Capítulo 7

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Después de que habíamos pasado el fin de semana con mi familia, el cual estuvo cargado de emoción y una completa alegría, regresamos a mi casa el domingo a la tarde repletos de recomendaciones y buenos deseos para nuestro viaje.

Marcos no se quedó en mi departamento esa noche. Tenía muchas cosas que solucionar en su oficina antes de partir, y si queríamos emprender nuestro viaje el día martes, más tardar el miércoles a la mañana, tenía que dejar trabajo adelantado, para que sus empleados no tuvieran ningún contratiempo mientras él estuviera ausente.

Cuando se despidió de mí esa tarde, me costó separarme de él. Definitivamente algo había cambiado entre los dos, no sabía exactamente que era, pero era absolutamente maravilloso. Por más esfuerzo que había hecho antes de partir diciéndome que solo era por unas horas, pero que irremediablemente tenía asuntos que atender, mi razón pudo comprenderlo, más no así mi corazón.

Ya era casi media noche y estaba cansada de dar vueltas en la cama. Encendí la luz de la lámpara que tenía en mi mesa de noche, tomé mi celular y sin siquiera pensarlo, le mandé un mensaje a Marcos.

Te extraño.

No esperaba una respuesta, sabía que estaría en su estudio adelantando trabajo, pero de todas maneras necesitaba hacerlo, lo necesitaba. Me obligue a dormir, en la mañana tenía infinidad de cosas que hacer, así que me entregue a una plácida soñolencia, que poco a poco me llevó al mundo de los sueños, y esperaba soñar con Marcos.

Un estremecimiento recorrió toda mi piel, sus manos tibias acariciaban mi rostro, mi cuello y siguió su recorrido por todo mi cuerpo. No quería abrir mis ojos y despertar, quería seguir soñando, sintiendo cada caricia, lo necesitaba.

Sus manos siguieron su recorrido, ese trayecto conocido por él y anhelado por mí, ya no podía soportar esta agonía, pero no quería moverme, tan solo permanecí con los ojos cerrados tratando de no despertar. Su cuerpo invadió el mío en su totalidad, su calor, su deseo y su propia ansiedad incrementó las mías convirtiendo mi cuarto en un infierno. Sentí su respiración y su aliento que literalmente quemaban mi cara, sospeche que su boca estaría cerca de la mía. La busqué con ansiedad y la suavidad de sus labios y la ternura de su beso me hicieron gemir de placer.

El peso de su cuerpo cubrió el mío, y con movimientos ondulantes de mi cadera lo invité a que invadiera mi intimidad, que arremetiera en ella hasta hacerme gritar de placer.

No quería despertar, que este sueño siguiera por horas... no, no quería despertar.

Escuchar mi propia excitación activó mi sentido de la realidad, sus labios eran tangibles, sabrosos, su perfume invadió cada uno de mis sentidos y fue en ese momento en que empecé a percibir entre tanta locura, que todo esto no era un sueño. Era real.

Marcos estaba aquí tan verdadero como lo que sentía por él.

Traté de abrir mis ojos, de pronunciar su nombre, pero él no me lo permitió. Se posesionó de mis labios hasta dejarme sin respiración, para luego tan solo escuchar su dulce voz.

–No pude dejar de pensar en vos... no pude concentrarme en nada de lo que tenía que hacer. Cuando recibí tu mensaje... te deseo... y si no venía... iba a volverme loco... Sofi...

Ya no importaba si esto era sueño o era real, pero sí lo era lo que me hacía sentir.

La pasión nos consumió y nos dejamos arrastrar por lo inevitable. Me aferré a su maravilloso cuerpo en donde encontré lo que había anhelado toda la noche, disfrute de este encuentro en donde sellamos ese pacto silencioso, jamás sentiríamos con otra persona lo que sentíamos cuando estábamos juntos.

El sueño volvió a mí, pero esta vez cubierta por sus brazos que me inundaban de una clara satisfacción. Nada era más importante que esto, Marcos y su amor.

La decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora