Capítulo 46

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Allí estaba yo, en la parrilla de salida metida en mi monoplaza, con las pilas recargadas gracias a un beso en la frente de mi madre.
¿Qué cojones haría yo sin ella?
Las luces del semáforo se apagaron, y salí disparada, aunque lo único que conseguí fue mantener mi posición, los Mercedes estaban muy fuertes.
-Buena salida Chloe- dijo mi ingeniero por la radio.
-No les llego ni a la suela de los zapatos, Guillaume.
-No me seas anda, que vas sobrada.
No respondí, porque se me había hecho un nudo en el estómago, y me daba miedo a lo que eso pudiera derivar.
Seguí centrada en la carretera, con algún contravolantazo en las curvas.
-¿Todo bien?- resonó mi radio.
-Te diré que sí.
Guillaume ya no contestó, y yo seguí a lo mío.
El circuito de Barcelona no era de mis favoritos, ni muchísimo menos, prefería mil veces Baku, o Singapur... Pero era lo que había, y joder, debía concentrarme, no llevábamos ni media carrera y yo ya estaba en las nubes.
Así, sin darme cuenta, empezó a llover, pero si el tiempo había pronosticado un día espectacular...
-Box, box- llamó Guillaume por radio.
-Copy.
En la siguiente vuelta hice un pit stop, lento donde los haya, esto iba de mal en peor...
Salí quinta, QUINTA, ¿acaso sabían lo que significaba eso? Llevaba a ambos Ferrari delante, iba a ser imposible hacer podio...
Cada vez me alejaba más del sueño de ganar en casa, ni siquiera estaba disfrutando la carrera, algo estaba mal en mí.
Por la mejoría de visibilidad, intuí que había parado de llover, pero por los quiebros que estaba haciendo en cada curva, supe que la pista todavía estaba encharcada, como no tuviera cuidado iba a trompear como una novata, podía imaginarme las risas de los chicos...
-Novoa, ¿cómo está la pista?
-Parece el Guadalquivir, Guillaume
-¿El qué?
-Que sí, ingeniero, que está muy mojada.
-¿Muy mojada cuanto?
-Como el Guadalquivir tío, como... una piscina.
-Ah, claro, pues en la siguiente vuelta: box, box.
-¿Cómo?
-Box, box.
-Copy- dije resignada.
No entendía qué pretendía mi ingeniero, pero agaché la cabeza y entré al garaje en la siguiente vuelta.
Casi me da una taquicardia cuando vi los neumáticos que pretendían ponerme. NEUMÁTICOS MEDIOS DE SECO. ¿Qué pretendía esa gente? ¿Que me matara? Era surreal ver los charcos del suelo, y los medios pasando por ellos, les parecería divertido...
En cuanto quité el limitador de velocidad y salí a pista, lié la de dios, dos trompos seguidos.
Cuando Guillaume intentó contactar conmigo, estaba yo descojonándome de mí misma, me reía por no llorar.
-¿Estás bien Chloe?
-¿Estás loco Guillaume?
Como esperaba, el chico no respondió.
Me apañé como pude, y cuando di otra vuelta más, y pasé por al lado de la salida del pitlane, vi el Ferrari de Seb, también con neumáticos nuevos medios, de seco...
Estaba claro, nos querían bajo tierra.
La velocidad que yo llevaba no era comparable con la de los Mercedes, ellos cogían las curvas de una forma espectacular, y yo iba a pasito de tortuga para no salirme de la pista.
-Bandera amarilla en pista, Chloe, Safety car.
-¿Qué ha pasado?
-Vettel.
-¿Qué le ha pasado?
-Se ha ido recto en la 4, contra las protecciones.
-¿Está bien?- me preocupé.
-Enterito.
-Pues menos mal, porque con estas ruedas que nos habéis puesto...
Guillaume ignoró el corte que le había dado.
Media carrera, menos mal, porque aquello se me estaba haciendo eterno.
Mis neumáticos ya se habían habituado al pavimento húmedo, pero yo seguía de los nervios, y con miedo a derrapar en cada curva.
Me encontraba en mitad de la tabla, escoltada por Carlos y... Nico, yo sabía que tenía potencial de sobra como para estar más arriba, pero las ruedas...
Confiaba en que me llamaran del garaje para ponerme unas ruedas más blandas, y poder volver a recuperar posiciones, pero como la llamada no llegó, hice yo solita todo lo posible por acercarme al podio.
Hamilton, Bottas, Leclerc, Max y yo, así iba la carrera. Necesitaba seguir avanzando, si quería hacer podio en casa, así que en la curva 10,me tiré por el interior, y conseguí pasar a mi compañero.
Se ve que eso en el equipo no les gustó, porque un par de vueltas más tarde, llamaron a Verstappen al box, y le pusieron gomas rojas.
Mis neumáticos no acabarían bien la carrera, pero tampoco me llamaban al garaje. ¿Era real? ¿Mi propio equipo me estaba haciendo un undercut?
-Guillaume- llamé.
El chico no contestó.
-Guillaume ten huevos de contestarme, ya he visto el undercut.
-¿Qué quieres?
-Paradme en la siguiente vuelta.
-No podemos Chloe, lo siento.
-¿Cómo? ¿Por qué?
-Has desobedecido órdenes de equipo, no debías pasar a Max.
-Yo llevaba más ritmo, quiero las gomas rojas.
-Las que tienes te llegan justas para acabar la carrera- mi ingeniero sonó cortante.
Esto estaba siendo surreal.
Que había incumplido órdenes de equipo, ¿quería ver más? Se iba a enterar con las órdenes de equipo.
Pisé a fondo, y adelanté a Leclerc como pude, lo eché un poco fuera de pista, pero creo que control de carrera no lo tuvo en cuenta.
Me iba a meter en el podio como fuera.
Quedaban pocas vueltas, cuando mi agresividad al volante me hizo pasar a Bottas en la 15, por el exterior.
No tenía ni puta idea de qué estaba haciendo, pero la rabia me podía.
-Chloe, ¿Qué estás haciendo?- preguntó mi ingeniero elevando el tono.
-Ganar.
No hizo falta más conversación, había quedado claro que no pretendía someterme a la merced del equipo.
Llegamos a la última vuelta, la recta final, y me dediqué a mi especialidad: písale y esquiva al de delante como puedas.
Gané la carrera, gané mi carrera en casa, y el único mérito, era mío.
Mis neumáticos estaban tan destrozados que no pude llevar el coche al podio.
Fui andando, no vi a mis mecánicos, ni a mis ingenieros, todos iban vestidos de Mercedes, por sus segundo y tercer puesto. No entendía nada de lo que estaba pasando, ¿tan enfadados estaban conmigo que ni siquiera iban a celebrar la victoria? Después de las pertinentes fotos y entrevistas, volví al garaje, allí no me esperaba nadie, absolutamente nadie.
Joder, eso sí que era triste.

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