Capítulo 50

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Viste, yo te dije.

-Bueno, ¿Qué iba a saber yo que la malta costaba más que el nestea? –Me defendí, Kimi rodó los ojos.

-Pfff, ahora sí que te va a tocar cantar TODAS las canciones de Phineas y ferb, porque de verdad... -Paso un dedo por su garganta y saco la lengua, en señal de muerte- estamos jodidas. Pero BIEN jodidas.

Mire a Kimi con mala cara.

-Hm, no me lo recuerdes –La mate con la mirada.

-Oye, no lo digo por-

-YA, cállate. Ahora dime cómo vamos a pagar esto.

-Bueno, chama. La coquito aquí eres tu ¿no? Chica mixta y con coeficiente intelectual a tres mil, lúcete pues.

Le lance una bolita de servilleta en la cara y ella se echó a reír, admito que eso si me dio risa. Pero tiene razón, estamos jodidas. Es que no sabía que dos hamburguesas, una malta y un nestea iban a dar tanta cantidad, Ni para los helados nos alcanzó.

-Tengo una idea... -Mire a Kimi, la cual tenía una sonrisa pintada en su perverso rostro.

Eso solo me hizo pensar una cosa.

Y no.

-No.

-Dale, confía en mí.

-No, Kimi. YO No pienso robar, no.

-Ay si, como si ellos no le robaran a la gente. Que le robemos a ellos ¿Qué tanto?

-Sí, pero yo no me voy a quedar –Kimi rodó los ojos- ¡Es enserio! Me da miedo. Somos grandes, esto ya no es como antes.

-Dices que vas al baño, te haces la loca y te vas.

-¡No, Kimi, por Dios! Hazlo tú –Grite en susurro.

Antes de que el mesero viniera nuevamente a interrumpirnos.

-¿Todo bien por aquí?

-Sí, señor, todo bien. Lo que pasa es que mi amiga no se decide en si pedir otra hamburguesa o acompañarme al supermercado. ¿Verdad? –Kimi me miro con la sonrisa más grande del mundo y la más convincente que podía.

Al verla levantarse de la silla entre en pánico

- Pero yo si me tengo que ir, Amiga, MUCHÍSIMAS GRACIAS por este rico almuerzo, más tarde te hago la transferencia por mercantil, porque afffs, tu sabes, el banco de Venezuela, una lentitud a MORIR, ¿VERDAD? –Kimi le pregunto al mesero, el cual estaba muy concentrado en su belleza que en lo que estaba hablando- Bueno, me voy –me lanzo un beso y se guindo el bolso en el hombro- Nos vemos mañana en el cole, te amuuuuu.

Me despedí de ella con los mejores ánimos del mundo y la actuación más calmada que podía, queriendo que por favor el mesero me quitara la mirada de encima.

Maldita sea.

-Yo.... Creo que mejor voy a reposar un ratito, Seh.... –Dije, sobándome la pancita- luego pediré otra, es que están muy ricas, y así termino de tomarme la malta. ¿Le parece?

El mesero asintió para enseguida irse y pararse en una esquina no muy lejos de mi mesa, por suerte el restaurante no estaba tan lleno ni tan vacío, podría camuflarme entre la gente y salir. Pero igual me da miedo... entiéndeme we.

Tome el vaso con malta y a través del pitillo comencé a beber, mirando hacia la calle y deseando encontrarme con alguien y que me pague la cagada que acabo de hacer. Tengo solo 12.000 y la cuenta dio 20.000, no sé por dónde coño de la madre voy a parir plata para pagar eso.

El profesor JeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora