**Capìtulo 51**

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POV KIMI.

Le di vuelta a la panqueca y luego de unos segundos me dispuse a echarla en el plato, teniendo ya ambos desayunos para Daniela y para mí.

Que por cierto, sigue dormida.

Coloque ambos jugos en cada lado de los platos y al ver la mesa ordenada, sonreí. Me gustaba ser muy presentable, ya saben... Primero se disfruta la presentación y luego se saborea la comida.

Cuando era una niña y me quedaba sola en casa, me ponía a leer muchas revistas de comida y decoración, siempre me gusto que todo quedara perfecto. Mi mamá decía que sería una gran esposa cuando crezca.

Mi mamá...

¿Debería dejar de llamarla así?

....

Nah, es más, mejor me olvido de ella.

Subí a ver a Daniela, pero aún seguía envuelta en las sabanas, sin ropa. Había bebido mucho anoche, se bebió la botella entera ella sola, hasta las tres o cuatro de la mañana, fue que logro cansarse de llorar y lamentarse y se rindió en el mueble. Tuve que cargarla hasta la cama.

Y como me dio flojera ponerle algo de ropa, le quite la bata y la deje desnuda.

¿Qué tanto? Esa ni siquiera le importa.

-Dani... -La sacude, no obteniendo respuesta alguna. Aunque ya sabía que sería en vano despertarla para que fuéramos juntas al liceo, ella no va a querer ir- Dani...

Daniela no movió ni un solo musculo, tan solo seguía en su más profundo sueño. Tengo curiosidad por saber que estará soñando, y si lo que sueña la hace feliz...

Pero no tengo que ser adivina como para saber que está soñando con él, con Jungkook.

A lo mejor por eso no quiere despertar... es eso, o es que bebió tanto y cayó en coma. Ambas teorías son muy probables.

-Te voy a guardar la comida en el microondas -susurre en su oído, creyendo que podría escucharme.

Esa capaz pasa un terremoto de 10.5 y tampoco lo siente, de lo rendida que esta.

Como sea.

Comí sola en la mesa, desanimada porque mi hermosa y perezosa amiga no pudo ver lo bella que me quedo la mesa. Recogí todo y coloque cada cosa en su lugar, guarde su desayuno en el microondas y me colgué el bolso en el hombro para irme.

Cerré la casa con llave, no me preocupaba por Daniela porque es mera obvio que voy a llegar del liceo y esa ni se paró de la cama. Y tarareando la canción que hizo llorar a mi amiga toda la noche, tome rumbo al liceo.

El vecindario donde vivía la profesora Valeria era muy hermoso, de hecho muy parecido al donde viven nuestros ambos profesores que nos ilusionaron y amargaron nuestras ganas de vivir.

Si, hablo de esos imbéciles.

Pero AJA, nuestro vecindario es más bonito.

Una camioneta azul freno justo frente a mí y casi se me sale el corazón por la boca.

-Hola bebé, ¿No quieres que te lleve?

Mire con asco al viejo dentro del carro, el cual me sonreía como si fuese él rey del universo. Lo mate con la mirada y pase por el frente de la camioneta para ignorarlo, siguiendo mi camino a la cera.

Pero el viejo verde, comenzó a perseguirme.

-Eres una niña muy bonita, a mí me gustan las niñas bonitas como tú.

Rodee los ojos y comencé a caminar un poco más rápido, pero este seguía persiguiéndome.

-¿No quieres recibir una buena paga? Por esa boquita, daría lo que sea.

El profesor JeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora