Capítulo #21

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No conteste pero mi mirada había dicho todo lo que mi boca no y el pareció entenderlo. Esa combinación de palabras que había escogido para responderme no era el adecuado, no cuando mi paciencia estaba más que al limite haciendo que pudiera saltar a su yugular en cualquier momento. Tal y como lo hice.

—Sas...

Sus palabras fueron interrumpidas bruscamente al tener bajo su cuello mi katana. Lo vi tragar duro. Evitaba a toda costa pestañear para no moverse y cortar su delicado cuello.

—N-No Fu-fui yo el que los sello.—tartamudeo con temor.

Sus palabras no hicieron que retrocedieron mis acciones pero me dejaba más que en claro que no sabía mucho del pergamino.

—¿Entonces quien?

—Mis padres y mi hermano mayor. Puedo explicarte pero me gustaría no tener este objeto cerca de mi garganta.

Deje salir el aire de mis pulmones y afloje el agarre del mango de mi katana hasta que volví a enfundarla en mi espalda. El respiro nuevamente.

—¡Gracias!—Declaro poniendo una mano en su cuello para comprobar que no tuviera ni un corte.

—No lo agradezcas solo hablá

El cerro los ojos ni muy convencido pero lo hizo después de varios largos minutos.

—Este pergamino pertenece a una colección de cinco que fueron creados por dos personas que temían que el caos se desatará en este mundo y tuvieron la gentileza de amenazar a mi familia para sellarlos. Los pergaminos fueron robados hace años y no volvimos a saber nada de ellos hasta ahora.

Saber que habían más regados por el mundo, en manos de saber quien. Me intranquilizaba pero no era el punto que queria tocar, quizá después si los buscaría y solamente lo haría para destruirlos.

—¿Puedo revertir sus consecuencias?—Pregunte esperando que tuviera una respuesta positiva.

—No lo se—susurro y sus ojos no mentían. Tampoco era la respuesta que esperaba

—¿Quién si?

—Los creadores del sello pero lamentablemente estás en problemas con ello.

"Que raro", pensé para mí mismo. Shun bajo la cabeza y su mirada ahora tenía algo que no supe decifrar. Era una mezcla entres tristeza, rabia, desolación y conformismo.

—No importa. Dime ¿dónde los puedo encontrar?

En ese momento su mirada cruzo con la mia y el río con amargura la cual no remplazo la sombra de tristeza que cargaba a cuestas.

—En el infierno

Cerré los ojos y me tomé el puente de la nariz. Siempre era un problema cuando hablabas con adolecentes inmaduros que no sabía ni por qué ahora eran jefes pero de cierta manera lo comprendía por qué yo había pasado una época amarga que además me había marcado pero ¿Que había lo había marcado a el?

El río llevándose una mano al estomago y luego me miró desde la comodidad de su cojín. Por un momento pensé que sus gestos eran demaciado sutiles y delicados para un hombre pero yo quien era para juzgar eso.

—No te creas. Solo era una broma

¿Una broma?¿Enserio?

—Lamentablemente no estoy para bromas señor Shun. Si no quieres que regrese esto a tu fino cuello y le dejé una bonita marca...

El chico levantó sus brazos en señal de rendición pero no dejo la sonrisa burlona por un lado.

—Bien, ya entendí pero como te dije no puedo ayudarte. Dos de ellos están muertos, murieron sellando a la Hechicera y el tercero está en una prisión de la aldea de la hierba por no querer volver a sellar ninguna cosa más y me a dejado al cargo de toda la familia.  

El chico miro el techo donde se podía ver el símbolo de la familia encerrado en un triángulo.

—Solo soy yo ahora—susurro con la voz cortada.

Entendí lo que estaba sintiendo y lamente que por el poder siempre terminaran las cosas así. ¿Es que acaso la historia de todos los clanes poderosos tenía que terminar así? Parecía que la muerte nos acechaba hasta hacernos comprender que podíamos caer en cualquier momento.

—Lo lamento

El silencio se hizo presente pero el lo rompió dándole un sorbo a su sake del cual también me ofreció pero lo rechace inmediatamente.

—¿Cómo le haces?

No entendía su pregunta hasta que lo vi observando las fotos que estaban encima de un armario. En la foto habian tres personas mas y en otras todo un clan de selladores poderoso. De todas formas el se estaba refiriendo a la masacre de todo mi clan y por la forma en la que me lo había preguntado también sabía que había sido mi hermano.

—No puedo decir que lo hice bien—conteste pensando en mi venganza por años —pero encontré nuevos vínculos que no remplazarón a mi familia...pero se hicieron personas muy especiales para mi.

En ese momento pensé en Sakura, Naruto, Kakashi.

El abrió los ojos como platos

—Nuevos vínculos

—Amigos, buenos amigos—susurre

El respiro hondo y fue directo al armario  dando por terminada la conversación referente a mi forma de retraer lo que había pasado en mi vida. Saco de ese armario una espada y un chaleco tipo Samurái.

—¿Para que es esto?—pregunte señalando los artefactos que había sacado.

El no contesto de inmediato y empezo a ponérselos frente a mi, ruborizandose. No lograba comprender por qué había reaccionado así pero mis preguntas fueron contestadas en el momento que se quitó el gorro que lo calificaba como jefe de la familia Fukushima. Su cabello blanco que escondía debajo de él cayo hasta su cintura haciendo contraste con su delicado rostro. No sabía que decir al respecto pero trate de no parecer sorprendido cuando era obvio que me había confundido en pensar que era un señor.

—La única manera de saber lo que estás buscando es ir por mi papá.

—No creo que sea buena idea

—Si piensas por un segundo que por ser mujer soy débil. Estás muy equivocado, desde pequeña fui entrenada por un samurái de alto prestigio.

Su forma de decirme que me fuera al carajo me hizo pensar en Sakura. En una mujer terca con una apariencia delicada pero sobretodo fuerte.

—Como deseé

Ella se detuvo, dispuesta a confrontarme pensando en que tendría una respuesta diferente de mi parte.

—Pensé por un momento que te asombrarias al saber que no soy un chico

Cerré los ojos.

—No me sorprende

Aunque en un principio sí lo hizo pero nunca lo diría. Ella se recogió el cabello y se colocó nuevamente dentro del gorro.

—Pues tu si me has sorprendido. En mi mundo no es tan fácil que te tomen en serio si eres una chica y por eso me escondí tras la fachada de un chico. Tampoco te niegas a que fuera contigo ¿Que clase de hombre eres?

Sus ojos brillaron

—No soy nada especial pero conozco a alguien que a demostrado ser más fuerte que muchos otros que para mí lo han sido. Ella es una gran Kunoichi.

Ella suspiro y me miró de reojo.

—¿Y la amas?

No se que abra visto en mis ojos pero su pregunta me dejó sorprendido. No era algo que estaba dispuesto a difundir tan pronto. No cuando ahora la conocían como la prometida de Naruto.

—Nos vamos...

Siete DiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora