Narra Chloe:
Sigo sin entender como pudimos llegar a aquella situación; casi media parrilla de Fórmula 1 encerrada en un ascensor del hotel.
Un ascensor enorme, eso sí, porque si no...
-¡Esto nos pasa por tu culpa!- gritó Max a un asustado Lando.
-Lo... Lo siento... Yo solo...- el británico temblaba.
-Ni lo siento ni mierdas, si no hubieras tocado nada ya estaríamos en el circuito- Max se estaba pasando.
Lando había retrocedido asustado hasta una de las esquinas.
-Verstappen, ya vale ¿no?- Carlos se incluyó en la conversación, abrazando a Norris para que se calmara.
Yo me acerqué al holandés, y dedicándole a Sainz una mirada cómplice, arrastré a Max a la otra punta del ascensor.
-No seas tan duro con él- le pedí.
-Es un crío- soltó, escupiendo las palabras.
-Tú eres otro crío, Verstappen.
El chico resopló, y mirándome a los ojos asintió resignado.
-Chicos, parece que va para largo- dijo Leclerc, colgando su teléfono móvil, y acercándose a Lando para abrazarlo.
-Joder...- susurró Seb.
-¿Qué pasa?- le pregunté.
-Que a este paso no llegamos a la carrera.
Efectivamente, quedaban escasas dos horas para el comienzo de la prueba, y casi la mitad de los pilotos estábamos atrapados en un ascensor, pintaba interesante el día...
Nos quedamos todos en un silencio sepulcral, cada uno inmerso en sus cosas.
Yo me había sentado en el suelo, y Seb, tumbado, apoyaba su cabeza en mis piernas mientras yo acariciaba su pelo.
Pensaba en mi madre, en lo feliz que la había visto de la mano del pez gordo de Mercedes. Era lo que quería ¿no? Verla feliz. Pero se me hacía tan raro... Toto era un buen hombre, nunca había tenido ocasión de tratarlo de cerca, pero ahora me había quedado claro.
Era inteligente, buena persona, divertido, atractivo... ¿Qué más se podía pedir?
Además, así tendría a mamá más cerca en mi trabajo, aunque la pobre mujer tuviera que clonarse para estar en tres escuderías a la vez; y digo tres, porque aparte de Mercedes y Red Bull, intuía que iba a pasar mucho tiempo en Ferrari, por Dios, ella adoraba a Seb, y eso me encantaba. Se habían caído muy bien, hasta hacían bromitas los dos, me hacía muchísima ilusión que tuvieran esa relación, la verdad...
En un momento dado, levanté la mirada, y mis ojos se encontraron con los de Nico, quien nos miraba con una sonrisa amarga, aunque no tardó en bajar la vista al suelo.
Lando y Charles estaban sentados en el suelo, dados de la mano, y mirándose como si fueran arte, eran tan monos...
Carlos jugueteaba con uno de los bordes de la alfombra, y Max y Dan lo miraban, dándose besitos de vez en cuando.
Pero nadie hablaba.
Y como aquel silencio me estaba poniendo de los nervios, hablé yo.
-Hola amigoos.
Ellos se me quedaron mirando.
-Hola Chlooo- se rió Dan.
-No me seáis sosainas, vamos a jugar a algo- dije.
-Ou, me gusta- dijo Carlos soltando su trozo de alfombra -Asamblea chicos-
Y en un momento estuvimos todos sentados en círculo.
-¿A qué os apetece jugar?- preguntó Dan.
-¿Os acordáis aquella vez en un hotel? ¿Cuál era?- preguntó Max.
-Prueba o verdad- reí mirando a Seb, sabía que él odiaba ese juego.
Él hizo un puchero, pero al final sonrió y me guiñó un ojo, dándome la mano.
-Como no tenemos ni botella ni nada iremos en orden- organizó Dan -Empezáis vosotros, tortolitos- dijo refiriéndose a Seb y a mí.
-Venga va, voy yo entonces- tomé aire -Prueba-
Vi a los chicos mirarse entre ellos, sonriéndose de forma extraña.
-Nono, la váis a hacer juntos- se rió Carlos.
Los chicos me daban un miedo brutal.
Seb abrió mucho los ojos y me miró suplicante.
-Cambiaos la ropa- dijo Dan.
-Toda- añadió Carlos.
-¿Toda?- pregunté.
-Toda- aclararon los dos chicos al unísono.
Mi chico y yo parecimos auténticos ninjas para cambiarnos de ropa intentando que no se nos viera nada, y digo intentando porque con las risas, seguro que se vio algo.
La ropa de Seb me quedaba grande por todas partes, y a él la mía le ajustaba mucho, aunque seguía guapísimo.
-No esperaba que lo consiguiérais, la verdad- se rió Dan.
-¡Besito, besito!- pidió Lando ilusionado, y cuando Charles se fue a acercar a él, Norris lo apartó con la mano -Tú no, pelma, ellos- se rió.
Nosotros riendo nos besamos entre aplausos y vítores de los chicos, y dejamos que el juego continuara.
-Te toca Max- le sonrió Dan pasándole la mano por el muslo.
-EH- se asustó Charles -Aquí las guarrerías en privado-
Como un resorte, la mano de Dan se retiró de su posición.
-¿Arriba o abajo Verstappen?- preguntó Carlos.
El holandés se puso muy rojo, más de lo normal.
-Pues... - dudó Max -Depende-
-¿De qué depende?- pregunté.
-Si es con Dan prefiero abajo- se sonrojó.
Se hizo un silencio incómodo, y tengo la teoría de que a todos nos invadió la misma imagen...
-Dejando de lado vuestros gustos sexuales de niños hormonados, ¿sois conscientes de que ya no llegamos a la Driver's parade?- dijo una voz en tono frío.
-¡Joder Raikkonen! ¡Qué susto!- dijo Leclerc, sujetándose el pecho.
-¿Cómo? ¿Cuánto tiempo llevas ahí?- Verstappen parecía sorprendido.
-El mismo que vosotros...- suspiró el finlandés.
-¿Cómo puede ser que no te hayamos visto?- preguntó Dan.
Kimi se encogió de hombros.
-En mi defensa diré que yo sí que lo había visto- intervino Seb.
-Pero porque tú estás loco por mí, y me notas en el ambiente- dijo Raikkonen, haciéndose el interesante.
-¿Loco por ti? Ya te gustaría- rió Seb -Me he dado cuenta porque hacía más frío que de normal, Iceman-
Ambos chicos rieron, se notaba que la complicidad entre ellos era máxima.
-A ver ese tonteito, eh Raikkonen, que voy a empezar a pensar que me quieres quitar el novio- me reí.
Kimi sonrió -Tu amiga Alex me gusta demasiado como para ir detrás del alemán este- dijo.
En el ascensor se hizo el silencio.
Y los ojos de Dan se clavaron inmediatamente sobre Kimi.
La verdad es que al finlandés no pareció importarle,
De hecho, sonrió victorioso,
Y si de sonrisas hablamos,
La de Ricciardo, la sonrisa eterna, se rompió en mil pedazos de repente, dejando entrever una mueca de dolor que me partió el alma.
Porque al fin y al cabo, fue Dan quien quiso esto, ¿no?