Capítulo 64

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Narra Carlos:
Me desperté por toda la luz que entraba por la ventana, aunque yo seguía con un jet lag que me moría.
A mi lado, Sasha seguía durmiendo, con el chándal y la camiseta de McLaren que le había dejado.
Estaba guapa, la verdad.
Me levanté con cuidado de no despertarla y me dirigí al baño.
El espejo estaba cubierto con una toalla, pero comprobando que la chica no me viera, lo destapé.
Y me miré a los ojos,
Siendo incapaz de mirarme a otro sitio.
Tomé aire y me esforcé por mover la vista.
Estaba despeinado, era lógico.
El pijama me sentaba bien.
¿No?
"No" la puta voz no, ahora no.
Me pasé la mano por el pelo y volví a respirar hondo.
"Ese pijama te hace gordo".
-Cállate- susurré.
"A ver si te cortas el pelo, te queda de puta pena".
¿Y si la sombra llevaba razón? Estaba empezando a ponerme nervioso.
Miré a Sasha, que seguía en la cama.
"Ella no quiere nada contigo, se quedó por pena"
Mierda Carlos, mierda...
Era verdad.
¿Por qué iba a quedarse si no?
Y yo haciéndome ilusiones, era un estúpido.
Abrí el grifo, y cogiendo agua con las manos, me lavé la cara, o la inundé, más bien, porque aquello pareció un tsunami.
Me había empapado, y la camiseta del pijama se me pegó a la piel, marcando mis músculos.
Me daba asco.
Cerré el grifo y volví a frotarme el pelo, haciendo presión sobre mi cabeza.
Me estaba conteniendo para no gritar.
Me dió mucho calor de repente, era insoportable.
Me quité la camiseta, por no decir que me la arranqué.
"Que asco das, Sainz"
-Cállate- mi tono de voz empezaba a subir, me estaba poniendo de los nervios.
Cerré los ojos con fuerza, y a tientas, recuperé la toalla para volver a tapar el espejo, así sería mejor.
"Cobarde"
-Déjame en paz- le rogué al monstruo.
Y él se rió con ganas, me vacilaba, jugaba conmigo todo lo que quería y más.
No aguantaba aquello.
"Das pena"
Era una tortura.
"Niñato"
No podía respirar.
"Eres ridículo"
Temblaba, no podía más, iba a explotar, allí, empapado de una mezcla de agua y sudor frío, apoyado en el lavabo.
Pero no lo hice.
No estallé.
Porque ella estuvo ahí para mí.
Sasha me abrazó por detrás.
Y la sombra se fue.
Y pude respirar.
-Venga Carlos, tranquilo- me susurró, sin dejar de abrazarme.
Y yo como un estúpido, me puse a llorar.
Ella me dio la mano, me llevó hasta la cama para que me sentara y se desplazó hasta mi mesilla, para coger el bote de mis pastillas.
-Ten- dijo al dármelas.
Y ni siquiera fui capaz de responder.

Narra Lando:
Estaba metido en el coche, pero no estaba tranquilo.
Carlos no estaba bien.
Me daba miedo que aquella sombra estuviera volviendo a acecharle.
La chica que tenía un ojo de cada color lo había traído.
Él estaba calmado.
Pero cuando la chica se fue...
Ay, Carlos, qué voy a hacer contigo...
La tercera sesión de libres se me pasó volando, el coche iba bien, y me sentía realmente cómodo.
La verdad es que la carrera pintaba bien.
-Hola cariño- Charles me besó la mejilla.
Me sonrojé como un niño pequeño.
-Charles... Nos van a ver.
Él me dio la mano y me llevó a la parte trasera del garaje de McLaren.
-¿Mejor?- me preguntó.
Asentí, y él, acercándome por la nuca me besó con cariño.
-Te echaba de menos- me dijo, sin apenas separar sus labios de los míos, para volver a besarme.
Me sabe mal decirlo, pero me olvidé de Carlos en cuanto mis labios se juntaron con los del joven Ferrari, todos mis problemas se desvanecían con él.
Lo quería, estaba claro.
-Charlie- dije separándome de él.
-¿Sí?- preguntó, volviendo a darme un beso corto.
-¿Te apetece comer conmigo?
A él se le iluminó la mirada.
-Claro, cielo- me sonrió, acariciándome la cara con la punta de los dedos.
Estábamos saliendo del garaje cuando vi a Carlos sentado en una esquina, con la cabeza hundida entre las manos.
Y paré en seco.
Charles se giró para mirarme.
-Ve con él, te espero en el restaurante- me sonrió.
Y yo no pude agradecérselo más.
Corrí hasta Carlos y lo abracé con fuerza, él no me esperaba, pero tras unos segundos, me correspondió el abrazo.
-¿Estás bien, Chili?
Él me miró, y aunque no dijo nada, pude ver en sus ojos que estaba destruído.
-Carlos, tienes que ser fuerte...- dije, besando su frente.
-Estoy cansado de ser fuerte, Lando.
-No digas eso.
Él se quedó en silencio.
No sabía qué hacer, así que aposté por lo fácil.
-Ven conmigo, vamos- le dije, tendiéndole la mano para que se levantara.
-¿Dónde vamos?- me preguntó cuando salimos del garaje del equipo.
-A la sala de prensa.
-¿Para qué?
-A buscar a Sasha.
-A Sasha no le caigo bien.
-Pero te ayuda, y a ti te hace feliz.
Él suspiró, pero no contestó.
Efectivamente, la chica estaba allí, y como yo ya intuía, no tuvo problema en ayudarme.
Le tocó hacer de niñera del pequeño Carlitos, que seguía totalmente aterrado.
Teníamos que hacer algo, pero aún tenía que pensar qué, y para eso necesitaba calmarme un poco, y crear esa desconexión que tanto añoraba.
Tras abrazar de nuevo a Sainz, me dirigí al restaurante del circuito, donde Charles me esperaba con una sonrisa de oreja a oreja.
-Ya estoy aquí, cielo- dije mientras me sentaba.
-¿Has hablado con Carlos?- se interesó él.
-Sí... Está pasando por una mala racha.
Charles bebió agua de su copa -Apóyalo mucho, Lando-
Por aquello me gustaba Charles, porque no se preocupaba por lo que yo hubiera podido tener con Carlos, o por lo que yo hubiera podido sentir por él. Le resultaba más importante el bienestar del chico, porque sabía, que eso al fin y al cabo, repercutía en como me encontrara yo.
Y yo por eso, solo podía estarle eternamente agradecido.

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