Capítulo #25

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Día 3...

No espere a que amaneciera y cuando por fin vi que Sakura se había vuelto a dormir. Abrí la ventana para irme pero el ramo de nardos blancos que estaba encima de la mesa llamó mi atención. Era reconfortante que estuvieran es su habitación y más sabiendo que yo se las había regalado.

Sonreí como un idiota y salí pensando en que corría el tercer día. No porque Sakura hubiese cancelado su matrimonio significaba que Naruto no correría tras de mí a cumplir su promesa. Corrí en la oscuridad de la madrugada y cuando por fin divisé la torre del Hokage me di cuenta que Kakashi aún está allí, aún que la cantidad de Shinobis que patrullaban eran menos.

La ventana de la oficina estaba abierta como si estuviera esperando a que regresara y por alguna razón tampoco habían shinobis en el techo. Me escabullí en la sombra de un callejón y luego salte esperando que nadie se fijará  en el extraño movimiento que hacia mi sombra en la oscuridad.

Puse un pie en la ventana y me quedé paralizado viendo su interior.

—Sasuke—dijo un adormilado Shikamaru sin sorprenderse.

Yo sí lo estaba aun que mi rostro jamás lo desmotro y no sabía cómo era que estaba tan tranquilo al verme entrando por la ventana del Hokage.

—¿Quieres un café?—Me pregunto mientras me daba espacio para entrar, apurandome antes que los shinobis afuera me descubriera.

—No gracias, ¿Donde esta Kakashi?—Le pregunte y quizá le pareció extraño que no lo llamara por Sexto como solía hacer la mayoría desde que se había convertido en Hokage.

Shikamaru levantó una ceja y señaló un espacio en la oficina del Hokage donde ahora había un sillón. Kakashi dormía plácidamente y en su brazo tenía un oso de peluche. Estaba realmente sin palabras y mis ojos no daban crédito a lo que estaban viendo.

—Estuvo preocupado por ti—dijo Shikamaru dándole un sorbo a su café y sacándome de mis pensamientos.

Kakashi boto su peluche al suelo al moverse y sus ojos se abrieron con ello.

—Sasuke

—Lamento molestarte

Kakashi levantó la mano sin darle importancia y se sentó en el sofá tratando de así despavilar un poco su cabeza.

—¿Cómo te fue?

No pude evitar mirar de reojo a Shikamaru, aún me preocupaba hasta donde estaba informado de mi situación.

—Se más de lo que crees

Suspiré y regrese mi atención a Kakashi.

—Mal pero no vengo a eso.

Shikamaru le sirvió una tasa de café a Kakashi y luego este se sentó en su silla.

—Aun tienes en tu poder el informe de la misión que hice con Hinata. La misión que hizo que se suicidara.

Kakashi suspiro y le pidió a Shikamaru que buscará en el archivador que estaba en un piso más abajo del que estábamos.

—¿Para que lo necesitas? Todavía no recuerdas lo que sucedió.

—No

Shikamaru llegó en ese momento con una carpeta bastante pequeña y un poco empolvada.

—Toma—me dijo poniendo en mis manos la carpeta, la cual sentía pesada y quizá era por su contenido. No me di cuenta que contenía la respiración hasta que me vía en la necesidad  de tomar fuerzas y abrir la carpeta.

Era una misión de clase S que se había llevado a cabo en la aldea oculta de la estrella. La misión era sellar a una hechicera que robaba los poderes de la estrella que había caído hace años. Según el informe ella era capaz de hacer perder la cordura hasta el más capacitado de los Shinobis por medio de sueños en los cuales volvía realidad hasta la peor de las pesadilla.

—Esa es la razón por la que mandaron a Hinata y a mi—pregunte esperando simplemente una confirmación.

Kakashi se dejó caer el sofá

—En realidad la misión era para el equipo ocho pero no son un equipo especializado en sellos y mucho menos eran capaces de salir sin que uno de ellos terminara metido en alguna trampa de la Hechicera.  Naruto se ofreció pero...

—No lo dejaste

—Exactamente y allí fue donde por casualidad decidiste regresar a la aldea. Naruto te explico la situación y te pidió que hicieras equipo con ella, ya que solo alguien con tus ojos podía hacerlo.

Cerré los ojos con fuerza. No sabía cómo sentirme al respecto pero después de saber lo de la Hechicera, me quedaban más dudas al respecto.

—Entiendo el odio que me profesa ahora Naruto, ya que no fui capas de proteger a Hinata pero no entiendo porque piensan que ella se suicido por qué yo jugué con ella.

Se suponía que su suicidio era en base a las pesadillas que había implantado la hechicera en su mente.

—Se que te sientes confundido pero aún hay cosas que debes saber—dijo Shikamaru tendiendo en mis manos un pergamino viejo.

El pergamino tenía mi sello y cuando lo abrí, mi propia letra llamó mi atención.
No deseaba leerlo y tenía el presentimiento que sea lo que fuera que estuviese escrito en el. Me traería problemas.

—Te negaste a que alguien te acompañará y a pesar de los reclamos de Hinata, tu no distes en ningún momento tu brazo a torcer. Así que fuiste solo a la misión pero nadie pensó que Hinata seguiría tus pasos de cerca.

Me senté en la silla que vi más cercana sin poder entender mis palabras ya que parecía como que mi mano temblaba o que había escrito muy rápido el pergamino.

—Aun no entiendo porque dicen que yo jugué con los sentimientos de Hinata.

—Hinata se escapó la noche que se suponía que anunciaría con Naruto su compromiso con el clan Hyuga, No solo no llego si no que minutos más tarde nos enteramos que había corrido de tras de ti y eso nadie lo tomo bien.

Tire el pergamino que yo había escrito en el escritorio del Hokage. Estaba cansado ya de toda esta mierda y por alguna razón mis ojos no estaba colaborando.

—¿Que fue lo que escribí en el pergamino?—pregunte poniendo una mano en mi cabeza.

Kakashi y Shikamaru se vieron de reojo.

—No puedo creer que no recuerdes nada.

Levante los hombros en una forma de disculpa patética.

—Le pedías disculpas a Naruto

Rode los ojos con impaciencia.

—Ya se que no la protegí pero me imagino que esa fue la razón por la que quise ir solo.

—No lo entiendes, tú le pedías perdón a Naruto por haber caído en la tentación de la hechicera y por haber llegado más lejos con Hinata, más lejos de lo que pudieras perdonarte...

...

Espero que les esté gustando, pronto estará la continuación... Besos...

Siete DiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora