unos segundos para acostumbrarme, aún mi suministro de chackra era escaso y mi cuerpo no se movía con la lijeresa que solía hacerlo pero si estaba en lo correcto, ella podría estar en riesgo.

Corrí detrás de Mai por un pasillo largo hasta otras gradas que subían a un destino desconocido, nos vimos interrumpidos nuevamente por otro golpe que sacudió la propiedad, agrietando sus paredes y haciendo que algunos cuadros cayeran a nuestro alrededor. Logramos salir en la habitación principal pero Mai no salió por la puerta si no prefirió cruzar la habitación para saltar por la ventana.

—¡Tu maldita perra me imagino que no dudaste en meterte en la cama de Naruto!—grito Hinata con rabia, como si a pesar de los recuerdos falsos pudiera sentir celos.

—Eso no es cierto, el te ama a ti.

—Ya no me importa sabes—Dijo riendo—A la única persona que amo es a Taro y tú ni nadie lograra separarme de el.

Salte de la ventana al escuchar las voces de Sakura y Hinata pero cuando por fin pude ver lo que estaba sucediendo, no podía dar crédito a lo que mis ojos estaban viendo.

En el hermoso jardín estaba vuelto añicos y los Shinobi que antes patrullaban, ahora se escondían detrás de lo que fuera para evitar que la fuerza de las dos Kunoichis más fuertes de la aldea de la hoja los impactara. Sabía de sobra que era una lucha dispareja pues Sakura apenas había salido del hospital y no podía utilizar todo su chackra, prueba de ello eran los moretes donde Hinata había cerrado sus puntos de chackra con su puño suave. La respiración de Sakura era pausada pero estaba concentrada en la pelea, evitando a toda costa que Hinata cerrará más puntos de su Chackra.

—¡Sakura!—grite, si llegaba a tocar los puntos de chackra cerca del corazón podría sufrir un paro cardíaco.

—No te metas, Sasuke—dijo una voz a mis espaldas.

Shun estaba parada viendo la pelea de lejos mientras sostenía un kunai en el cuello de Taro. El no parecía inmutarse por lo que estaba viendo como si supiera quien iba a ganar.

—¿Cómo es que están aquí?—le pregunte a punto de jalarme los cabellos por la frustración.

Shun levantó los hombros en señal de disculpa y luego suspiro.

—Sakura los siguió... y yo la seguí a ella. No pudimos entrar por qué yo no la deje hacerlo, ella no estaba en condiciones para enfrentar una pelear pero después de varias horas y al ver que no aparecían. Cambie de opinión y la ayude a colarse en la mansión diciendo que me habían mandado de la aldea. Todo iba perfectamente hasta que Hinata vio a Sakura y todo el plan se fue por al caño.

No lo pensé dos veces y me di la vuelta para impedir que Sakura saliera más lastimada, ella aún no sabía que Hinata odiaba a Naruto por las razones equivocadas y no la haría tan fácil entrar en razón.

—¡Sasuke-Kun!

Corrí hasta la pelea pero cuando iba a pasar una barrera se interpuso empujandome hacia atras con fuerza.

—Shun

Shun rodo los ojos

—Agregue una barrera para evitar que la aldea se diera cuenta y vinieran más shinobi a intervenir. Sakura me pidió que lo hiciera para tratar de convencer a Hinata que había sido engañada pero no contábamos con que ella no recordaría nada.

—La va a matar—la interrumpi

—Yo creo que debes confiar más en ella.

—¡Detén está locura!—le ordene

—No puedo, el sello solo puede ser destruido por dentro.

Tomé el kunai que sostenía a Shun y tomé de la camisa a Taro.

—Dile que mientes

Sus ojos se oscurecieron, no daría su brazo a torcer tan fácil.

—No lo haré, ella es mía.

Apunte el kunai a su cuello e hice que mi chacra se filtrara por la hoja. Ni siquiera se inmutó.

—No lo diré dos veces.

—Puedes matarme si quieres pero te prometo que Hinata no dudara en matar  a Sakura. No me crees, velo con tus propios ojos.—Puntualizó Tato señalando la pelea, en el justo momento en que Hinata acertaba un golpe en el estómago para después acertar con el puño suave en su corazón.

—Sakura

Sakura gimió de dolor mientras escupía sangre en el suelo, sus rodillas temblaron y cayó al piso. Sentí como nuevamente mi mundo daba vueltas pero antes que pasara a peor el triángulo de su frente brillo y líneas gruesas se apoderaron de su piel. Su mirada se volvió fuerte y las heridas de sus brazos se curaron inmediatamente. El alma que pensé que había perdido regreso calentando todo a su paso.

—¿Que díablos?—maldijo Taro

—Es el Byakugou...

...

Espero que les halla gustado y nos vemos pronto.

Besos y brazos

Lia Diso 🍃

Siete DiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora